Al Alba.

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—Nos vemos en el punto, al amanecer de éste mismo día dentro de un año. Tengo que irme ahora...

Esas fueron sus últimas palabras. Jorge había esperado todo un año para volver a ver a Liz. Una chica muy especial a la que conoció en verano mientras estaba de vacaciones. No había dejado de pensar en ella. Era misteriosa, inteligente y sobre todo muy guapa. ¿Cómo no enamorarse de alguien así? Como un buen caballero del siglo XXI se enfundó sus mejores vaqueros y allí estaba. Los primeros rayos ya despuntaban en el manto de la oscura noche. El amanecer seguía su curso y Liz no aparecía. ¿Dónde estaba? ¿Se le habría olvidado? Cada vez más Jorge perdía la esperanza. Liz no vendría. No había nadie alrededor, "el punto" no era más que un antiguo parque olvidado por los niños cerca de una urbanización semiderruida. ¿Porqué iba alguien a recordar este sitio? Bueno, él lo recordaba. Una voz retumbó en los restos del parque. La sangré corrió a velocidad estrepitosa. Liz estaba allí. Ella se había acordado. Liz había venido. Sin pensarlo dos veces corrió a abrazarla. Cuanto tiempo, un año. Un año completo. Liz susurró algo... Un herido y débil 'Lo siento' antes de sentir una punzada en la espalda. Su querida Liz no... El dolor se extendió rápido. No por su cuerpo, sino por su corazón al partirse en mil pedazos, al menos moriría junto con la noche mientras el sol se levantaba al alba.

Descartes De Una EscritoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora