s y n o p s i s.

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Muchos de los sentimientos que un humano puede llegar a profesar por otro o hacia sí mismo vienen de los 3 originales: amor, odio y tristeza.
El primero suele llevar al tercero y luego al segundo, o el odio al amor y luego a la tristeza que el mismo acarrea. No hay punto de inflexión ni misericordia cuando hablamos de sentimientos, ni de racionalidades. Solo queda el olor, la sensación, el tacto de un momento que siempre supimos que no era eterno.
Así le ocurrió a Jubul.
Su vida había estado rodeada de amor, sin embargo no se daba cuenta del odio que acarreaba el matrimonio de sus padres y de la verdadera atmósfera triste que se respiraba al cruzar el umbral de la puerta del piso donde habitaba la familia.
La inocencia de dos pequeñas hermanas frente a un matrimonio lleno de palabras envenenadas y abusos era una batalla muy reñida, ya que refugiarse en el sentido de la nada es maravilloso.
Jamás nadie pensó que las niñas crecerían tan rápido y con ello sus ojos se abrirían al mundo de desastre que se cernía sobre ellas.
Así fue como a sus apenas 17 años Jubul se vio a sí misma tratando de proteger a su familia y a sí misma, dejando de lado la inocencia y plantándole cara a la vida.

Respecto a mí no debéis saber mucho, suelo ser algo general y presente en todas vuestras vidas, algunos claman por mí, otros no me quieren ni ver, a otros me los tengo que llevar demasiado pronto y en situaciones desesperadas yo no voy, sino que me vienen.
En el hilo argumental de una historia inacabada me presento como el ángel de la muerte presentando a su vez una de las historias más injustas y descorazonadas que he visto jamás, y a su vez mi historia favorita.

— Nunca quise que nada de esto terminara de esta forma. - Lo primero que se me ocurrió en mi último momento.

SUICIDAIRE .-mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora