Capitulo 2: Dime que sí

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-Oye...-Corrí tras esa rubia.-¡Rocío!-Grité. Ella seguía pasando de mi y el sol estaba muy presente, solo me resguardaba bajo mi capucha y mi gafas de sol. Aquella rubia iba a matarme.

-¿Qué?-Se giró de mala gana, su gesto daba risa más que miedo. Intentaba intimidarme con su mirada, pero ¡bah! ¿Qué iba hacerme? ¿Pegarme 4 tiros en el pecho? Como si eso fuera a matarme.

-Te estoy llamando.-Levanté un poco el mentón para que me viera la cara, al menos que viera que iba en son de paz.-Perdona por lo de antes... No quise decir eso... Ya sabes, la cerveza me pasó factura.-Mentí, el alcohol a mi no me emborracha, estaba cuerda y medí todas y cada una de mis palabras, una parte de mi quería convertirla y que viviera conmigo y gozara de la eternidad, pero rápido me arrepentí.-Deja que te invite a cenar.

Notaba el calor, a pesar de tener el 90% de mi cuerpo cubierto por mi ropa, notaba como me quemaba la piel. ¡Maldita rubia!

-No nos conocemos, ¿Cómo pretendes invitarme a cenar?

Chica rápida...

-Si nos conocemos, eres Rocío, estudias...-Hice memoria intentando recordar si me dijo lo que estudiaba. Fruncí mi ceño y negué un par de veces.-Bueno eso no importa, y trabajas aquí.-Señale el bar y con sumo cuidado me quité las gafas de sol.

Ella sonrío por unos segundos y yo la acompañé. Pasó varias veces su mano derecha por su pelo dorado. Estaba pensando entre sí decirme que sí o huir de mi.

-Te estás riendo.- Le dije señalándola.

Me embobé mientras ella terminaba de reír... ¡Dios! Su risa sonaba mejor que el último cuello que mordí.

-A las 20:30 termina mi turno, no llegues tarde o me iré.-Achinó sus ojos para intimidarme de nuevo.

-A las 20:00 estaré esperándote.- Sonrió de lado. Sin duda, tenía una sonrisa bastante atractiva.-Dime que no eres vegetariana...- Como no coma carne termina de matarme. Crucé mis dedos tras mi espalda y ella se carcajeo de mi estúpido comentarios. Hace más de 100 años que no tengo una "cita" ¿Cómo se debe de comportar una?

-No soy vegetariana.-Dijo antes de irse. Caminaba contoneando su cuerpo, el vaivén de sus caderas era hipnótico, al igual que sus ojos y su risa.

Cuando ella cruzó la esquina me quedé unos segundos mirando por donde ella se había ido, pero cuando note como me estaba quemando el sol corrí para meterme en mi coche. ¡Maldito sol! ¿Por qué dueles tanto?

(...)

-¿Qué tal la caza de ayer?- Me preguntó Sonia mientras bajaba las escaleras de la casa.

Ella y yo vivimos juntas desde hace 120 años, vivimos a las afueras de Alicante, lejos de las personas. Vivimos en un sitio donde sabemos que no tenemos que hacer mucho esfuerzo para controlarnos.

-Bueno...- Entré en la cocina y me serví un gran vaso de sangre. Al beber me acordé de Rocío, por su culpa estoy tan débil.-Digamos que ayer estuvo complicado.-Fui sincera, ayer solo me encontraba gente buena por las calles y luego me entretuve con Rocío más de la cuenta.

-Mírame a los ojos.- Me pidió tirando de mí. Nuestros ojos conectaron y enseguida frunció su ceño, ¿por qué? Simple, nuestros ojos se ponen muy claros cuando bebemos sangre humana, y los de Sonia tenían un tono azul muy claro, ¡se había jartado a beber!-¿Por dónde saliste?

-Llegué a un bar y me entretuve...-Me excusé, mentira no era.

-Me entretuve...-Repitió mi frase burlándose de mí. Ya le habría pegado un puñetazo si no fuera por mi debilidad.

-Por cierto, esta noche no me esperes despierta.

-Alba... Los vampiros no duermen por la noche.

-Ya, pero era para quitarte esa cara de idiota que se te ha puesto.

-¿Dónde vas?

-Creo que esta noche tendré suerte...


Muérdeme |Albocío|Where stories live. Discover now