Capítulo 1

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Existen historias que por mucho que lo intentes, no llegas a creerlas

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Existen historias que por mucho que lo intentes, no llegas a creerlas. Puedes inclusive llegar a pensar que son una completa locura.

No lo creés hasta que te llegan a ocurrir a ti...

Hace 12 años, mi madre y yo llegamos  a un pequeño pueblo a las afueras de Möbius. Un pueblo que a pesar de ser pequeño y no muy lleno de edificios era muy lindo... Viviríamos en una casa espaciosa, demasiado para mi gusto, ya que sólo seríamos mi mamá y yo. Pero claro, no podía quejarme.

El taxi se estacionó fuera de la casa en donde viviría, le ayudé a mi madre a bajar tanto mis maletas y cajas, como las de ella. Baya, si que las mujeres cargan demasiado.

Entre admirando todo el lugar, estaba vacía completamente... el camión de la mudanza aún no llegaba. Pero en ese momento dudé tremendamente  qué aunque cambiaramos todas nuestras pertenencias, ese sitio se llenase tan siquiera un poco.

Ese sería el inicio de una nueva vida...

~Narradora~

— Cariño, sube y escoge una habitación, no quiero que estes aquí cuando llegue el camión de la mudanza, puedes tener un accidente—habló la madre con un tono suave y tierno, acariciando con cariño la cabeza de su hijo.

— ¡Claro mamá! —chilló, se dio la media vuelta y corrió por los escalones, recibiendo un "ten cuidado" por parte de la joven de cabellos violetas, hizo caso omiso y miró las puertas de las habitaciones. Eran varias... En su antigua casa no había ni un cuarto de todas las puertas que aquí estaban, sonrió con malicia y corrió por el pasillo abriendo de puerta en puerta.

Ninguna le gustaba...

— Está pequeña —susurró observando la primera —, esta es rosa... Yiaj —frunció el ceño... No había tenido buenas esperiencias con ese color; miró por todas partes.

Guió su mirar hasta el techo, una puerta con un hilo atado, estaba pegada en éste, sonrió a medio labio y a vanos saltitos intento alcanzar el lasito...

Después de un par de minutos se cansó, observó el pasillo en busca de algo que le ayudara a alcanzarlo... Sólo había una escoba vieja y un pequeño peluche que cargaba él al llegar a la enorme casa, lo tomó y lo arrojó como si con este fuera a lograrlo... El peluche solo rebotó.

— Flappy malo —masculló entre un sin fin de tiernos pucheros.

— Cariño —se escuchó la voz de la madre quién subía las escaleras, topándose con el niño a la mitad del pasillo —, ¿por qué no has escogido tu habitación? —preguntó Eleena, se inclinó frente al niño y tomó de su mano.

— No me gustan —se cruzó de brazos —. Quiero saber que hay ahí —apuntó al lazito, haciendo que su madre lo mirara.

—. Oh... Ése es el ático —tomó el hilo y lo jaló, haciendo que una larga escalera se desenrollara hasta el piso. El cobalto sonrió y subió rápidamente, sorprendiendo a su madre, que sin hacerse esperar, subió junto a él.

Amor de niños [Shadonic]Место, где живут истории. Откройте их для себя