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PASADO

Se encontraba apoyado contra la base del tronco de un abeto mientras esperaba a que ella apareciera.

Largos minutos que parecieron una eternidad pasaron hasta que escucho el crujir de una ramilla, le alerto que ella estaba ahí.

Se cruzo de brazos y despejó la espalda de árbol, con sus ojos fijos entre aquellos árboles que formaban un refugio, la vio salir. aquellos ojos de un tierno verde parecían asustados, miraban con miedo a su alrededor para luego posarse en el.

Estaba desnuda, su piel blanca y suave expuesta a los pequeños rayos del sol, una cabellera larga y castaña caía hasta la pequeña cintura, pechos pequeños bien formados, guió su mirada hasta su hermoso rostro, pestañas tupidas que enmarcaban su hermosos ojos, labios rosados y tiernos.

— Tu debes ser Marrick...

Ella tenía una voz suave y exquisita.

— espera por ti...

Comino hasta donde estaba ella, le tapó la boca con su pequeña y frágil mano, aquellos ojos verdes brillaban con varias emociones.

— soy Arlhet, y a la que alabas no está aquí –susurro ella y él sólo se quedo en silencio– Arlhet es la que está aquí no la otra.

Asintió, si eso quería por el estaba bien, sin ningún problema. Se quitó la gabardina para colocársela a ella cubriendo su cuerpo desnudo.

— vamos, Damien estará muriendo de aburrimiento en la camioneta. –coloco su brazo sobre la delicada cintura para luego cargarla– no quiero que te lastimes.

No se sorprendió cuando Arlhet apoyó su cabeza sobre su pecho, camino con ella por el bosque hasta llegar a la camioneta donde podía ver a un Damien aburrió.

Al verlo su hijo abrió rápido la puerta y miraba curioso a la mujer entre sus brazos.

— Damien, ve al asiento trasero –ordeno a su hijo–

Cuando Damien obedeció coloco a Arlhet en el asiento con cuidado, le abrocho el cinturón para su seguridad, también lo hizo con Damien que protesto alegando que ya estaba grande.

— no refunfuñes Damien, un alfa no lo hace –riño– ¿no has puesto atención a tus clases de liderazgo?

— si, pero es que estoy cansado de ser un viejo...

La suave risa de ella calentó la estancia, noto que Arlhet se giraba para ver a Damien.

— si obedeces a tu padre hoy, el te dejara ir con tus amigos al bosque, Damien.

Damien miro sorprendió a Arlhet y luego a el.

— ¿lo prometes? –aquellos ojos como los suyos brillaron de emoción–

— si, pero tienes que hacerme caso Damien.

— bien, haré las cosas de ancianos que tu quieras que haga.

Negó, Damien no tenía remedio alguno para cerrar la boca cuando debía hacerlo. Cero la puerta y fue hasta su asiento, una ves adentro arranco la camioneta para luego irse de ahí.

La neblina se estaba haciendo más espesa eso significaba que el invierno estaba a la vuelta de la esquina y que tendría que estar ya preparado, mandaría a varios machos para que fueran por suministro a la ciudad, cortaría leña con otro grupo de hombres mientras las hembras se encargarían de cuidar a los niños y a hacer abrigos de lana.

— y....¿cómo te llamas? –pregunto Damien curioso después de unos minutos de trayecto en el camino– no te había visto... ¿Eres familia de mi mama?

3° La Luz de Mi OscuridadWhere stories live. Discover now