XXIX

807 94 1
                                    

No sé en qué momento me dormí, pero sé que me acabo de despertar en mi cama y que es de noche

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

No sé en qué momento me dormí, pero sé que me acabo de despertar en mi cama y que es de noche.

Me levanto e inmediatamente me tengo que volver a acostar por el mareo repentino. Cuando estoy acostado y el mareo ya ha pasado, noto que no estoy solo en la cama. Hay alguien a mi lado, abrazándome por la cintura. Mi primer instinto es levantarme e irme corriendo, pero observo más detenidamente y me doy cuenta de que es Lydia.

Al principio no entendía por qué estaba en mi cama. Luego caí en la cuenta de que, por más que para mí hayan sido un par de horas las que estuve fuera, para el resto habían sido semanas.

Me doy vuelta hacia su lado y la observo dormir. La miro hasta que la luz entra por la ventana, hasta que ella abre sus ojos y me mira de vuelta.

—¿Me has observado toda la noche?

—Sólo la mitad.

Ambos reímos y decidimos levantarnos e ir a clases.

Hacía ya muchas semanas que no iba a clases, ni siquiera me acordaba en que salón me tocaba. Parecía que habían pasado siglos desde la última vez que hice algo normal, algo que no esté involucrado con demonios y magia. Me sentía fuera de lugar, como si yo no perteneciera aquí.

En el aula no podía concentrarme, ni siquiera sabía de qué iba la materia o lo que decía el profesor siquiera. Así transcurrieron las horas. Y yo seguía sin poder enfocarme.

No pensaba en nada en particular. Pero cada vez que cerraba lo ojos veía a mi madre en el suelo del infierno con sangre negra brotando de su estómago, y a mi amigo apuñalándola. Sabía que no iba a librarme de esta situación, así como también sabía que no podía matar a mi madre o a Lucifer. Eso ya se escapaba de mi poder.

Así que sólo me queda esperar a que ellos sean los que vengan a buscarme, y cuando lo hagan, sé que van a lograr llevarme con ellos. De todas formas, dudo que yo me resista. Era inútil. Era algo que estaba fuera de mi alcance, el luchar contra mi "familia", así que si podía evitar que alguien salga herido, iba a hacer lo que esté en mis manos.

La última clase termina y todos salen. Yo los sigo. No porque tenga a donde ir, sino que es lo que todas las personas comunes, en su ordinaria vida, hacen y yo los sigo para hacer de cuenta que también tengo una vida ordinaria. Por una vez me gustaría saber qué se siente el ir a almorzar con tus amigos o salir con tu pareja sin tener que preocuparte por ver un espíritu, o ser secuestrado por un demonio.

Caminando sin rumbo llego a la biblioteca. No quería entrar por lo ocurrido la última vez... pero aún así me adentro, con la cabeza agachada, esperando que el bibliotecario no me reconozca.

Me siento en el lugar de siempre, una mesa naranja al fondo de todo. Finalmente, me doy cuenta de que no tengo nada para leer, ni tampoco quiero leer.

Ahora que la solución a mis problemas estaba fuera de mi alcance, sentía que no tenía nada para hacer. Era como si, una vez que cumplí mi objetivo de matar a Azazel, toda mi vida dejara de tener sentido.

Estaba por levantarme e irme a dormir, pero una repentina voz a mi lado hace que casi me caiga de la silla.

—¿Aburrido? —Me giro hacia la voz femenina. Esperaba encontrarme con Lydia o incluso con mi abuela (quien hace mucho no veía), pero había reconocido la voz, era inútil engañarme.

Cuando mis ojos se toparon con las hermosas y terroríficas pupilas de Lilith, me levanto tan rápido de la silla que esta cae al suelo, provocando que varias personas en la biblioteca me dedicarán miradas de odio. Caigo en la cuenta de que solo yo puedo ver a La Madre de los Demonios.

Me siento de vuelta. En ningún momento aparto la vista de ella, y ésta me devuelve la mirada divertida, aunque con una pizca de odio o resentimiento, no sabría decirlo.

—¿Qué haces aquí? —Hablo en murmullos tan bajos que apenas me escucho a mí mismo. No puedo dejar que la además personas piensen que estoy loco.

En el fondo me alegraba de verla (sí, suena descabellado) era como si ver a un demonio me haya aliviado, un día en mi vida no podía pasar sin que sucediera algo sobrenatural. Y aquí estaba.

—Si no tuviera órdenes, te mataría ahora mismo. —Su sonrisa no se borra en ningún momento, lo que hace que la frase suene más amenazante de lo que en realidad es—. Ya sabes, por lo de la última vez, nuestra pelea aquí mismo, en la biblioteca.

Señala alrededor con sus largos y esqueléticos dedos. No puedo evitar mirar hacia la estantería que habíamos destrozado, ahora un espacio vacío ocupa su lugar.

—¿Qué quieres? —Miro a todos lados. Calculo cuánto tardaría en correr hacia la salida sin que me haya cortado la garganta antes.

—Vendrás conmigo. —Se levanta y yo tengo que mirar hacia arriba para sostener su mirada—. Levanta.

Una risa histérica se escapa antes de que pueda impedirlo. Ahora si parezco un loco, mirando hacia el cielo y riéndome como un desquiciado.

—No iré a ninguna parte.

Lilith suspira y se sienta de vuelta, como si fuera un niño que tienes que convencer. Aprovecho que se ha vuelto a sentar, que está distraída, y me levanto rápido, corro hacia la puerta de salida tan rápido como puedo. Intento encontrar algo de magia en mí, algo que me permita ir más rápido, pero ni siquiera sé si algo así existe.

Cuando paso a alta velocidad por la recepción de la biblioteca el bibliotecario me grita:

—¡Eh, tú, no  corras! —Cuando mi mirada se cruza con la de él, creo que me reconoce porque sus ojos se abren de sorpresa. Sabe que soy el chico que destruyó una estantería y varios de los libros.

Cuando llego a la puerta, volteo hacia atrás y veo que no sólo me sigue Lilith con una mirada de furia en su rostro, sino también el bibliotecario. Genial.

Corro por el pasillo. No pienso hacia dónde ir, simplemente corro. Sin pensarlo, me detengo frente a la puerta de mi dormitorio. Sé que una puerta no va a detener a Lilith, pero quizás despiste al bibliotecario furioso que venía detrás de mí.

Recupero el aire apoyado contra la puerta cerrada. Todo está increíblemente silencioso y tranquilo. Parece mentira que hasta hace unos segundo estaba siendo perseguido.

Levanto la vista. En la habitación se encuentra Logan, que me mira sorprendido desde su lugar en el escritorio.

Me aparto de la puerta, creyendo que el peligro había pasado.

—¿Qué ha pasado? —Pregunta mi amigo.

Estoy por explicar la situación, pero en ese momento veo mas allá de él, detrás suya. Él sigue la línea de mi mirada y ahora ambos nos encontramos mirando a Lilith.

—¿En serio ibas a esconderte aquí? Es el primer lugar en el que busco. —Sus ojos caen en mi amigo, que mira estupefacto hacia la demonio. Cuando Lilith habla se dirige hacia Logan—. Creo que no hemos tenido el placer de conocernos. He conocido a tu padre.

Ante la mención de Azazel, Logan parece reaccionar y se levanta rápidamente pero Lilith lo toma del cuello antes de que mi amigo logre alejarse.

—Sueltalo. —Digo inmediatamente.

—Tendrás que venir conmigo si no quieres que algo terrible le suceda a tu amigo brujo.

Dylan.Where stories live. Discover now