La primera inclinación hacía el Emperador.

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El basquetboll era la cosa que más amaba cuando apenas conocia de los placeres de la vida cuando entre a la secundaria.

Siempre acudía a las prácticas, y al salir de los entrenamientos practicaba por mi cuenta para mejorar mis habilidades en aquel deporte que tanto me gustaba, me esforzaba tanto que me era imposible terminar adolorido por el exceso ejercicio.

Pero pesé a mi esfuerzo y el de todos mis compañeros, nuestra secundaria no entraba, ni se le acercaba a la lista de los 50 mejores del país.
Sin embargo, había un equipo que simplemente opacaba a todos los demás.
Era como si sólo importase ese instituto a todo Japón, y sus razón sobraban.

No era como si el entrenador fuese la pieza importante de su grandesa, o los Senpais de aquel equipo, sino 5 pródigos que conformaban el mejor equipo de secundarias en todo Japón.
5 personas que iban de mi misma edad, pero que sin embargo eran lo mejor de lo que podias escuchar de este deporte recientemente.

Conocidos por todos como "La generación de los milagros".

Cuando fue su primera temporada de campeonato, no muchos sabían de ellos, pero tras ver sus habilidades durante ese torneo y su victoria inegable, era imposible no encontrar conversación en dónde no hablaran de ellos.

Eran tan impresionantes que tras eso, todos sus partidos eran transmitidos por TV.
Algo que me permitía admirar por mi cuenta la grandezas de los jugadores.

Siempre que les miraba jugar, podía sentir el ardor en mis mejillas y la sensación en mi estómago por la emoción.
No podía creer que esos chicos tuvieran mi misma edad e hicieran cosas tan increíbles.

Desde las eliminatorias hasta los campeonatos, en ningún partido perdían, ni siquiera los puntos del equipo contrario quedaban tan cerca del resultado de Los milagros.
Parecia como si ese equipo estuviese destinado a ganar.

No me despegaba del televisor cuando era transmitido algún partido.
Verlos era como probar el más grande placer del baloncesto.
O algo así.

Sin embargo, poco después, descubrí que habia algo más que mortales jugadas y habilidades extraordinarias.

Al principio intente creer que confundía la emoción de mirar los partidos, con la sensación que sentía al seguir con la mirada a todo momento a uno de los jugadores.

Intentaba convencerme de que era admiración hacía las habilidades de todos ellos y que la habilidad de él me había atrapado en especial.
Pero ese había sido el principal problema.

Todos ellos tenían una habilidad que les hacía sobre salir y encajar en el equipo, haciéndolo increíble.
Pero no llegaba a una explicación clara para justificar mi insistencia en darle la mayoría de mi atención.

Por más que intentaba encontrar su habilidad, no lograba hacerlo.
No era exactamente alto, veloz, o musculoso, simplemente él podía hacer lo que le apeteciera, abriéndose paso entre los jugadores, con sólo poner un pie en el territorio contrario, los hacia caer.
Los jugadores cedian sin poder hacer mucho, y eso era algo que me hacía sentir que la respiración me faltaba.
Era obvio que él era quien dominaba los partidos, aún con esa mirada indiferente o poca actividad en el juego, era fácil saber que estaba seguro de su victoria.

Siempre que pensaba en él, una reacción incontrolable surgía en mí.
Lo sabía y admitía, pues cada vez que lo miraba, mi corazón se aceleraba de la emoción y mi cuerpo se debilitaba.
Mi estómago se resolvían cuando lo veía o escuchaba a alguien hablar de él.

Durante los 3 años siguientes de secundaria, le seguí el paso a la generación de los milagros.
Miré la mayoría de sus partidos.
Lo miré a él.

Y poco me costo saber que su nombre era Akashi Seijuuro.


Antes de las vacaciones de verano, algunos chicos de mi clase que igual eran unos otakus del basquetboll y yo, nos reunimos para ir al ultimo partido de la secundaria Teiko en el que estaría la generación de los milagros.
Estuve tan emocionado que no pude dormir durante toda la noche.
De tan sólo pensar que viviria y apreciaria en persona un partido de aquel equipo me emocionaba tanto, pero era algo más lo que me hacía temblar de la emoción.

Mi condición se alteró aún más cuando los jugadores salieron a la cancha, siendo él, inconsienmente el centro de mi atención, una atención muy diferente que provocaba  por ser el capitán del equipo.
La sensación fue totalmente diferente a mirarlo detrás de una pantalla.

Por un instante el miro hacía el público.
Sabía que no me notaria entre todos, pero me basto con el pequeño instante en el que sus ojos recorrieron las gradas, pasando por mi lugar para hacer que mis piernas temblaran y mi pecho se agitara.

-¿Qué es esta sensación?-

A pesar de que el partido había comenzado y el balón se encontraba ya encestado, mi cuerpo no reaccionaba, y sólo insistía en mirarlo a él.

Después de 3 años sabía que esto ya no se trataba de pura admiración, esto era algo diferente, algo de lo que me había dejado llevar, algo que me estaba consumiendo.

Algo que se iba más a lo romántico.

Tenía que arreglar esto, pues yo no tenía ese tipo de preferencias, aunque en realidad jamás nadie me habia marcado así y podía ser eso el inició de algo.
A pesar de ello sabía que tenía que aclarar mi mente e intentar dejar de seguir a ese chico.
Pues era un hombre, pero aparte de ello era un jugador de Teiko, era el heredero de la família Akashi, era alguien inalcanzable.

Aún teniendo ese tipo de cosas cruzando por mi mente, en mi pecho me era imposible oprimir la emoción de mirarlo.
Durante esto tres año habían crecido fuertes sentimientos hacia el capitán de Teiko.
Y yo en ningún momento me había resistido ello.

Debía sacarlo de mi vida y borrar todo tipo de sentimientos romántico que sentía por él.
Estaba decidido, debía concentrarme en mi futuro equipo de baloncesto y dejar todo eso a un lado.

Era tan raro tener ese tipo de sentimientos por alguien a quién apenas has mirado, con quien no has cruzado palabra alguna y quien ni siquiera es consciente de tu existencia.

Esta sería la ultima noche en la que le miraría dejando que mi corazón latiese con tal fuerza.

Cediendo al emperador // Akafuri.Where stories live. Discover now