Cediendo al emperador // Akafuri.

Indesicion por el emperador.

Ya hacía algunos meses que había ingresado a Seirin, y con ello, también ya había pasado tiempo desde que había estado con mi nuevo equipo.
La bienvenida, integración y preparación fue rápida, algo que era poco común en un equipo tan reciente, y aquello; el efuerzo, dedicación y entusiamo de todos me hacía estar más seguro sobre mi decisión que había tomado por entrar en esta preparatoria.

Tan pronto como nos dieron los uniformes, la entrenadora nos consiguió un partido de práctica con una de las mejores preparatorias de la región, el Kaijo, en donde rivalizamos con oponentes dificiles, como lo era su capitán Kasamatsu-Senpai, y en realidad todos en el equipo, pero en dicha escuela había un miembro que me había provocado un estremesimiento al saber de quién se trataba.
Aun pareciendo irreal, pero en mi camino ya se había cruzado otro ex miembro de la Generación de los milagros.
Kise Ryota.

Desde ese punto, o mejor dicho, a partir de ahí me convencí más de que mi mayor, pero más deseado temor, podía volverse realidad.

Pero las cosas y mis planes no cambiaron desde Kise, sino desde el momento en el que, dentro de Seirin se presento un chico de tan poca presencia que no muchos lo notamos hasta que hablo, tanto que cualquiera podía pasar de alto aquella fastasgorica persona.
Sin embargo, mediante hablaba, las emociones e ideas explotaron en mi cabeza.

El chico peliceleste dijo haber cursado la secundaria en Teiko, pero eso no era lo destacable, sino el hecho de que él había pertenecido al equipo más importante que hasta entonces había tenido esa escuela, dandonos a conocer que él había sido un miembro de la Generación de los milagros.

Internamente, un sutil destello de alegría, que se asemejaba más a la ilusión, me provoco una aceleración tremenda en el corazón.
Pues de alguna manera, el tener cerca a Kuroko me hacía sentir que ahora era accesible la posibilidad de tener cerca al pelirrojo a quién, demasiado novato con el interes romántico y confundido, había amado durante estos ultimos tres años.
En lo único en que había pensado desde ese momento hasta entonces, era en que las cosas ya no parecían tan complicadas, de hecho me sentía un poco entusiasmado nuevamente con el ex capitán de el equipo de baloncesto de Teiko.

Y si, otra vez comenzaba a surgir ese sentimiento asfixiante del que había tratado de huir desde el momento en el que pise la salida del estadio en donde había visto a Akashi en persona por primera vez.
Si, otra vez los latidos de mi corazón se descontrolaban como si de un Chihuahua fuese.

A la vida le gustaba bromear, y vaya que en el momento preciso.
Antes de que me convenciera del todo en renunciar al pelirrojo, con el pretexto de que no era nada más que un sueño, frente a mí aparecían estas dos personas, que de alguna manera su presencia me hacía creer que estos sentimientos no estaban destinado a ser sólo míos.
Qué por muy minúscula y patético que fuese la oportunidad, estos pudiesen ser descubiertos y comprendidos por Akashi.

-Furihata-Kun.-

-¿Y si estoy pensando de más?.-

El estar solo en medio del GYM en plena oscurodad era un buen lugar para procesar las cosas.
Respire suavemente, no sabía por que, pero el simple hecho de pensar en Akashi me provocaba un placer tan necesario, de esos que sientes cuando escuchas tu canción favorita, o encuentras un objeto perdido, un placer simple pero significatico.

-Furihata-Kun, las llaves.-

-Después de todo, fue una suerte que Kuroko estuviera en el mismo Instituto que yo, y además el Kaijo es un istituto cercano.
Lo más probable es que estas sean pueras coincidencias.!

Me decía a mi mismo, manteniendo una charla de entre mis pensamientos internos y el yo confundido.

-Furihata-Kun.-