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¡Abajo todos! - grita uno. Las pocas personas que se encontraban a esa hora de la mañana se tienden sobre el suelo, sin reclamar. Una mujer grita, el tipo enmascarado coloca el arma sobre la cabeza de esta. - o dejas de gritar, o te lo pasas mal. - le amenaza.

- Dame el dinero. - uno de los tres, se encontraba dialogando con otra cajera del lugar. - ¡que me lo des, joder! -grita. La cajera se asusta y tira todo el dinero hacia la bolsa del tipo. El dinero cae, el tipo enmascarado sigue avanzando hasta llegar a la caja de Sara.

- Ayúdame... - me susurra ella.

- Ayúdame tú. - le digo yo. De un momento a otro, ella no entiende nada. Está confundida y me lo hace notar. Vuelvo a mirarla, ha reconocidos mis ojos y saben perfectamente lo que voy a decirle. Y eso mismo hago, Ryan me alcanza un bonito revolver. Lo atrapo. Sara me mira. Está a punto de ponerse a llorar. - lo siento mucho, enserio. -me coloco una máscara también. Solo ella sabe quién soy.

Le apunto la cabeza, mientras Ryan se encarga de desbalijar cada espacio de las cajas fuertes. Pero aún falta la mayor. La que está justo detrás de las cajas menores.

- Dime la clave. - le digo aún estando tranquilo.

- Yo... yo no lo sé... te lo juro... - dice con dificultad. No miente. Su voz está temblando y sus ojos están a punto de llorar. Me quejo por dentro, ¡es ella quién debería saber las combinaciones! ¡nada debería estar fallando! La tiro contra el suelo y vuelvo a apuntarla sin temor alguno.

- ¿Quién sabe las combinaciones? - le pregunto gritando. Ella se asusta aún más, niega con la cabeza mientras sus lágrimas empiezan a caer descontroladamente. - ¡dime! - grito una vez más.

- Yo...

Una voz detrás de mí hace que voltee en el acto sin dejar de apuntarle a Sara. Es un hombre está tendido sobre el suelo con las manos amarradas sobre la espalda. Levanta la mirada. No puede verme, estoy encubierto. Pero yo sí a el Es diferente. Me fijo en sus ojos. En su boca. En su piel. Trago saliva. El no está en mis planes... no lo he estudiado y mucho menos. Algo falla, ¿es nuevo? Mojo mis labios. Joder, es preciosa.

- Levántate. - le ordeno, pero tengo que ayudarlo. Cojo su brazo bruscamente y el se levanta con dificultad. Lo he tocado. Hago que se acerque a mí a propósito, empujándolo con la fuerza de mis brazos. El no puede verme. Pero trata de buscar mis ojos. Los encuentra. Nos estamos mirando. Giro su cuerpo rápidamente y bajo la mirada para fijarme en su bonito cu.lo Estoy oliendo su cabello. Frutas. Es delicioso. Me encanta. Sí, sí... me encanta. - ayúdame con esto, y no te pasará nada. - logro decirle. El cierra los ojos con fuerza, sus manos están temblando. Me doy cuenta que todos - Ryan, Chaz y Travis- me están mirando, todo depende de mí y de las combinaciones que el sabe para abrir la caja fuerte.

Caminamos juntos, el pegada a mi cuerpo y sin despegarse. Llegamos a la gran caja fuerte sin problemas. Ryan le grita a un par de personas que no dejan de llorar. Los demás se dedican a amenazar y a calcular el tiempo que tenemos para salir de ahí antes de que la policía llegue. Entonces... se pone a llorar.

- No puedo... - susurra, baja la mirada y deja que sus lágrimas caigan. Está nervioso

Hazlo. Puedes. Haz que esta tarea sea sencilla para mí, no quiero hacerte daño. Cojo su mano derecha, junto a la mía se quedan unidas por un buen rato. Siento su calor. Lo coloco contra el resalte de la caja fuerte. Está temblando. Pero logra poner la combinación y el pestillo se desbloquea. La puerta se abre. Ryan y Chaz entran de inmediato, cogen lo que pueden y salen.

Hay una puerta trasera. Justo como lo estudié. Travis la abre y los demás salen a una velocidad máxima. Y yo... yo lo suelto, lo dejo ir, a pesar de que está llorando. Lo tumbo sobre el suelo. Lo miro una vez más... el no puede verme... no puede saber quién soy... me está mirando... lo extraño es que ninguno de los dos imaginó que después de ese día, de ese momento, las cosas cambiarían para siempre.

pecado (joshler)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora