________ observe el brillante anillo en su dedo anular. Casada. Estaba casada. Y con Justin, el que siempre ha sido el motivo de sus ensoñaciones. Justin pasó las manos por sus hombros mientras le brindaba pequeños besos en el cuello. Embobada, ________ observó la habitación: la cama, el suelo y la coqueta estaban repletos de rosas rojas, la habitación iluminada por las velas y el aroma de las rosas impregnaba el aroma.
— ¿Qué le perece la habitación que he preparado para nuestra noche de bodas, señora Bieber?
________ soltó una risilla.
—Mm, empieza a gustarme eso de ‘señora Bieber’.
Justin sonrió sobre la piel de su cuello. Ella cerró los ojos, disfrutando de esa caricia.
—Justin…
— ¿Mm?
— ¿Cómo vamos a decírselo a nuestros padres?
La aferró a su cuerpo, abrazándola por la cintura.
—Simplemente le decimos: “Estamos enamoradas y decidimos casarnos”.
— ¿Así nada más?
—Los dos sabemos que ellos van a enfurecerse. No importa como se lo digamos.
La hizo girar, para tenerla delante de él. Poseyó su boca en un segundo, aferrándola desesperadamente contra él. La guió lentamente hasta la cama. _______ suspiró cuando su espalda se acomodó a perfección sobre ella. El cuerpo de Justin quedó sobre el suyo, mientras su boca caliente la besaba con impaciencia. Deslizó los labios hasta la carne expuesta de su cuello, saboreando lo exquisita de su piel.
—Justin —musitó en súplica.
Justin gimoteó de frustración.
—Cielos, _______ ¿Ahora? Te deseo, _________.
_________ soltó una risita. Acarició con sus dedos su rostro, acercando su boca a la de él.
—Estoy lista, Justin. Estoy lista para ti.
Y en medio de un beso se fundieron en uno, dejándose llevar por la pasión de un dulce amor.
