Capítulo 11

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La primera cosa que vi cuando desperté fue los ojos dorados de Sesshomaru.

— ¿Hace cuánto tiempo estás despierto? – inquirí mientras me aproximaba más a él.

— Desde hace unas horas. – me contestó tranquilamente al mismo tiempo acariciaba mi pelo.

— ¿Porque no me despertaste antes? -reproché

— Porque, como tú sabes, me encanta verte mientras duermes.

Se inclinó para besarme, e iba hacer más, pues sus manos ya estaban acariciando mi cuerpo y ya se encontraba sobre mí, pero alguien tocó en la puerta.

— ¡Hermana, cuñado! El desayuno está listo. – nos llamó Sota.

— Ya vamos. – le contesté, para después levantarme contra la voluntad de Sesshomaru, pues tuve dificultad en salir de debajo de él.

Me estaba vistiendo cuando noté que Sesshomaru estaba todavía en la cama como una estatua, me quede preocupada.

— ¿Qué te pasa? – le cuestioné al mismo tiempo que me sentaba en la cama.

— Él me llamó cuñado... - lo afirmó pensativo.

— ¿Y?

— No lo estaba esperando...

Sonríe, ¿era por eso? Continué a vestirme y el yōkai a mi lado hizo lo mismo, para bajarnos para desayunar. Toda la familia nos esperaba. Corrí hasta Sōta para abrazarlo con todas mis fuerzas y cubrirlo de besos.

— Hermana, ¡me estás aplastando! – lo dice mientras intentaba separarse de mí.

— Pero es tu cumpleaños y hago esto todos los años. – lo miré y retiré una caja de tras de mí y la dar —. ¡Feliz cumpleaños!

— ¡Gracias hermana! – cuando abrió el presente su sonriso de alargó más, pues era lo juego que él tanto quería, me abrazó con mucha intensidad —. Muchas gracias, era mismo esto que quería.

Me alegraba escuchar eso, dirigí mi mirada hasta Sesshomaru y noté que él nos miraba con un sonrisa en sus labios. El día pasó rápido, nos divertimos mucho, comimos mucho pastel y chocolate. Y descubrí que a Sesshomaru le encanta el chocolate negro, por eso decidí llevar mucho para la otra época, era una buena manera para sobornar lo.

Pero ya estaba en la hora de regresar, decidí regresar con ellos, Irasue ya nos estaba esperando en el pozo por eso fue a llamar Sesshomaru. Lo encontré hablando con mi hermano cerca del árbol sagrado. Parecían entenderse perfectamente.

— ¡Sesshomaru! – el yokai rápidamente me miró —. Tu madre nos está esperando.

En segundos ya estaba a mi lado, y mi hermano lo miraba fascinado. No era todos los días que veía uno yōkai usar su velocidad sobrenatural.

— Adiós cuñado, regresa en breve para que me cuentes más historia. Adiós hermana, ¡cuídate!

Me encantó su manera de despedirse de nosotros, y parecía que mi hermano y mi compañero se entendían bien, eso me dejaba muy feliz. Prometí regresar en breve y acompañada por ellos, pues mi madre y la madre de Sesshomaru se tornaran buenas amigas y quieren volver a encontrarse.

Ya en la otra época y en el castillo fuimos recibidos por Zen, Jaken y Rin. De inmediato Zen se acercó a mí para entregarle las cosas que prometí, gracias a Sesshomaru conseguí traer todo.

— ¡Ya te extrañaba Kagome! – me saludó Zen con un sonriso —. ¿Has traído aquello que me prometiste?

— Si. – le entregué algunas cosas —. Aquí tienes.

Sesskag: El Amor floreceWhere stories live. Discover now