La esperanza del futuro

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Llegamos hasta una casilla de parada donde el tren se detenía para subir frutos y pasajeros. Al igual que las vías, su estado se mantiene más o menos bien pese al evidente abandono del material. Con algo de preocupación en sus voces los niños me preguntan qué haríamos si en ese momento se apareciera de improvisto un tren, los tranquilizo diciendo que por ahora no hay tráfico en las vías, sin embargo les digo que sería lindo volver a ver por ellas pasar a los trenes diariamente en el futuro, volver a sentir el pitazo de las locomotoras despertándonos a todos de este sueño lleno de imágenes descoloridas con que nos abruma el presente, además todo un pueblo se alegraría también por volver a escuchar la estridencia de la campana de la estación de AFE de Mercedes anunciando el inminente arribo o partida, a la hora tal y cual, de una formación ferroviaria a remolque de poderosa locomotora, la que, de seguro, será increíblemente moderna, pero su encanto será el mismo que tenían las antiguas.

Un tren en marcha siempre ejerce una fascinación poderosa en quien se detiene y se deleita en verlo pasar. La gente saludaba su rítmico traqueteo y los conductores desde el misterio de la gran cabina respondían gentilmente haciendo sonar varias veces la gran bocina espantando a cuanto bicho anduviera cerca de las vías.

—¿Acaso ese tren del futuro, como en mis tiempos, a la gente también ponga su paso una mota alegre en sus corazones, alegría y esperanzas en grandes y niños como ustedes mis queridos nietos? ¿Qué les parece? —les pregunto rompiendo el sortilegio del silencio (cosa extraña en ellos) con el que me habían escuchado.

—Qué lindo sería, abuela, que los trenes volvieran a Mercedes y nosotros, como papá cuando era chiquito, poder también ver viajeros en sus vagones —me dicen entusiasmados, alegrados por la esperanza que les pintó el imaginario parloteo de su abuela.

Ahora ya me comienzan a doler los pies y ellos muestran sus rostros rosados por el sol, y digno del cansancio también, entonces dirigimos nuestros pasos a casa, entramos desandando el camino y en silencio, que ya habíamos hablado bastante.

Había sido para todos y por todos una tarde perfecta.

Por las vías del tren, una tarde perfectaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin