Parte: 7 Steve

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Camino parsimoniosamente por aquellos pasillos que iban oscureciendo a medida avanzaba, toco una de aquellas paredes con sus dedos desprendiendo un poco de pintura en el proceso.

Aquellos pasillos eran estrechos laberintos que solo agrandaban un su tamaño al llegar frente los espacios donde estaban colocadas algunas habitaciones.

Color del ónix unas cuantas y oro las otras, un contraste hermoso a su parecer.

Suspiro en deleite con el eco que se producía a sus pasos, él era uno con aquel lugar tan extraño.

Camino por varios minutos disfrutando de ese ambiente pesado y triste, le encantaba, amaba esa sensaciones que producía aquel lugar, la mayoría pensaría que estaba loco pero no sabían de los pequeños placeres que podría producirse en esos lugares, todas las emociones para él eran placenteras y está en particular, la tristeza, podía ser la más explotada, la mejor del ser humano pues podía llevarle por rumbos infinitos.

Detuvo sus pasos frente una de aquellas puertas abiertas y se adentró despacio contemplando todo lo que había en ella.

Se acercó a su igual y admiro junto a él aquello que deseaba y no podía poseer, sonrío levemente y le vio de reojo.

-Cuanto tiempo planeas estar aquí?

No recibió respuesta y negó levemente mientras llevaba su mano al hombro del contrario.

Tenía que decirle porque él no podía hacerse cargo de esa situación solo, los dos habían iniciado esto y los dos tenían que decidir en algo tan delicado.

Vio la imagen de aquel futuro deseado esfumarse quedando ambos en un cuarto vacío, bajo su mano de aquel hombro y se encararon.

Noto que esos ojos iguales a los suyos diferentes esta vez, al parecer de verdad no quería saber nada, suspiro y negó de nuevo, no podía dejarle solo en esa decisión, él como el otro, se conocían lo suficiente como para saber que no era bueno solo dejarle decidir a él.

Porque si la decisión fuera plenamente de su persona, terminaría todo en una masacre sin sentido, todo para obtener lo que deseaban, porque a él no le importaban los medios, porque él era posesivo y enfermo.

-De que quieres hablar?... Tú raras veces te diriges a mí

Sonrío ladino a ese comentario, era en gran parte verdad, ninguno de los dos se hablaba si no era necesario, ambos se habían cansado del otro.

-es sobre Tony

El otro pareció procesar lo que dijo, Steve estaba muy dañado aun como para hacerle frente a todo en su vida, por eso estaba aquí, por eso nació él.

La mente era prodigiosa en todos los aspectos posibles, Steve había decidido esconderse en ella, pero la vida seguía y el noble Steve Roger no podía dejar que los esfuerzos de todos por re-adaptarle fueran en vano, y he ahí su nacimiento.

Por eso estaba ahí, era la antítesis de Steve Roger, él era "el capitán" el que navegaría ese "barco" llamado cuerpo cuando Steve no pudiera más, cuando la tristeza le ganara y no pudiera moverse a causa de la misma.

Todo iba bien, ambos se comprendían aunque no compartían los mismos ideales ni la misma forma de ver el mundo, pero ambos se ayudaban. Todo se fue al caño cuando Steve se enamoró.

Porque sí, se había enamorado aunque él no quisiera admitirlo y a él, producto y parte de Steve, le daba curiosidad, en parte porque en esa época de subida emocional no tuvo derecho a salir, y felicidad por el rubio.

El problema surgió cuando Steve se dio cuenta, por fin, que estaba enamorado, lo vio caer en un conflicto emocional y de prejuicios, porque el rubio era un hombre de época antigua contrario a él que fue creado como un hombre moderno para hacer más viable la existencia de rubio.

En un ataque de pánico Steve le conto todo, se desahogó con él que era el único que podía entenderle.

Le consoló, fue lo único que pudo hacer por él pues no entendía del todo la situación, y en un descuido del rubio, en un momento de caída existencial, se apodero de ese cuerpo... Y vio.

¡ho! Dioses! Sí que vio, y entonces comprendió a Steve, lo comprendió aunque no lo compartió.

Aquel hombre castaño de ojos chocolate, aquel hombre de coqueteos incesantes y naturales en su ser, aquel genio que se le iluminaba el rostro hablando de cosas que él no entendía, mucho menos Steve.

Aquel huracán llamado Anthony que desbasto todo en él.

Y entonces secretamente se enamoró, no se lo conto ni a Steve que estaba tan mal en ese momento, no se permitió más que observar aquello de lo que ambos se habían prendado.

Más tarde, con el tiempo y con lograr aceptar las circunstancias a Steve, se lo dijo, se confesó como una vez lo hizo el rubio, con la variante de que él solo se emocionó y no tuvo los conflictos que el otro sí.

Ambos se aceptaron, ambos decidieron compartir ese sentimiento y a esa persona a quién era dirigido sus afectos.

Ambos viajaban por igual en esas emociones de amor y desazón al no ser confesado. Ambos eran buenos, ambos eran parecidos y diferentes a la vez, ambos se comprendían.

No mentía cuando le dijo a Anthony que él le dio nacimiento, no su ser inicial, ese fue Steve y solo Steve el causante, no, hablaba de su ser pleno que era mucho más completo. Todo fue y es por Anthony.

Había convencido a Steve que se declarara, porque quería verle feliz, porque así ambos podrían amar plenamente a aquella castaña tentación.

Pero no resulto como espero, tampoco es que Steve esperara mucho, el rubio podía ser algo pesimista a veces.

Y fue entonces que dejo de ser uno con Steve, se volvió dominante y cruel, calculador y manipulador, porque Anthony sería suyo, solo era cuestión de planear todo de manera precisa.

¿Steve? Pues Steve no estuvo del todo de acuerdo pero le dejo hacer, no es necesario decir que se dividieron gracias a ello.

Por eso ahora la mente del rubio era toda esa clase de laberintos viejos y dañados, por eso era ónix y oro, por eso buscaban mutuamente evitarse lo más que fuera posible.

-Qué pasa con Tony?

Sonrío fríamente al otro y le vio juntar sus cejas a modo de molestia.

-Que le has hecho?

-Que le hemos hecho dirás... Y nada, lo de siempre, quiere hablar contigo

Le vio girar el rostro, clara muestra de que ya había dado por zanjado ese tema hace muchos días, sabía que Steve aún estaba dañado pero Tony no dejaba de insistir y él tenía muy poca paciencia, estaba a poco de lastimarlo por seguir preguntando por el rubio frente a él.

Puso de nuevo su mano sobre el hombro del otro llamando su atención de nuevo.

-Sé que no quieres, y normalmente no me importaría pero estoy a nada de perder la paciencia y golpearlo.

Sintió como el rubio se tensaba a sus palabras, estaba a nada de convencerle.

-Además

Hizo una pausa y apretó el hombro del otro trasmitiéndole con ello que estaba rozando sus límites... sintió temblar el cuarto en donde se encontraban.

-Necesito te hagas cargo unos días

Vio la duda en aquellos ojos azules

-Quiero matar a Pepper

Río al ver el rostro pálido del rubio

-Lo prometiste!!... Le prometiste a Tony...

-Lo sé!!

Le cayó con aquel grito, suspiro buscando calma.

-Hay algo sobre Pepper que tienes que saber. 

Sería Suyo #Stony AwardsWhere stories live. Discover now