Capitulo 42 [7/10]

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Desseo [Hot]: Castigo

Narra Ruggero:

Camine hacia ella, tome la cubitera, una vela y me hinque delante de ella. Su hermosa y perfecta vagina estaba expuesta a mi, estaba palpitante y chorreando de deseo, si nena, te quiero más mojada aun. Ella me miraba con curiosidad, no tenía ni idea de que estaba a punto de hacer. Puse la vela y la cubitera sobre la alfombra a un lado de mí, le hice una seña para que se sentara y lo hizo de inmediato, genial, ya sabe que en este juego mando yo. Me di paso entre sus piernas que aun seguían abiertas, me acerque a su rostro y bese sus labios con fiereza y posesión, cuando nos quedamos sin respiración me aleje de ella y la mire, observaba con detenimiento su hermoso rostro y finalmente bese la punta de su nariz. Tome sus manos e hice las llevara hacia su espalda, con el pañuelo amarre sus muñecas con un buen nudo, esta ocasión por nada del mundo puedo dejar que se deshaga de su amarre. Me estire y tome uno de los cojines que usamos de asiento, lo puse detrás de ella e hice que se acostara apoyando su cabeza en el cojín.

—Ahora te voy a vendar los ojos —le mostré otro pañuelo pero este era de color rojo —Tu castigo cariño es un poco doloroso pero nada que no puedas soportar. De todas formas te aclaro que yo jamas haría algo que te lastimara de verdad y lo sabes, así que te pido confíes en mi, y sobre todo que disfrutes del placer que esto te va a causar. ¿Entendido?

—Si, entendido —su voz estaba llena de curiosidad y excitación, creo que la idea de que le vendara los ojos le gusto y la prendió más. Perfecto, ese era justo lo que quería provocar en ella.

Me acerque a ella, levante su cabeza y puse el pañuelo de seda sobre sus ojos y lo amarre sobre su nuca, hice unas señas frente a ella pero no hubo respuesta, eso quiere decir que no ve absolutamente nada, finalmente recosté su cabeza con delicadeza nuevamente sobre el cojín.

Fui hasta sus labios y les di un pequeño beso que ella de inmediato me respondió, bese su barbilla, su cuello, el valle de sus senos, su abdomen y su vientre, volví a subir hasta sus senos y metí uno de ellos a mi boca, succione con fuerza y ella gimió, con mi lengua dibuje la areola, mordí su pezón y lo abandone para ir al otro y repetir la misma operación. Cuando termine de disfrutar y saborear esos deliciosos pechos me incline y me dedique a mirarla unos segundos. Estaba jadeante, su pecho subía y bajaba por su acelerada respiración, sus labios rojos como la cereza y entre abiertos, incluso, a pesar de la tenue luz de las velas pude notar como sus mejillas estaban enrojecidas por el calor que la invade desde el fondo de su ser. Sus piernas abiertas, la tome de sus rodillas e hice que las flexionara para tener una mejor vista de su vagina, mi hermosa Pucca.

Me estire un poco hasta la mesa y tome una de las servilletas de tela, tome dos hielos de la cubitera y los envolví con la servilleta, le hice un nudo y la puse en la cubitera para evitar que se derritan. Tome la vela que estaba a un lado, y con la otra mano tome la cubitera, me puse a un lado de ella, su cuerpo quedaba de forma horizontal delante de mi, la música de piano continuaba sonando y hacia mas perfecto el momento. Puse la cubitera de nuevo sobre la alfombra para tenerla bien cerca.

Levante la vela sobre ella a medio metro sobre de ella, la ladee un poco y una gota de cera liquida callo en el valle de sus senos.

—¡Ah! —Pegó un pequeño grito —¿Qué fue eso?

—¿Qué sentiste? Y dime la verdad.

—Sentí... caliente, me quemo pero...

—Pero...

—Me gusto —admitió con timidez. Mis labios dibujaron una sonrisa de lado, mierda, esto esta saliendo mejor de lo que esperaba.

Volví a ladear la vela y otra gota de cera callo pero esta vez sobre su seno izquierdo, se arqueo y volvió a gritar, amo cuando grita con dolor pero con placer al mismo tiempo, eso me incita, me prende, me vuelve loco. Fui a su seno derecho y volví a poner una gota de cera. Luego llene su abdomen de gotitas de cera que ya estaba fría y dura, volví a sus senos y también los inunde de cera. Cada que una gota tocaba su piel gritaba, le dolía y ese era su castigo pero cuando el dolor se convertía en placer, me hacia sonreír y me ponía mas duro todavía, ese es mi premio. Finalmente puse una gota en cada uno de sus pezones, y fueron esas últimas gotas las que más la hicieron gritar y arquearse de placer.

DESSEO ➼Ruggarol [+18][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora