Capítulo 6

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El restaurante era un lugar conocido. Solía ir con su madre a comer ahí una vez por semana. Aunque, hacía un par de meses que habían suspendido aquella actividad, por motivos laborales. BaekHyun aceptaba más trabajo cada mes, como si quisiera desaparecer entre contratos y reportes. Aunque el restaurante estaba medio vacío, el señor Lee había reservado un espacio privado. El anfitrión lo llevó hasta una sala en la que nunca había estado. Su madre estaba allí, su padrastro y una pareja de ancianos que no conocía también.

—Hijo, ya estás aquí. Bienvenido —el señor Lee se levantó para tomarlo del brazo. Señaló el lugar que debía ocupar en la mesa y luego se sentó de nuevo junto a su esposa.

Todos parecían tensos, pero trataban de ocultarlo con palabras corteses y sonrisas. BaekHyun se presentó antes de tomar asiento. Mirando a la pareja a los ojos, se percató de que eran más jóvenes de lo que parecían. Era el cabello, porque ella llevaba el cabello corto, con un color platinado, más semejante a las canas. Y él carecía de cabello en la mitad de su redonda cabeza. Ambos eran amables, aunque algo en los ojos de la mujer, parecía irascible. Por un momento, BaekHyun se sintió examinado, como un trozo de carne en el congelador de la tienda, esperando a ser comprado.

—Eres mucho más guapo de lo que imaginé —la mirada de la mujer era intensa— Nuestra querida SunHee tendrá un esposo muy bien parecido.

Aquellas palabras retorcieron un poco la sensibilidad de BaekHyun. Imaginarse a sí mismo siendo el esposo de alguien, le daba escalofríos. 

—Gracias —respondió, con una sonrisa fingida.

—SunHee estará aquí en cualquier momento. Salió de compras con su hermana y su cuñado —explicó el hombre calvo. Sus palabras presagiaron los acontecimientos casi de inmediato, pues la puerta de la sala privada se abrió en ese momento.

Una joven, cuyo cabello pintado de rubio rozaba sus hombros, entró primero. Su rostro tenía un contorno afilado, como el resto de su cuerpo, señal de que guardaba una dieta estricta para cuidar su figura, demasiado esbelta para el gusto de BaekHyun. Tenía puesto un vestido corto y ceñido, casi tan amarillo como su cabello. Se parecía mucho a su madre, tenía la misma mirada problemática. Su primera impresión: Caprichosa.

Detrás de ella, apareció otra mujer. Parecía mayor, así que supuso que era su hermana. Vestía de manera similar, pero su vestido era negro y una chaqueta azul ocultaba las curvas de su cuerpo, más prominentes que las de la joven. Su primera impresión: Mal carácter.

Todo eso pasaba por la mente de BaekHyun, mientras examinaba las expresiones en los rostros de las recién llegadas. Al final de aquel desfile de desconocidos, entró un hombre joven, llevaba la mano pegada a la cintura de la segunda mujer. Su abrigo azul combinaba a la perfección con la chaqueta de ella. Su cabello, pintado de un rojo cercano al amanecer devorando a la noche, caía elegantemente sobre su frente. Los ojos conservaban cierta inocencia, como la sonrisa juguetona que los acompañaba. Su primera impresión: ChanYeol

BaekHyun dejó de respirar por un momento. A pesar de que la gente a su alrededor hablaba animadamente, él no podía escuchar nada más allá de los latidos acelerados de su propio corazón. Sus ojos estaban fijos en el rostro de aquel hombre, que le sonreía de manera enigmática, como si supiera todos sus secretos.

—Disculpen el retraso. La ciudad es un caos hoy —se disculpó la joven rubia, ofreciendo una reverencia. Sus mejillas tenían el color de un par de fresas maduras, y se negaba a mirar a BaekHyun directamente.

—Esta hermosa joven, es nuestra SunHee —el hombre calvo la presentó, haciendo alarde de un orgullo esponjado.

—Hijo, ¿no es hermosa? —la señora Lee tomó la mano de su hijo discretamente, por debajo de la mesa.

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