Capitulo 8

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Podía sentirla cada vez más mojada. Pero él… él no se quedaba atrás por así decirlo. Su erección era única. Nunca se había sentido tan necesitado de hacerle el amor, al parecer, el tiempo había hecho que sus ganas fluyeran más y más. Habían pasado muchas noches en las que había tenido que contentarse con un beso o una simple caricia. Pero podía, y ahora lo demostraba, estaba enamorado y había comprendido que aquello se trataba más que de un simple gusto carnal.

Sin embargo, su erección crecía. Mientras empujaba sus dedos contra ella, notaba también el palpitar de su po.lla. Una excelente perspectiva de como la haría gritar en unos minutos. Pues no aguantaría mucho. Percibía que en cualquier momento perdería el control.

- Sí, oh… Dios mío… - gimió _______________.

Su interior le avisaba que pronto se correría en las manos de ese Dios griego que conocía muy bien cómo llegar a su orgasmo.

- Más fuerte. Dilo. Dilo ______________, dime que te gusta todo esto… - la vista de Justin se nubló por completo. Una desesperación muy fuerte invadió su cuerpo entero. Bajó la cabeza, sus pantalones lo estaban aprisionando. – nena… necesito hacer algo… - le dijo. Y sacó de improviso ambos dedos de entre el co.ño de _____________. Esta soltó un gemido en desaprobación, pero a continuación… lo que Justin haría solo le brindaría más placer visual.

Se bajó los pantalones y el bóxer a la misma vez. La boca de ______________ se abrió de inmediato.

- Cierra esa boquita. – le pidió Justin. Ella hizo lo que él le ordenaba.

La erección de Justin cubría todas sus expectativas. No podía negar que cada vez le sorprendía más el tamaño que podía llegar a tener y todo gracias a ella. ¿Cómo podía excitarlo de tal manera?

- Oh… - gimió él. Sus manos apretaron su po.lla. A la vez, los ojos de ______________se abrieron sin perderse de nada.

La mano derecha de Justin se movió rápidamente sobre su larga po.lla hasta llegar al glande. Rápido, muy rápido. Los bíceps del mismo brazo se tensaron ante la práctica. Pero no se detenía.

- Oh nena… - gimió fuerte y cerró los ojos. La visión de _____________ se había cubierto de placer. – sé que te gusta… tanto como a mí… - dijo sin detener sus manos. Al mismo tiempo, empezó a movilizar sus caderas al ritmo de sus apretones. Su ritmo no cesaba. – mier.da… - logró articular, cerrando los ojos con fuerza. – voy a llegar…

Entonces, _____________ se sintió en la necesidad de hacerlo terminar en otra parte. Acercó sin timidez su boca a él. Abrió un poco y reemplazó las manos de Justin con las suyas. Este se quedó perplejo. Pero no tuvo tiempo de asimilar su sorpresa, pues ella había empezado a mover su lengua alrededor de su glande.

- ¡Sí, oh… joder, sí! – gritó insaciable. La lengua de _____________ lo torturaba moviéndose en pequeños círculos, mientras sus pequeñas manos lo arropaban sin dejar de agitar su po.lla. – voy a correrme… - le advirtió. - ______________, por favor… voy a correrme… - dijo una vez más, pero no era capaz de hacer algo para detenerla. – no quieres esto…

- Sí… sí quiero… - logró decir ella. – déjame terminar...

- Que no, gatita, por favor… - le rogó él. La cogió de ambos brazos y la hizo regresar a su posición normal. – voy a ser yo quien hará que te corras… también… - bajó la mirada y observó toda su esperma saliendo a borbotones. Vaya… había llegado tan rápido. Y podía ver a ______________ aún campante y sin haberse corrido como él. Pues no le duraría mucho. – hey… - hizo que _______________ lo mirara y dejara de observar su erección exprimiéndose. – faltas tú.

No dejaría que ella no cumpliera parte de su tarea. Debía correrse. Era lo que cualquier mujer buscaba en un hombre, que la hiciera llegar al punto máximo… cuando quisiera.

- Ven aquí. – posicionó sus manos bajo los muslos de _____________ y cargó su cuerpo. Las piernas de ella le enredaron la espalda, al igual que su lengua se enredaba con la suya ahí arriba. Caminó un poco, con _____________ en brazos y logró llegar al borde de la cama de ambos. Soltó el cuerpo de ella, haciéndolo caer boca arriba. Una sonrisa traviesa invadió el rostro de ______________.

- Ven… - le llamó con las manos.

- Lo haré. – le dijo él. – pero quiero que te des vuelta, preciosa. - ________________ abrió un poco más los ojos. No iba a negarse. Hizo exactamente lo que Justin le estaba pidiendo. Se dio vuelta y acostó su rostro de lado. – eso es... – relamió los labios al observar el bonito cu.lo de _____________ aún envuelto en ese hilo. – me gusta. – caminó de rodillas en toda la cama hasta llegar a ella. – sube un poco, cariño. – le dijo palmeándole el cu.lo.
______________ obedeció y ajustó un poco más sus piernas. – buena chica. – acarició una de sus nalgas con las manos y se inclinó un poco para besar una de ellas. La sensación era jo.didamente exquisita. ____________ hizo la cabeza para atrás, soltando un suspiro. – voy a hacértelo nena. – enredó sus dedos en la banda de la ropa interior de _________________. – esto te queda muy bien. – le dijo y le dio una palmada más. Esta vez más fuerte. _______________ gimió un poco más. – te va a gustar… - bajó suavemente y disfrutando cada escena el diminuto hilo de _____________ hasta hacerlo caer sobre sus muslos.

- ¿Qué… qué vas a hacer? – preguntó ella con dificultad.

- Va a gustarte, te lo prometo mi amor. – le dijo con sinceridad. ____________ volteó el rostro, pudo divisar la aún grandísima erección de Justin rozando sus nalgas. Oh…Dios mío…

- Pero…

- Confía en mí bonita.

Aunque quería negarse, algo muy dentro de ella hacía que no le exigiera nada a Justin. Sabía que si le decía que parara, lo haría y no experimentarían eso… que ella siempre había temido, pero que ahora por alguna razón no se atrevía a rechazar.

- ¿Quieres hacer esto? – le preguntó él, asomándose y brindándole un tierno beso en el cuello. _____________ lo pensó dos veces. ¿Pero qué pensaba? Jo.der, era Justin. El hombre con el que vivía, por el que moría, por el que había hecho hasta lo imposible. El que se había ganado su confianza. Tragó saliva. No podía vivir con miedo toda la vida. Además, el sexo anal no era nada del otro mundo.
- Sí. – afirmó con seguridad.

- Saldrá bien, te lo prometo. – volvió a posicionarse detrás de ella y acomodó sus manos sobre sus caderas. – si te duele mucho… solo debes decirme, sabes que no te haría daño.

___________________ volvió a asentir. Pronto, escuchó un “Vale” de entre los labios de Justin. Lo sintió moverse tras ella y acomodar sus manos en sus caderas. Siempre supo que habría un hombre con el que experimentaría estas cosas. De ese modo, había encontrado al indicado.

Cerró los ojos con fuerza y aferró sus manos entre las sábanas de la cama. De pronto, sintió a Justin ponerse de pie y coger algo posicionado en uno de los cajones de la mesita de noche. Lo escuchó abrir el empaque. Un preservativo.

La espera se hacía jo.didamente eterna. Pero no sentía miedo. Ya no. No con él.

- Listo… - susurró él. Volvió sus manos a las caderas de ______________ y se las apretó con fuerza. Ella volvió a enterrar su rostro entre las sabanas y cerró los ojos suavemente esta vez. A continuación, sintió el miembro de Justin hundirse lentamente entre su ano. Abrió un poco los labios y apretó las sábanas. Jo.der… sí podía con esto. Vamos, sí podía. Se apretó los labios y dejó que este siguiera con lo suyo. El miembro de Justin se hundió un poco más, hasta llegar al límite, pero siempre con mucha delicadeza. Ya adentro, lo sacó de nuevo con el mismo ritmo. Y de esa misma manera, lo hizo una vez más. - ¿te duele? – le preguntó. Si escuchaba un “sí” por respuesta, se detendría aunque sabía que tendría que terminar por su cuenta. La sensación que le generaba hacérselo por atrás era asombrosa. ________________ no dejaba de sorprenderlo.

- No… - negó ella. Hizo la cabeza para atrás y suspiro con delicadeza. – sigue, por favor… - le dijo. Justin relamió sus labios, le apretó un poco más las caderas y se introdujo en ella una vez más. Primero lento y sencillo, para después hacer más intensa su faena. Movió un poco más rápido. ______________ era muy estrecha ahí atrás. Por suerte había utilizado condón.

Deslizó su miembro y lo dejó salir. Esta era la sensación más placentera que había experimentado jamás. Y podía notar, que para ______________ era lo mismo. La escuchaba gemir con fuerza mientras se hundía en ella una y otra vez.

- Jo.der, Justin… me corro… - le avisó. Pero no podía moverse. Sus caderas quedarían marcadas por los dedos de ese hombre que hoy la estaba fo.llando de una manera nueva. Y que sobre todo, la estaba ayudando una vez más a superar sus miedos.
Sintió su orgasmo correrse por entre sus piernas. Había llegado. Una vez más. Con él y solo él. Ese efecto solo lo podía efectuar Justin y lo que en ella producía. Ese efecto, de correrse tan placenteramente con el hombre que amaba.

Se extendió sobre la cama y soltó un suspiro al sentirse aliviada. Mientras atrás, el mismo hombre que había conocido hace meses, la abrazaba suavemente y la arropaba entre sus brazos.

Tentation... (Segunda Temporada)Where stories live. Discover now