Phenomenon

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«Algunos extrañan su hogar».

No pueden salir a las calles, porque se quedan mirándolos, como si fueran fenómenos.

No tienen quien les brinde apoyo, así que si caen, no volverán a casa, su misión deberá ser cumplida en las sombras, donde nadie podrá juzgarlos, incluso, miran las sombras con aversión, como si la oscuridad los hubiera atacado en algún momento, a veces, los fenómenos se tratan mal entre ellos.

Un fenómeno sólo necesita el apoyo de alguien que lo entienda, no aquellos que son crueles.

Y él estaba ahí sentado de nuevo, mirando sus manos mientras esperaba a que fuera su turno de salir, podía escuchar a las personas en el enorme recinto, escuchaba sus exclamaciones de sorpresa ante aquellos que salían, otras palabras llenas de odio y burla, palabras llenas de un veneno tan fuerte que afectaron con profundidad a Björn.

Björn sabía que era un muchacho demasiado sensible, demasiado llorón para su edad, los demás fenómenos le hacían una increíble burla por ello. Él se sentía un fenómeno entre los fenómenos.

Entonces, la mujer que había salido a la plataforma volvió, siendo sujetada por uno de los guardias, siseaba con su bífida lengua y miró a Björn con sus rasgados ojos, le sonrió con cierta pena, entonces se la llevaron casi arrastrada, pudo escuchar que alguien la había comprado.

Sintió ganas de llorar porque se la llevaron, a pesar de hablar poco con ella y no saber su nombre. Para Björn, ella era la única amiga que tenía.

—¡Björn! —alguien le gritó y él se encogió en su lugar, pero era imposible.

Él era demasiado grande y musculoso como para poder esconderse en aquel lugar, las cajas eran muy pequeñas para poder agacharse tras ellas, era tan alto que no entraba en los amplios y grandes armarios que estaba ahí, así que no tuvo más remedio que mirar hacia la guardia que lo llamaba, ella le guiñó un ojo y con un dedo le indicó que se acercara.

Primero se quedó mirándola hasta que ella frunció el ceño y llevó su mano hasta la pistola en su cinturón, esos dardos que te atontaban tanto que podrían violarte y no te darías cuenta, por ello el triste Björn dejó de dudar y se acercó hasta ella, con la mirada baja a intentando evitar contacto visual.

—Bien, lindura —murmuró ella y extendió una mano hasta su mejilla, mirando hacia arriba para poder mirar su rostro—. Es tu turno de ir allá afuera, si tienes suerte, alguien fácil te va a comprar y podrás volver a casa.

Él dirigió sus ojos hasta los de ella, sus oscuros ojos acompañados de su tez oscura, ella le sonrió. Pero le sonrió con cierta maldad a pesar de querer aparentar ser buena, asintió con la cabeza y ella le señaló la puerta que daba hacia la parte exterior de la plataforma, la miró, se quedó mirando hacia esa puerta y la guardia le dio un empujoncito.

Luego de unos largos segundos, comenzó a caminar con lentitud hacia allá, con temor, se detuvo frente a la puerta y analizó si ir para allá era lo mejor, podría correr, podrían dispararle suficientes dardos para poder matarlo y así podría librarse de aquello, pero volvieron a empujarlo y con un tropezón pasó por la puerta.

Se quedó paralizado mirando a las cientos de personas que miraban a la plataforma, personas adineradas y crueles, con costosos trajes de marca que él nunca podría tocar y extravagantes peinados que le parecían horripilantes, el murmullo de detuvo un momento y él se quedó con aquella cara de terror mirando a toda esa gente.

—Björn, acércate —le indicó alguien, era una mujer, la mujer que presentaba a los fenómenos, con sus pronunciadas curvas que siempre le habían resultado algo exageradas y su ajustado vestido que no la dejaba respirar correctamente.

MadhouseWhere stories live. Discover now