Amargo

616 97 13
                                    

Pat tomó uno de los chocolates amargos del bolsillo de su abrigo y empezó el recorrido por la vieja y destartalada casa

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Pat tomó uno de los chocolates amargos del bolsillo de su abrigo y empezó el recorrido por la vieja y destartalada casa.

Las paredes se encontraban en un estado deplorable. Mohosas y con pintura descascarillada, pero aun así aún tenían salvación. Otro caso muy distinto eran los muebles devorados por las termitas.

Pat aun no entendía por qué estaba en esa casa. Tal vez era porque no tenía a donde ir y aquel era el único lugar en donde no se sentiría desamparado.

Desde que Vera había partido todo se sentía tan... amargo. Desde las voces de las personas que lo rodeaban hasta los manjares que preparaba su hermano.

Era como si ella se hubiera llevado lo poco dulce de su vida.

Vera. Su nombre aún resonaba en su cabeza.

Aun en las noches podía sentir el dulce olor a vainilla que desprendía su piel. Aun sentía su presencia vibrante dando vueltas por la casa. Aun creía escuchar su voz cuando cantaba su canción favorita.

— ¿Pat?

Él elevó la mirada para encontrarse con su hermano mirándolo preocupado y Lewis no era de los que se preocupaba por otra cosa que no fuera sí mismo.

— ¿Qué demonios haces aquí? —preguntó Lewis mientras se acercaba a su hermano mayor—. Demonios, cuando vi que no estabas y que habías tomado el auto pensé que...

Pat soltó una carcajada sarcástica. Ni siquiera tenía que decirlo.

—¿Qué? ¿Suicidarme?

Lewis no dijo nada. Pero Pat le daba la razón a su hermano menor. No había salido de casa en tres meses y solo se quedaba encerrado en su habitación mirando los álbumes de fotos viejas, las fotos de Vera para ser más exactos.

—Pat... no puedes seguir así —dijo mientras miraba las paredes de la vieja casa—. Vera odiaría verte ahora, totalmente amargado y sin esperanzas.

Pat miró a su hermano y sintió ganas de golpearlo. ¿Cómo se atrevía a hablar como si conociera tanto a Vera?

—No lo entiendes Lewis... todo esto es...

Pero Lewis no lo estaba escuchando. El chico mira con atención a una foto en la repisa de la chimenea. Lentamente se acerca a ella y la toma entre sus manos.

— ¿Viniste aquí por mamá? —murmuró el chico mientras acariciaba el cristal del marco—. Rayos, no tenía idea de que aún quedaran fotos aquí o que la casa aun siguiera en pie.

Pat asintió.

—Vera... ella tenía la idea de que podríamos reparar la casa y entonces podría borrar mis malos recuerdos del lugar y reemplazarlos por nuevos y felices recuerdos.

—Esa mujer intentó repararte hasta los últimos momentos—comentó el chico mientras intentaba sacar la foto del marco—. ¿Para eso viniste? ¿Ibas a reparar la casa en su honor?

Los sabores de la vidaWhere stories live. Discover now