Un día muy "Gay"

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—¿Qué fue lo que dijiste, Lucas?

—Yo...yo...lo que yo quise decir...

—¡Nada! ¡No me vengas con eso de "lo que quise decir"! Te escuché bien clarito decirlo.

¿Para qué pregunta entonces qué dije si sabe lo que dije? ¿Es que se las da de idiota o qué?

—Pues yo sólo quise decir que tú eres...mi... ¡Mi mejor amigo! Si Valentina quiere que le enseñen Literatura pues que le diga a uno de sus amigotes, ¡tu deber es ayudarme a mí! ¡No a ella!

—¡No! Yo escuché otra cosa...

¡Oh! ¡No! Nathan se sonrió...y no hay nada más perturbador que ver a un psicópata sonreír. Yo ya sabía muy bien qué significaba eso...

—¡Nathan! ¡No! ¡Te lo advierto! Sabes que no me gustan esos jueguitos estúpidos tuyos...

—¡Nada! Tú eres el que anda histérico gritando que "Soy tuyo", así que ahora te complaceré.

—¡No! ¡Nathan! ¡No!

Entonces el muy idiota se me vino encima y me sujetó, comenzó a fastidiarme la vida con sus tonterías infantiles:

—¡Ven acá! ¿Quieres que te de amor?

—¡Suéltame, Nathan! ¡No seas estúpido! ¡Deja el fastidio!

Me tenía agarrado como un oso a su..."deliciosa" presa, claro, ¡yo soy delicioso! Bueno, pero ese no es el hecho, Nathan tenía desde que éramos niños esa estúpida costumbre de hacerme cosquillas, despeinarme y arrugarme toda mi ropa, cuando ÉL SABE que yo detesto que me haga eso...

—Todavía sigues siendo muy "cosquilludo", Lucas...

—¡No! ¡No! ¡Nathan! ¡Déjame en....paz! ¡Me encojes las bolas con tus estúpidas cosquillas!

—¿Qué te agarre las bolas? ¡Lucas! ¡Pero qué pervertido estás!

—¡No! ¡No! ¡Noooooo! ¡Nathaaaan! ¡No me agarres ahí! ¡No seas tan marica!

¡Era como gritarle a un gorila descerebrado! Me estaba haciendo cosquillas y soy demasiado sensible. Estábamos forcejeando en mi cama y ya estaba demasiado sudado, me dolía el estómago de tanto reírme y de gritarle a este cabeza hueca.

Me despeinó horrible; tenía media camiseta subida y Nathan no paraba de hacerme cosquillas y pellizcarme. Me sujetó muy fuerte hasta que no pude moverme. Estaba en ese momento sobre mí presionándome con todo su peso, y aunque somos de la misma altura, yo soy más delgado que Nat y por eso siempre llevo las de perder. Me atrapó de esa forma y entonces... lo tenía muy, muy cerca, sentía su respiración agitada del forcejeo y hasta el calor de su piel sobre la mía. Mi corazón se aceleró como a mil por hora, nunca me había sentido así, estaba muy nervioso, sinceramente de zafarme me hubiera lanzado por la ventana con tal de alejarme de él... Literalmente, me sentía como la gata Penélope cuando la agarraba Pepe le Pew, ¡Sólo quería correr!

 Literalmente, me sentía como la gata Penélope cuando la agarraba Pepe le Pew, ¡Sólo quería correr!

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¡Hola! Soy Lucas  (Próximamente en Físico)Where stories live. Discover now