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dedicado a @-tomlinsol ❤😋

Welcome to my life

Louis
«El número que usted marcó se encuentra apagado o fuera de servi...»

Corté antes de que terminará la frase. La escuché como veinte veces. ¡Maldita sea, Aleah! se supone que hace más de una hora debía estar aquí.

Intentando mantener la calma me senté en el sillón. Mi cabeza fue acunada por mis manos que luego mandaron hacia atrás mí cabello. La ansiedad me carcomía, y el miedo no se alejaba.

El reloj marca: 4 am. Mis manos empiezan a sudar, los nervios aumentan. Pero eso no hace que mi hermana aparezca.

La puerta principal es cerrada, y quien la cierra intenta ser cauteloso. O según mis sospechas, cautelosa. Después de toda una noche en vela ella aparece. Sin embargo su estado -de ebriedad, que conste- no me deja satisfecho.

—Aw, meee haaas pillado Lou—ríe tontamente, intentando no caer mientras camina hacia las escaleras.

La angustia es reemplazada por la rabia. Ella es consciente de la preocupación que sufrí esperándola, rezando para que estuviera bien. No le importa, sin embargo. Menuda rubia mal agradecida.

No tenía caso reprocharle su comportamiento, en su estado, lo olvidaría mañana. Aunque dudo que sobria no lo haga.

Echo un suspiro luego de haberla cobijado. No se si sentirme decepcionado de ella o de mí mismo. Ella tan sólo tenía diecisiete años y tenía que cargar con toda la mierda que nos brindó la vida. Sin embargo yo también lo hacía, incluso sufro más que ella.

Al caminar por el corto -aunque parece eterno- y sombrío pasillo que me guía hasta mi cuarto puedo ver una de las puertas entreabierta. La habitación de Clementine, mi pequeña hermana. Con sus concisos diez años de vida ya estaba envuelta en tanto sufrimiento. No se lo merecía, definitivamente no.

Entre sus delgados brazos atesora algún objeto. Por la manera en la que aferraba aquel elemento parecía ser importante. Y vaya que lo era. No obstante; pertenecía al pasado, tal como la felicidad que expresábamos en esa fotografía.

Suspiré. Mis ojos se esforzaban en mantenerse secos, mas no podían. No es posible que una maldita foto revuelva mis sentimientos de manera tan brusca. Menuda nostalgia, tan profunda la desgraciada. Sólo me estaba torturando a mi mismo, añorando momentos imposibles de recuperar.

Salí del cuarto de la menor de mis hermanas, con un hoyo cavado en mi corazón. Un hoyo que atesoraba los dorados momentos que jamás se repetirían. Y que hoy, simplemente son un espejismo.

Siempre intento no aferrarme al pasado, sin embargo, cuando más intento arrinconarlo; más me envuelve la melancolía. Siendo así para mí totalmente impracticable.

Acostado en mi cama, pensando de nuevo en una vida ficticia, una vida que se quedó en el pasado. ¿Es posible aferrarse tanto alusión? Una remembranza, que simplemente ahí se trabó, en un añejo irrecuperable, como mi felicidad.

.........

—¡A despertarse flojo, a despertarse! —con euforia me hubo despertar Clementine, con algunos saltos.

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