Y ahí estaba yo, sentada al borde de mi cama, con mi cabeza hundida en mis piernas intentando no pensar en nada hasta que al fin alcé mi cabeza y miré las estrellas desde la ventana de mi oscura habitación mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas... todavia no podia asimilarlo, desde hace años no lo asimilo... Pero
Aquella noche supe que estaba bien... bien rota, bien decepcionada, bien hundida, bien muerta... Entonces saludé a la depresión.
Mis lágrimas cesaron después de un largo y angustioso rato, pues ya me había desahogado lo suficiente. Tras varios segundos sin saber qué hacer, pensé en escribir todo lo que sentía en un papel así que cogí un falio y un bolígrafo y empecé a escribir hasta el momento en el que solté el bolígrafo y me volví a sentar al borde de mi cama, observando de nuevo las estrellas que hoy brillaban más que ningún día y al fín sonreí antes de que mis párpados se fueran cerrando poco a poco y el sueño se apoderó de mí...
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Aquella noche soñé mi vida pero... Sin errores, sin dolor, sin insultos, sin explicaciones, sin preocupaciones, sin lágrimas, sin cortes ni pastillas, sin básculas ni vómitos... Mi vida siendo lo contrario a lo que es ahora.
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