Capítulo 18

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Aquel viernes con la ausencia de Cavendish, Leonora terminó sintiéndose como león enjaulado, lo que le pareció una tremenda ironía.Y ese estado fue causado por las múltiples llamadas del hermano de Bastian queriendo hablar con él.

Cada vez que ella le explicaba que no estaba y no iría a trabajar, el hombre soltaba una retahíla de cosas para expresar su disconformidad así como mencionar que quizás ella lo estuviera encubriendo.

Finalmente, Leonora le sugirió que viniera a la oficina a comprobarlo personalmente o que bien podía quedarse allí a esperarlo, aunque estaba segura que no aparecería hasta el lunes.

Por suerte, eso pareció calmarlo y evitó que ella descolgara el teléfono para librarse de sus molestas llamadas.

Cuando la jornada estaba por terminar recibió un llamado de Bastián.

-¿Aún estás trabajando? – preguntó él.

-Sí, ya estoy por salir. ¿Llama para avisar que va a faltar toda la semana? Su hermano molestó todo el día, ¿por eso no vino? ¿Qué estuvo haciendo para molestarlo?

-Supongo que metiendo mis narices donde no debía. ¿Entonces ya te vas a casa?

-Sí.

-Nos vemos, Leoncito.- dijo y cortó.

Leo recogió sus cosas y salió del edificio, estuvo tentada a llamar un taxi pero en un acto tonto de rebeldía no lo hizo.

Sin embargo, al salir se encontró con que Bastian estaba esperándola apoyado en su auto.

-¡¿Qué hace aquí?!

-Llevarte a casa, no podía dejar de pensar en ti e imaginé que serías tan desobediente como siempre yendo de aquí para allá creyendo que eres Súper Chica.

-Yo no tengo que obedecer a nadie, menos a usted.- dijo ella y él suspiró exageradamente.

-Si digo que te extrañaba, ¿estaría mejor?

-Si tenía tiempo para esto debió venir a trabajar.

-No tenía tiempo, Leoncito, pero quería verte. Sube que hace frío, por favor- dijo él restregándose las manos y Leo se rindió, subió al auto y dejó que la llevara a su casa.

Quería preguntarle muchas cosas, por qué su hermano estaba molesto, por qué lo veía tan cansado, pero sabía que no le respondería. Tampoco pensaba empantanarse sola al cruzar los límites que se había autoimpuesto.

Así que viajaron en silencio, cada uno concentrado en sus propios pensamientos. Al llegar, Bastian bajó del auto y le abrió la puerta.

-Gracias – dijo Leo y apenas dio unos pasos cuando él la llamó.

-Leoncito – dijo y al girarse lo vio parado con los brazos abiertos de par en par--¿Y mi abrazo? – le preguntó y ella agradeció que estuviera oscuro porque se sonrojó completamente.

- Váyase, es tarde.- dijo ella y él se le acercó de prisa.

-De acuerdo, esta vez , seré yo- le dijo llegando hasta ella y la abrazó.

-¿Qué hace?

-Créeme Leoncito, estoy necesitando mucho uno de estos, de hecho creo que te traje a casa solo por interés. Creí que ibas a abrazarme si lo hacía, pero viendo que no piensas hacerlo, lo haré yo. No soy tímido. – dijo y la envolvió cálidamente. Leonora iba a resistirse, incluso darle algún golpe para apartarlo, pero no pudo. En parte porque él dijo que necesitaba un abrazo y en parte porque era una sensación magnifica sentirse envuelta en los cálidos brazos de Bastian Cavendish. Algo de eso debió notarse cuando levantó la cabeza y lo miró porque él maldijo en voz baja y la besó despacio, lenta y sensualmente

Pequeña LeonaWhere stories live. Discover now