Efímera eternidad (prosa)

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Con el tiempo una acaba entendiendo que todas esas relaciones difíciles en las que se basan las películas no son más que veneno, y aunque seamos unos putos masoquistas y unos adictos a las emociones fuertes para sentirnos vivos, nos matan poco a poco. Y lo que es más importante, nos cortan las alas. Con el tiempo una acaba entendiendo que vale más querer bien que querer mucho, y que cuando se quiere bien, el mucho viene solo. Poco a poco nos vamos dando cuenta de que los "para siempre" no existen, y que tratar de forzarlos es como conducir un autobús por una carretera que sabes que acaba en abismo. Nos empeñamos en hacer realidad nuestras promesas aunque por ello nos dejemos la piel, y olvidamos que somos tan volátiles que cualquier soplo de viento puede hacernos cambiar de dirección. Como bien diría Benedetti "No hay que prometer nada, porque las promesas son horribles ataduras, y cuando uno se siente amarrado tiende a liberarse, eso es fatal" . Lo siento pero yo no creo que el amor valga la pena si no vale, como mínimo, el triple de la alegría. Lo siento, pero no voy a dejarme la vida por amor, porque mi vida vale mucho más que cualquier amor que me haga morir. Y lo vuelvo a sentir, lo siento muy dentro, que yo en lo que creo es en quien me hace sentir eterna cada minuto que pasa, aún sabiendo que tal vez mañana ya no queramos seguir siendo eternidad juntos.

Las cartas que jamás enviaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora