Testimonio #34

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Lucas Vasconcellos es un chico gay de 23 años que vive en Porto Alegre, Brasil. Hace unos días, decidió contarle a su hermano, de 8, que es gay. La historia es tan bella, que ha decidido compartirla en facebook, conde miles de personas ya la han compartido.
Lucas preguntó a su hermano si sabía cómo se llamaba cuando a un hombre le gustaban otros hombres, y no las mujeres. El pequeño respondió: “AMOR”.
El relato completo, a continuación:
“Hoy le conté a mi hermanito que soy gay.
Pasaron muchos años desde que descubrí el respeto hacia mi sexualidad, sobre el género que despierta una pasión realmente auténtica en mi, y finalmente llegué a la decisión de confiar mi realidad a esa personita, que es lo que más me importa en la vida.
Dividí mi explicación de manera pedagógica, diciéndole que hay personas a quienes les gusta más el negro o el blanco o el azul o el amarillo o el rojo; explicándole lo bueno que eso le hacía al mundo. El hecho de que a todos nos puedan gustar colores diferentes, y que además podamos ser felices y respetados al colorear nuestro mundo con ellos.
El parecía saber que yo le iba a contar algo. Me miró profundamente, estando quieto y pensativo durante la explicación entera, y entonces, por fin, resolví asumir mi sexualidad. El me continuó mirando, tan calmo y sonriente, tan natural, que yo lo cuestioné:
“¿Tu sabes el nombre que se le da a quien gusta de personas iguales, John? A los hombres a quienes les gusta otros hombres, o a las mujeres a quienes les gustan otras mujeres?
Yo ya estaba preparado para “soltarle” la palabra “gay”, ya estaba en la punta de mi lengua, cuando el simplemente me dijo la verdadera respuesta:
“¿Amor?”
Y entonces, lloré.
“No llores”, me dijo, abrazándome.
El me miró con aquellos ojos llenos de inocencia, de los mismos tonos que los míos, y sentí que, por primera vez me percibía como yo realmente era. Un hermano que lo amaba, un amigo que él jamás perdería y, pese a ser una persona con una preferencia diferente para enamorarse, soy una persona igual a cualquier otra. Supe eso por su respuesta. Por la bondad en cada una de sus palabras. Un niño de 8 años de edad supo encarar algo tan natural, con más madurez que la de un adulto. Más que mis propios padres incluso, que siempre me negaron el derecho de contarle esto a mi hermano.
Aprovechen para aprender de la pureza de ellos, que la mayoría olvida al crecer, pues entiendo que las mayores verdades de la vida están en el corazón de los pequeños.
Y la vida continúa, como si nada hubiese cambiado.
Y, en el fondo de mi corazón, le agradezco por eso.”

”

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Frases LGBT (Motivaciones)Where stories live. Discover now