I- PRIMERAS HORAS. VANESSA.

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CIUDAD DE GUATEMALA; GUATEMALA

Era un día fresco y soleado, tal y como lo esperaba Vanessa, una joven publicista, exitosa y graciosa, quien a menudo pensaba que tenía una vida común, donde lo más emocionante que le podía pasar era el llegar temprano a su casa para poder descansar a como era debido, algo que no sucedía a menudo. No podía negar que su carrera era en cierta medida emocionante. El competir contra otras firmas de marketing y salir victoriosa a veces se podía convertir en toda una odisea.

Pasadas las 02:00pm solo podía decir que su trabajo se había reducido en terminar una campaña que le había provocado una que otra migraña e ir por dulces y cafeína. Todo cambió con ese correo, con ver ese video. Nunca había tomado en serio las bromas de su amigo Roger, era un payaso en toda la regla, a excepción del maquillaje y los zapatos, aunque claro, era un payaso muy inteligente que se pasaba hablando el día entero de conspiraciones gubernamentales y todo tipo de cosas que solo se pueden tomar como una broma o paranoias. Al ver la bandeja de entrada con un video de su amigo le alegró puesto que llevaban mucho tiempo sin hablar. Era una misiva con un asunto corto "MIRAME", era un video y al abrirlo rió de lado al pensar que era una broma más de las que solía hacerle. Se trataba de lo que parecía ser una parodia bien elaborada de la introducción a las famosas películas de zombies que interpretaba la rubia ucraniana.

Mi nombre es Roger ─ dejó escapar un suspiro al escuchar como daba inicio la broma ─ Trabajo para una unión político-militar entre países comunistas, la mayor organización terrorista de los últimos cincuenta años. Yo soy jefe del centro de investigación genética, bioquímica e informática en una instalación secreta de alta tecnología.

Mientras el video corría el teléfono de la oficina comenzó a sonar, era la línea interna del edificio, no podía ignorarlo, con seguridad era una llamada de su jefe, así que hizo lo que toda persona seria y responsable haría, dejarlo timbrar un rato y pausar el video para luego tomar la llamada­.

─ Departamento creativo ─ en efecto, era su jefe quien llamaba. Un ruido procedente fuera de su oficina captó su atención, barullo parecido a la muchedumbre en un estadio en pleno partido ─ Disculpe, ¿Qué dijo?

El alboroto era tal que le hacía casi imposible prestar atención a las palabras de su jefe.

─ Te he preguntado si sabes el porqué de que no haya red de internet ─ no pudo evitar poner los ojos en blanco, siempre que ocurrían cosas similares él le llamaba y le hacía ese tipo de preguntas estúpidas, como si ella fuese la encargada del soporte técnico del edificio.

─ No señor, estoy segura que hace un momento yo tenía red ─ el ruido era inaudito, se levantó de su silla para dirigirse hacia la puerta y abrirla, estaba dispuesta a hacerlos callar a todos, pero ver a sus compañeros correr de un lado a otro histéricos porque sus ordenadores habían sucumbido la dejó muda. Todo el trabajo en la firma dependía del internet y de la línea telefónica para mantener contacto con los clientes y los socios.

─ Hace aproximadamente una hora que nos hemos quedado desconectados ─ la voz enfurecida del jefe fue remplazada por ese sonido intermitente que indicaba que la línea había caído.

La escena de sus compañeros se le hacía rara. El ordenador portátil seguía encendido y aun estaba conectado a la red. En la pantalla solo estaba el video en pausa, que por alguna extraña razón había comenzado a parpadear. Cerró la puerta de la oficina y al sentarse nuevamente en la silla le dio reproducir. Su intuición le decía que debía terminar de verlo.

Un laboratorio subterráneo gigante donde se ha desarrollado un arma experimental el video parecía haberse detenido, pero el parpadeo de su amigo delataba que se había quedado callado. Hasta en ese momento se percató de cuan demacrado se miraba y también se dio cuenta que en ningún momento se había reído.

CaosWhere stories live. Discover now