Libro De Os-LS.

Dejarlo todo.

Louis estaba parado frente a la cuna de su pequeño Daniel,  el pequeño niño de un año dormía tranquilamente abrazando su pequeño peluche de conejo.
Louis soltó un silencioso suspiro, seria la última vez que lo vería.
Tomó su mochila del suelo y la colocó detrás de su espalda, era hora; silenciosamente salió de la habitación para caminar por el largo pasillo que daba a las escaleras las cuales trató de bajar en completo silencio, lo menos que quería es que Harry lo viera.
Pero al acercarse a la puerta, una voz lo sorprendió.

—No lo hagas.

Louis se congelo en ese mismo momento, se suponía que no tendría que ser visto. Se dio la vuelta y detrás de él pudo ver al hombre alto de rizos, aquel con quien compartió dos años de su vida.

—Ya no puedo más.
Murmuró Louis, pero gracias al silencio de la casa, Harry pudo escuchar con claridad.

—Por favor, no lo hagas. No puedes dejarme. No puedes dejarnos.
Mencionó el más alto mientras bajaba los últimos escalones, cada vez más cerca de Louis quién rápidamente negó con su cabeza, queriendo detener los pasos de su esposo quién rápidamente lo hizo.

—Sabias que esto pasaría. Sabias que yo no podía pertenecer a nadie, que siempre estaba escapando.  Y aún así le pediste mi mano a mi padre, sabiendo que yo no quería estar contigo y no quería ser tuyo.
Habló el castaño, con lágrimas cubriendo sus preciosos ojos azules. Ya no aguantaba más en ese lugar, él no había nacido para pertenecerle a alguien, su alma anhelaba libertad.

—Pensé que con el tiempo y que con la llegada de Daniel te darias cuenta de que me amabas y querías pertenecer a nuestra familia.
Harry sentía su corazón apretarse, sentía que sus sentimientos lo asfixiaban.
Él sabia que ese día llegaría, él había anhelado tanto que Louis decidiera quedarse, pero él también sabia que las aves deberían volar libres o de lo contrario morían anhelando su libertad.

—Lo siento. Quise que fuera así, no quería decepcionar a Daniel pero, cada día que pasaba aquí, me sentía tan desesperado por volver a sentir el aire de la madrugada sobre mi rostro. Ver la puesta de sol después de beber junto a desconocidos, la necesidad de viajar sin nada conmigo, quiero darle la vuelta al mundo.
Trató de explicar con desesperación, él no podía estar más tiempo allí. Harry lo entendía a pesar de todo, Louis siempre fue un alma libre, el hombre de rizos había quedado fascinado cuando lo vio por primera vez, bailando bajo la lluvia a altas horas de la noche; pero sabia que a pesar de amarlo tanto, Louis seguiría eligiendo su libertad antes que al hombre con quien se había casado a la fuerza.

—Si sales por esa puerta... Yo no te estaré esperando, ni Daniel.
Aquello era mentira, Harry lo esperaría toda su vida, su pequeño siempre tendría lugar en su vida.

—Espero que no.
Louis ya no tenia nada más que decir, por lo cual salió por esa puerta, salió de la vida de Harry.

Harry amaba el otoño, pero aquél otoño fue el más triste de su vida.

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Estaba pensando en hacer una segunda parte de este pequeñísimo Os, ya saben, después de que Louis se haya ido unos años. Pero no lo sé aún.