Capitulo 7: Un nuevo crimen

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''La maldad no necesita razón alguna''

                                                             Alberto Manguel 


  Austin estaba más que nervioso esa tarde, se tomaba un café tras otro y tras otro pensando que lo tranquilizaría de alguna forma pero solo causaba el efecto contrario. Su celular comenzó a sonar y casi se abalanzo sobre el y vio que era Alexa quien lo llamaba, esperaba de todo corazón que le dijera que su tío era inocente, que el asesino era otro y fin de la historia, bueno no del todo, tendría que seguir investigando pero su amigo no seria el culpable, no tendría que encerrarlo ni darle la pena de muerte si así se le concedía, sin mas, contesto
- ¿Diga?
  Una voz quebrada y asustada se escuchaba susurrante desde el otro lado
- Austin por favor tienes que venir rápido, escuche disparos y muchos ruidos, por favor ven rápido
- ¿Alexa? ¿Dónde estas?
- En casa de mi tío, alguien entro y empezó todo el estruendo, ven rápido, tengo miedo, tal vez venga por mi
- Tranquilízate niña, voy enseguida, mantente escondida cariño, iré por ti
  Rápidamente colgó, tomo su arma y salió sin siquiera pedir refuerzos.
  Diez minutos pasaron desde la llamada, Alexa estaba escondida en el cuarto del bebe sosteniendo la puerta y escuchando a través de esta. Los ruidos ya habían acallado, pero la tensión aun estaba en el aire, algo le decía que no debía salir hasta que Austin llegue.
  Austin llego rápidamente a casa de Forest y entro desesperadamente, algo que no era nada habitual en el. Ni bien entrar percibió un aire muy familiar allí dentro, un hedor que conocía perfectamente, el tenso aire de la muerte. Lentamente avanzo por el pasillo y allí lo vio, Derek Chastain yacía sobre un charco de sangre en el suelo y pálido, su amigo corrió rápidamente hacia donde estaba para socorrerlo, pero este ya no respiraba ni tenia pulso. En su pecho yacía un agujero de bala y múltiples cortes en todo el cuerpo, estaba mas que claro que fue asesinado de manera brutal. Sin querer ver más, se dispuso a inspeccionar la casa en busca de Alexa pero no sin antes llamar al cuartel para que vengan de inmediato.
  Por fin abrió la puerta del cuarto del bebe y allí estaba Alexa, escondida tras la cuna, al ver que era Austin fue corriendo para abrazarlo y susurrar cosas inentendibles, el solo la tranquilizo y la rodeo con sus brazos, con un amor como si de su propia hija se tratara. No quería que viera lo que paso en la casa, pero no había forma de cruzar sin toparse con el cadáver de Derek, así que trato de taparle los ojos de manera casi inútil. Ya fuera de la casa, le pidió a la niña que se fuera a su casa, no había visto a su madre en bastante tiempo y tal vez esta se encuentre preocupada, de mala gana ella acepto sin antes agradecerle a su nuevo amigo.
  Forest estaba en su auto parado a un lado de una calle totalmente desierta, no se escuchaba ruido alguno y él tenia los brazos sobre el volante y la cabeza puesta sobre los mismos, como si estuviera lamentándose o solo pensando. Sabia que ya no podría volver a su casa, seguramente los disturbios ocasionaron que algún vecino llamara a la policía y encontrarían el cadáver, y aunque quisiera decir algo lo encontrarían como culpable por ser el único en ese lugar a la hora del homicidio. No tenía más opciones, debía salir de la ciudad y vivir como prófugo hasta el fin de sus días, no volvería a usar su celular o su tarjeta de crédito porque lo rastrearían con facilidad, no contaba con mucho dinero en efectivo mas que lo que llevaba en la billetera en ese momento que no serian mas de cincuenta dólares. Arranco el auto y solo siguió derecho hasta toparse con un pequeño pueblo, concretamente hasta un bar, donde no resistió mas y fue a beber, como venia bebiendo tanto desde hace ya un año.
  Entro, con la mirada perdida, se dirigió directamente a la barra y pidió un vaso de whiskey, que sabia espantosamente a alcohol puro, pero siguió bebiendo igual. Pasó el tiempo, como unos diez minutos y ya estaba por el tercer vaso, con la cabeza gacha todo el tiempo. Fue en ese momento que una cucaracha estaba subiendo por su mano izquierda, Forest no le tenía fobia a los insectos, pero no estaba muy lejos de tenerla, inmediatamente la saco con su otra mano ahogando un grito, todos se dieron vuelta a mirarlo con rareza y el se percato de eso y se acomodo nuevamente a la posición de antes con la cabeza mirando hacia abajo. El barman se acerco lentamente hacia el y le pregunto si todo iba bien, a lo que el antes de abrir la boca vio no una, sino dos cucarachas caminando hacia el por la barra, luego tres, luego cuatro, el levanto la cabeza y el barman lo miro extrañado, Forest vio que aquel hombre le faltaba un ojo y por ese agujero en su cara empezaban a salir mas y mas insectos, de modo que salió disparado hacia atrás, un anciano que estaba en una de las mesas se levanto y fue hacia el, este tenia aspecto normal, pero no tardo en darse cuenta que desde los zapatos del hombre mayor salían también insectos, todos empezaban a pararse en el bar y a dirigirse hacia Forest, quien su corazón cada vez se aceleraba mas, la puerta de la entrada estaba cerrada, los tablones de madera que formaban el piso crujían, hasta que finalmente todo se derrumbo. Ahora caía por un vacío de pura negrura hasta que impacto con unas escaleras y fue bajando por estas con fuertes caídas hasta suelo firme. Luego de unos segundos finalmente pudo ponerse de pie y divisar que estaba en lo que parecía ser una atracción turística que el visitaba de pequeño, era como una cueva bajo tierra en los que había vías y por ellas viajabas en vagones y en eso contaban algunas historias. Aunque ese lugar le traía recuerdos, estaba demasiado aterrado como para dejarse llevar por la nostalgia. Entonces fue cuando escucho el sonido de los vagones llegando, quienes se detuvieron justo delante de el, sin mas, solo se subió. El mini tren comenzó a andar y con ello iba acompañado de la dulce voz de la mujer que narraba
- Bienvenidos al tren Deviguer, en este viaje podremos aprender mucho sobre la historia de la minería y...
  La voz era idéntica a como Forest la recordaba, pero no el paisaje, todo era oscuro en algunas partes, y en otras parecía que estaba en una fundidora o dentro de un horno gigante, en un momento solo habían rieles y una inmensa cantidad de espacio a los costados, por debajo solo podían verse cables gruesos que se cruzaban sobre un inquietante resplandor naranja, todo era demasiado extraño mientras la mujer seguía narrando
- En la edad media, en la Europa medieval, las principales extracciones eran de cobre, hierro y algunos otros minerales preciosos, pero estos se extraían a cielo abierto y a no mucha profundidad...
  Ya estaba cansando un poco a Forest todo el asunto de la minería, pero aun así lo que mas estaba era inquieto, una inquietud a base del miedo. Su corazón quedo helado cuando a su derecha vio un ventanal que dejaba ver a su otro lado muchas personas ahorcadas y cubiertas por una sabana sucia y con sangre
- ¿Tienes miedo Forest?
  ¿La mujer del parlante le había hablado? Parecía ser que si, en ese momento el tren comenzó a ir cada vez más y mas rápido, las ruedas echaban chispas, y todo iba cuesta abajo y curvado, como en caracol. Finalmente fue reduciendo la velocidad hasta quedar totalmente quieto en un lugar que no se podía ver nada, fue en ese momento cuando vio a un hombre parado a tres vagones de el, lo estaba mirando fijamente y con una gran sonrisa, una sonrisa nada amigable, mas bien macabra, solo podía ver su sonrisa y sus ojos entre la oscuridad, ambos eran muy blancos y terroríficos, el tren comenzó a andar de nuevo, pero ahora hacia atrás, algo que a Forest desconcertaba y mareaba, pero mas lo inquietaba ese hombre allí parado que en cuestión de segundos comenzaría a moverse hacia él, pasando de un vagón a otro, ahí Forest vio que ese tipo llevaba dos ganchos enormes en las manos que lo ayudaban a trasladarse, ese monstruo estaba acercándose a el cada vez mas, y cada vez mas sentía la necesidad de gritar. Finalmente, cuando ya ese hombre estaba a pocos metros de el y con su espeluznante sonrisa tan cerca de sus ojos, todo se oscureció otra vez, y el pavor que sintió fue indescriptible cuando sintió como alguien o algo respiraba muy cerca de su mejilla. 

La morgue de su cerebroWhere stories live. Discover now