| Prólogo |

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Que hilarante era el apreciar su rostro en cientos de imágenes, cada una más perfecta que la otra. Su figura esbelta digna de esculpir, al igual quem sus profundos ojos verdes, del cual estaba seguro que lucían aun mejor en persona.

Sin duda, el era mucho más que un simple admirador de esa persona. Al cual, había conocido por su hermana gemela, y todavía estaba agradecido por ello.

Cada nota, cada dulce palabra que salía de sus labios era simplemente preciosa. ¿Había otra forma de describir a ese ángel? Parecía que cada vez que decía esas palabras a su familia, lo tildaban de loco.

━ Viejo, necesito una de esas.  ━le apuntó aquella entrada que el francés tenía entre sus manos, que en cualquier momento parecía quitarle de las manos esa reliquia. ━ Necesito una entrada para poder ir al concierto de Arthur. ━ Y si, ese mismo era el americano. El gran admirador de un cantante famoso; Arthur Kirkland.

━ Sólo con una condición. ━El francés habló, y posó el dedo índice en la comisura de sus propios labios. ━ Un beso, eso es lo que quiero. ━ Alfred parecía tener un rostro entre asqueado y no creer sus palabras, pero Francis rió con suavidad. Que ingenuo. ━ Es broma, niño, aquí la tienes. Sólo porque eres mi amigo, pero me debes una.

━ Francis, creo que te amo. ━Broma tras bromas, le había abrazado con una fuerza descomunal. ━ Pero como amigos, eh. ¡De verdad estoy tan agradecido!



 
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『El muñeco 』 -- 【 usuk. 】 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora