Macrolocuras

Una Loca Realidad

En una relación ambas partes deben entregar su todo para lograr que funcione, pero cuando esto no se da, normalmente uno de los extremos resulta herido, y para mi desgracia, ese lado es el mío. Fue mi vínculo más largo, cinco años hicieron que sea significativo, pero al parecer esto no le importó a quienes trataron de separarnos.

Todo comenzó la mañana en que llegué a la institución en que estudio (puesto que aún no termino mi educación), todo lo que ansiaba era verla otra vez para seguir con nuestra adorable y nada tediosa rutina. Camine con mi particular despiste hacia nuestro encuentro en el mismo lugar de siempre, pero al llegar ella no se encontraba ahí, "quizá se atrasó", pensé, aunque eso no es habitual en ella. Trataba de no preocuparme, cosa imposible ya que es muy puntual, "tal vez este no es el sitio" pienso para iniciar su búsqueda. Pasado un rato, el mal presentimiento comenzó a entrar en mi cabeza, el tiempo pasaba y se me hacia tarde para ir a clases, pero ¿Cómo iría sin ella? Tendré que dar mi mejor cara mientras explico lo que pasó.

Con resignación subo al aula a otra aburrida clase, pero el sentimiento se va al darme  cuenta de su presencia aquí, entonces una expresión de asombro decoró mi rostro y fui silenciosamente a mi silla, no entendía nada, y no ayudaba que esté la inspectora adelante con cara de pocos amigos, entonces comienza a hablar: "no quiero que pierdan parte de su clase así que seré breve: ya no habrán llaveras, de ahora en adelante la llave se encontrará en el libro de clase y las salas serán abiertas por el profesor con quién tendrán la clase, aún así, muchas gracias por su servicio a estos jóvenes".
Juro que en ese momento escuche mi corazón romperse en más de mil pedazos, además de sentir la mirada de mis compañeros sobre mí, sabían lo importante que es esa llave para mí y la dicha que me causaba cumplir con ese labor, pero ya no más, lograron separarnos después de 5 largos años de una unión incomparable, esos días se acabaron, mi pesadilla vuelta realidad: ya no soy quien lleva la llave.

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