Capítulo 33. "Una gran confusión" I Parte

378 18 3
                                    


   _____________(tn) *

    Me despierto con un terrible dolor de cabeza. Todo me da vueltas cuando trato de levantarme del enorme sillón en que me quedé dormida. Tengo mi ropa un poco húmeda... Lo último que recuerdo es que me puse una buena borrachera con Pierito por la tarde... No tengo idea de cómo demonios llegué hasta acá. Me levanto un poco pendeja y camino hasta la cocina para beber agua fría y tomarme una aspirina para el dolor. Apesto a vagabundo revolcando. Necesito una buena ducha y ponerme ropa seca. Me estoy congelando el trasero. Camino hasta mi habitación sujetándome de las paredes para no caerme. Al entrar, Gaby no está en su cama y por la falta de ruido, tampoco está en el cuarto de baño. Miro mi teléfono y jadeo al ver que es casi media noche. Todos deben estar durmiendo y segurito que la pelotuda de Gaby está con MI Nachito. Luego dice que yo soy la infiel... Me desnudo, tomo una pequeña toalla, la enrollo en mi cuerpo y camino tranquilamente al baño. Ya se me está pasando el maldito dolor de cabeza... Cuando abro la puerta, pego un grito agudo al ver a Gianluca parado frente a mi.
     — ¡Mierda Gianluca! — gruño colocando una mano en mi pecho — ¡Me asustaste!
     — Corazón, baja la voz mi amor... Mi vida, necesito hablar contigo para pedirte que me perdones, fui un...
     — Mira Gianluca, ambos sabemos que has sido, eres y seras un imbécil para toda tu vida. Tú nunca vas a cambiar ni volviendo a nacer. No estoy nada contenta contigo, así que mejor vete de mi vista.
     — Mi amor, por favor perdóname... Te juro que trataré de...
     — ¡No Gianluca! — me alejo de él cuando intenta tomar mis manos —  no me jures que vas a tratar y tratar cuando en verdad no haces ni el más mínimo intento de confiar en mi. Enserio debemos pensar si lo nuestro de verdad va a funcionar...
     — Bella, no... No pienses en separarnos... — murmura acercándose a mi con un precioso puchero que me derrite — yo no quiero dejar de ser tu hombre por nada en el mundo...
     — ¿Mi hombre?
    Murmuro haciendo un puchero también. Mi amor que sabe que ya me está llegando al corazón, sonríe y me da un piquito.
     — Si mi amor. Soy tu hombre, tuyo, de ti, de tu propiedad... Soy todo tuyo, así como tú eres mía, mía, mía, de mi, de mi propiedad.
     — Puddin... Estoy muy enojada contigo... Vete...
     — Mi rico pastelito de chocolate... Sé que me he portado muy mal y que merezco tu desprecio, pero no quiero que estemos enojados... No me gusta... Mejor, mejor disfrutemos este maravilloso momento juntos...
     Me abraza y acaricia mi trasero. Me derrito por completo ante su tacto. Me quedo boquiabierta cuando me doy cuenta que el cuarto de baño está lleno de velas aromáticas de color blancas y rojas. La linda tina está llena de agua y espuma con muchos pétalos rojos dentro de ella y unas cuantas velas alrededor.
     — ¿Y esto?
    Pregunto sonriendo. Mi amor retira la toalla de mi cuerpo, me besa con dulzura y responde:
     — Lo preparé especialmente para ti. Bueno, para nosotros. Quiero bañarme contigo, quiero disfrutar cada instante contigo, quiero hacer tantas cosas contigo mi amor...— besa mi cuello sensualmente haciendo que jadee y que mis fuerzas se terminen. Mi amor se separa un poco de mi y se quita la toalla que él traía puesta alrededor de su cintura — ¿me acompañas?
     Extiende su mano. Por un momento dudo en si aceptar su propuesta o no, pero lo veo de pies a cabeza y me enamoro más de él, de cada facción física de su preciosa anatomía. Él también me ve de pies a cabeza. Sus pupilas se dilatan. Mis mejillas y toda yo comienzan a arder cuando su... Su... Crece demasiado. Tomo su mano y mi amor me lleva hasta la tina. Primero se mete él, se sienta, separa sus piernas y hace que yo me siente en medio de él. Me sorprende que no intente ni insinúe siquiera hacer el amor. Simplemente me abraza y hace que recueste mi espalda en su pecho. Me encanta esta sensación... Me encanta sentirme en paz con mi amor...
     Con mis manos, empiezo a acariciar las piernas largas de mi Gian, llego a sus piecitos y los masajeo. Me encantan sus pies, son muy bonitos y suavecitos. Mi hombre suelta una risita, me aprieta más a su cuerpo y besa mi mejilla como cien veces.
     — Te quiero tanto mi loca, terriblemente loca, borracha, gritona, malcriada, enojona, agresiva pero amorosa, dulce, sensible y siempre dolorosamente hermosa ____________…
     — ¡No soy ninguna borracha! — chillo girando mi cabeza para besarlo en los labios — Pero yo también te quiero, mi estúpido, imbécil, celoso, desconfiado, amargado, gruñón pero siempre romántico, cuando se lo propone, precioso, divino y caliente Puddin... Te a... Te adoro mi amor.
     — Mi ____________… ¿Siempre serás mía?
    Pregunta mi hombre en un tono asustado. Su mirada angustiada me hace gracia y a la vez me causa mucha ternura... Mi loco amor.
     — Seré tuya hasta que tú lo permitas, Gian. Hasta que tú quieras, hasta que tú y tu desconfianza me dejen.
     — Entonces, ¿quieres ser mía por siempre?
     Pregunta mi adorado Gianluca besando mis labios. ¿suya por siempre?
     — ¿A que te refieres exactamente con tuya por siempre?
     — A lo que entiendas, mi amor. Quiero que seas mía para siempre... Mía...
     Mi corazón se acelera y en mi estómago revolotean cientos y cientos de mariposas, tucanes, patos, avestruces y todas las aves vivientes del planeta entero. Sus palabras me acaban de confirmar que mi amor me ama tanto como yo lo amo a él... Es como si con eso quisiera decir que me ama, con otras palabras, claro. Más feliz que una lombriz, me separo de mi hombre, me doy la vuelta para estar frente a frente con él. Sujetando sus manos, pregunto sonriendo lo más amplio y feliz que puedo:
     — ¿Eso significa que en algún futuro a ti te gustaría casarte y tener hijos conmigo?
     Mi hombre se tensa, suelta mis manos, se rasca la cabeza y piensa por unos largos minutos en que responder. Su reacción me baja la moral de inmediato pero no quiero armar la de dios sin esperar su explicación.
     — Mi amor — dice mi hombre sujetando mis hombros y acercándome más a él — no exageres...
     — ¡¿Exagerar?!
     — Tranquila, tranquila, escucha mi amor — murmura Gianluca — no te lo vayas a tomar a mal... Pero a mi  eso del matrimonio e hijos no me llama la atención... No es lo mío.
     — ¿Porqué no, Gianluca? ¿No te gustaría tener un bebecito así muy lindo con tus lindos ojitos y... Y que te dijera papi todos los días yy... No se Gian?
     — Sinceramente... No.
     Siento como las mariposas y tucanes mueren en mi estómago por el enorme disparo que acaba de darme Gianluca.
     — Mi amor, no pongas esa carita... Hey, bella... Quita ese puchero tan triste mi amor — mi hombre levanta mi barbilla, hace que lo vea a los ojos y me besa — ¿no crees que estamos un poco, bastante jóvenes para pensar en eso?
     — Dije en un futuro, Gianluca...
     — Lo se corazón. Pero yo de verdad no deseo eso por el momento...
     — Pero, ¿porqué no?
     — Por que no... Yo no quiero tener hijos. Son molestos y llorones y roban tiempo y yo no quiero hijos y tampoco quiero casarme... Definitivamente yo no me hice para el matrimonio.
     — A veces tu sinceridad aplastante es muy cruel... Me sorprende que seas así...
     — Ya, corazón... Quita esa carita. Y eso es lo que pienso y siento... Para ser muy ruda, tienes unos deseos muy raros. Un poco cursis diría yo...
     — Es que yo si quiero...
     — Ya ____________. Mejor vivamos nuestro presente sin pensar en el futuro... Deja que el sólo se vaya construyendo, mi amor. Por el momento quiero estar así contigo... Sin compartirte con nadie, queriendote cada día más, estar a tu lado todos los días... Luego vemos que pasa con nosotros, pueden existir muchas posibilidades que ocurran después... ¿que te parece si nos queremos como nos hemos querido siempre, hacemos el amor en todo sentido y pensamos en nuestro futuro después? No quiero apresurarme en nada, quiero disfrutar todo de ti, no quiero hacer mal las cosas...
     — Está bien Gian... Tienes razón...
     Admito un poco triste. Voy a besarlo, pero mi hombre me detiene.
     — Espera... Repite eso de que tengo razón, jamás lo habías dicho y creo que voy a llorar...
     Suelto una carcajada, abrazo a mi amor, me lo como a besos y digo colocandome a horcajadas en él:
     — Ni lo sueñes. Una vez para los atentos... Estúpido Puddin.
...
     Después de bañarnos con mi amado y egoísta novio, me estoy secando el cabello con el secador mientras mi hombre me observa a través del espejo. Nuestros verdosos ojos se encuentran. Sonrío, él sonríe y me abraza por detrás.
      — ¿Tienes una mínima idea de lo preciosa que eres, _____________?
      — ¿Yo? Pero si soy como cualquier otra mujer, Gianluca...
      — Claro que no, tontita... Eres la mujer más hermosa que he visto en toda mi vida... Y mira que he tenido un sin fin de novias — su comentario me hace achinar los ojos muy enojada. Apago el secador, pero no me separo de mi amor — pero ninguna novia como tú... A veces me da miedo que seas demasiado hermosa.
      — ¿Y miedo porqué?
      — ¿No te has dado cuenta las pasiones que levantas por donde quiera que caminas? ____________… Los hombres te desean y por sus miradas se que quieren meterse entre tus piernas los muy imbéciles pervertidos hijos de...
      — Gianluca — lo corto girandome y abrazandolo — no seas tonto... Al único imbécil pervertido que quiero entre mis piernas es a ti... Fuiste mi primer hombre y aunque no has sido el único con el que he estado, quiero que sepas que no estoy arrepentida de que tú hayas sido el primero...
       — Mi ____________… quiero que sepas, amor que agradezco ser el primer hombre en tu vida, es la mejor prueba de amor que pudiste darme, bella.
      Sonrío enternecida. Besando a mi amor en los labios, murmuro:
      — Ahora sólo falta que tú me des la prueba de tu amor, Gianluca.
      — ¿Que quieres que haga o te diga? Pídeme lo que quieras...
      — No te lo diré. Eso lo tienes que descubrir tu solito, Eric Zimmerman.
      Digo riendo. Mi hombre también ríe, me da un azote en mi trasero desnudo y me besa en el cuello.
      — Pervertida. No deberías de leer ese tipo de cosas, son del diablo... Y créeme que cuando sepa que es lo que quieres, con gusto te lo daré.
      Asiento. Lo único que quiero es que me diga que me ama... Quiero que me diga esas palabras... Sólo pido eso.
      Al final, volvemos a hacer el amor sobre el lavabo y volvemos a la cama. Estoy a punto de tomar un pijama del cajón, pero mi hombre me detiene.
      — No... Bella... Me da miedo tu ropa. Mejor durmamos así, desnudos... Y si sientes frío, yo te daré mucho, mucho, mucho calor.
      Río un poco nerviosa, pero me doy cuenta que hay una cortina tapando la cama en donde duerme Gaby que por cierto está roncando como camión. Me arrojo a la cama completamente desnuda y excitada por ver a mi hombre en su traje de Adán. Separando mis piernas, invito a mi hombre que se meta conmigo.
      — Ven acá... Puddin...
     Mi hombre no lo duda ni un segundo. Se arroja a mi cuerpo, comienza a besuquear y mordisquear mis pechos, bajando lentamente hasta mi... Mi...
      — Gian...
      — Eres mía, ____________.
...

~Una Vida Juntos~  (Gianluca Ginoble Y Tú) TEMPORADA IDove le storie prendono vita. Scoprilo ora