Incomprendido I

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Estaba pensativo y shockeado. No me esperaba eso por parte de Adam, no había entendido sus palabras por unos segundos cuando ese era el momento perfecto para golpearme, pero dijo que alguien me estaba protegiendo. ¿Sera que... Iván...? El solo pensarlo me emocionaba... y eso está mal. Él no tiene por qué protegerme, nadie debería de.

El resto de las clases pasaron normales y ahora no sabía si preguntarle de ello a Iván o no, solo para agradecerle. Tal vez y ni siquiera era él y yo ya me estaba montando una película

El martes después de la escuela caminando de regreso a casa me encontré a la señora Davis quien me detuvo antes de entrar.

Esa mujer era alta y hermosa, aun luciendo las orejas de haber trabajado por horas.

—Luca... ¿No viene Iván contigo? —su rostro y aspecto de preocupación me recordaba que en realidad Iván y yo no éramos amigos, o no con tanta confianza, no lo conocía y el tampoco a mí. Y no podía ayudarla.

Negué con la cabeza, ahora no sabía si cubrirlo o no. —Él se quedó un tiempo extra en tutoría con el profesor de matemáticas. —en realidad, lo vi fumando fuera del colegio y luego volvió a entrar. Suponía que iba a ver a la profesora de geografía como la mayoría de las tardes. O puede que esté trabajando en la tienda de discos. Realmente no estoy seguro.

—Oh... —la señora Davis, al contrario de su imagen se veía más inocente.

—¿Acaba de llegar del trabajo? —trate de portarme amable con ella y hacerle la plática, distraerla para no dejarla con ese sentimiento de decepción.

Ella me devolvió una sonrisa.

—Si... me quedare unos días de vacaciones. Fueron de imprevisto y quiero pasar un tiempo con mi hijo.

—A él le encantara, se lo aseguro. —pero al momento de decir eso no dejaba de pensar en el mini infarto que le daría a Iván en cuanto la viera en casa, probablemente llegaría con un cigarrillo a casa.

Después de despedirme amablemente de ella entre a la casa. Ya no supe que sucedió.

El jueves me encontré con el profesor Morgan en el camino a la escuela, pase al centro y tuve que tomar el bus para poder llegar al colegio a tiempo. El profesor Morgan era de matemáticas, y su filosofía me agradaba demasiado, igual que el profesor de química. Y al parecer él también había comenzado a reconocerme. No era igual que la profesora de historia o la de ética, esas profes son tan ancianitas que no recuerdan ni sus nombres. Pero se exasperan muy rápido.

—Buenos días Prof. Morgan

—Buen día Luca. —sostenía sus papeles con algo de dificultad.

—Se ve ocupado.

—¡Oh! Es solo porque... como sabrás soy el encargado de la junta de profesores y he estado correteado a los maestros para que firmen el comprobante de su asistencia, ya es algo urgente que los entregue en la dirección.

Se veía preocupado, lo único malo con el profesor Morgan es que era demasiado tranquilo, parece normal que los demás se aprovechen de él. Cuando bajamos del autobús en la entrada de la escuela, el viento comenzó a jalar las hojas que cargaba el profe y tuve que ayudarlo a recogerlas.

—¿Quiere que le ayude con lo profesores? —no me gustaba ver a las personas así de apuradas y de algún modo, sentía que les ayudaba a quitarles un peso de encima. Solo ayudar.

—Oh, muchas gracias Luca. Son solo algunos profesores, necesito que me entregues todas las hojas antes de la quinta hora, por favor.

—Sí, no hay problema.

Sombras y luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora