Más difícil de lo que pensé, dilo: Portgas D. Ace

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No tenía mucho que llevar al nuevo lugar que sería su refugio a partir de ahora. Sin verlo venir después de aquella confesión ante el capitán de la nave, sin duda alguna, nunca le hubiera pasado por la cabeza que lo ayudaría de esa manera para acercarse a él. Subió a la litera de arriba, una vez sentado al borde, suspiró larga y tendidamente. Por fin el contacto que tanto deseaba con Ace.

Los hombres al mando de Hiken compartían habitación entre diez personas, el espació era más que suficiente para albergarlos a todos, además, casi nadie pasaba el día entero en ese lugar, siempre había cosas que hacer por aquí y por allá, sumándole que su comandante, de entre todos, era el más activo; destacando los hombres de la segunda división como los más trabajadores.

El sudor escurría por todo su cuerpo, empapando su ropa que bien podía catalogarse mejor como harapos; debió de modificar aquellas prendas de los piratas para ajustarlas a su cuerpo… menos mal que Margaret y las chicas le habían enseñado a zurcir un poco.

Antes de que Gray abordara el gran MobyDick esté había estado en una contienda, dañando algunas partes del navío, por lo cual, los tripulantes del barco se turnaban para reparar, siendo esta vez el turno de la segunda división.

-Lo haces muy bien –señaló el comandante al pequeño moreno.

-Gracias comandante –respondió sin despegar la vista de su trabajo.

-¿Cómo te has sentido estos días al mando de la segunda división?

-Muy bien, todos son amables conmigo, como lo esperaba.

-Debo de admitir que no comprendo la decisión de padre, pero, debe tener sus motivos…

¿Qué había sido ese comentario? Gray dejó las cosas a un lado y giró para poder verlo, estaba por fin cerca suyo, hablando trivialmente con él como siempre lo había deseado pero…

-Comandante –dijo con seriedad- ¿le molesta mi presencia aquí?

Los demás piratas hicieron silencio, aguardando al a respuesta de su superior. Las miradas acusadoras de todos se dirigieron a Ace, quien no pudo evitar ponerse algo nervioso, ¿tan mal había sonado aquel comentario?

-¡No quise decir eso! Me refería a que…

-Siempre tan idiota –se rió uno de los hombres.

-¡Oye! –le gritó Ace.

-Nuestro comandante dice las cosas sin pensar, no te lo tomes a pecho –habló uno de los hombres que estaba cerca de Gray para él.

-Bueno…

-Pero es raro tener a dos personas iguales –se metió uno más haciendo una mueca-. ¿Cómo gemelos?

-No, los gemelos son idénticos. Ellos tienen diferente color de ojos.

-Da lo mismo, son iguales… incluyendo su apetito.

-Tienes razón. Incluso tienen es misma cara de tonto cuando demuestran incredulidad.

-¡Ya cállense y vuelvan a trabajar! –Ordenó Hiken un poco iracundo.

-¿Tanto nos parecemos? –pensó el ojigris para sí mismo.

-No les hagas caso –espetó Ace-. Volviendo a tu pregunta. No, no me molesta que estés aquí. Solo que… en dos días llegaremos a una isla, ¿no vas a quedarte ahí para reunirte con tu tripulación?

-Oh, bueno, si…digo no… -sus nervios eran evidentes, debía maquinar algo para zafarse de ese compromiso.

-Imagino en lo que piensa padre –siguió Ace.

La Sangre Del Rey No ha MuertoWhere stories live. Discover now