|C A P I T U L O 50| Rodillas Rosando & Conversaciones Cansadas
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En el ascensor hasta el apartamento de Harry estuvo tranquilo, sin nisiquiera mirarnos. Después del viaje en automóvil, realmente pensé que no se podría poner más tenso entre los dos, pero al estar tan juntos en el diminuto espacio me demostró que estaba equivocada.
Y por supuesto ahí estaba Harry. Harry, con la ceja fruncida y la mirada fría que no vacilaba cuando el ascensor se detuvo, sus labios se pusieron en línea recta. Harry, cuyo rostro estaba vacío de toda emoción, suavemente con una mano sobre mi espalda, me guió fuera del ascensor.
Estaba silencioso a excepción del chasquido constante de mis Louboutins (tomado del mi armario, por supuesto) y las botas de Harry que eran Chelsea de cuero sonando al tiempo mismo paso con las mías en el pasillo de mármol, ecos que salían de los pasillos vacíos decorados con pinturas modernas.
En los días que había pasado ahí, siempre había notado una señal ocasional de que alguien estaba viviendo en el grandioso y moderno apartamento, como una pila de papeles perdidos o una pluma o una chaqueta costosa colocada cuidadosamente en el sofá. Pero ahora, sólo parecía vacío.
No lo cuestioné porque Harry parecía que podía estallar en cualquier segundo, sus dedos apretados a su teléfono y los hombros enseñados bajo su traje negro y agudo. Así solo lo seguí de cerca porque no estaba realmente segura de qué hacer en medio de toda la tensión y el silencio.
"Siéntate." Dijo Harry en voz baja, y fue tan repentino, tan inesperado en el silencio, que me hizo parar directamente en mi paso. Me dirigió una mirada extraña e hizo un gesto al sofá de cuero, "Espera aquí."
Bueno, considerando el hecho de que mis rodillas estaban prácticamente tocando junto con mi nerviosismo, no estaba segura de que pudiera hacer una protesta a eso (y también Harry incluso parecía intentar pensar un interrogatorio) Así que me hundí en silencio sobre la los asientos, las piernas cruzadas y las manos dobladas sobre mis rodillas mientras desapareció.
Los pequeños tintineos y ruidos salieron de la cocina por un minuto, y luego estaba de nuevo blandiendo dos vasos de vino de Borgoña en una de sus grandes manos. Sus secas, tentativas, puntas de los dedos rozaron con los míos mientras me entregaba mi copa con una pequeña sonrisa.
"Tu favorito," Murmuró, hundido elegantemente en el sofá a mi lado, frío y hermoso como una obra de arte moderna con advertencias de 'no tocar' prácticamente brillando en su frente. "Puedo notar que estás nerviosa."
Le di una débil sonrisa y levanté el vino. "Da valentía, ¿no?"
"Sí. Y Niall dice que relaja en cada situación o alguna mierda, e insiste en beber cada vez que salimos," explicó Harry "Así que pensé que podría ayudar."
Esa declaración habría sido completamente aceptable si no fuera por dos cosas. Uno, Harry realmente logró mencionar a otro ser humano sin un indicio de disgusto escondido en su voz. Y dos, Harry dijo que salió. Beber. Voluntariamente. Con un amigo.
