Capitulo 1

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En el capítulo anterior:

Leonardo, le miraba extrañado y cuando el de rojo se sentó, el de azul no dudó en preguntar:
-Perdona, pero ¿quién eres?-

Capitulo 1

Sus hermanos le miraron extrañados; algo que confundió al de azul.
-Leo, no estoy para bromas. Olvida la pelea que tuvimos anoche-, le respondió, seriamente el de rojo.
-Lo siento mucho, pero yo no recuerdo ninguna pelea-, le respondió el de azul. Esto les preocupó a los hermanos; que al instante, el de morado, se puso de pie y se colocó al lado de su hermano. Le tocó la frente, en busca de fiebre; pero lo único que pudo sentir, fueron mejillas algo húmedas.
-Leo, acompáñame ¿quieres?-, le pidió el científico, antes de tirar de su hermano hasta el laboratorio; le obligó a sentarse en la camilla de metal.
-Leo, ¿qué te pasa?-, le preguntó.
-Nada, tan solo que hay un desconocido en nuestro hogar-, le respondió.
-El no es ningún desconocido, es nuestro hermanos, Raph. Raphael. Leo ¿no le recuerdas?-, le preguntó.
-No conozco a ningún Raphael-, le respondió. Entonces Donatello se puso de los nervios; si hubiera sido una broma, cuál debería añadir que su hermano no hacía bromas, se hubiera acabado ya. Cogió sus medicamentos, y empezó a mirar por donde podía haberse hecho un golpe suficiente grave para bórrale tantos recuerdos; pero lo único que encontró, fueron Cortés en las muñecas de su hermano.
-¿Qué es esto?-, pregunto el genio, preguntándoselo a su hermano.
-No lo sé, ni recordaba que las tenía-, le respondió; esa respuesta hizo que su hermano científico pensara. ¿Se cortaría tras las peleas? ¿Se cortaría todas las noches? ¿Alguna vez había intentado matarse? Pero fue interrumpido por la desaparición de su hermano en azul; cual se había largado, del laboratorio. Algo que confundió un montón al científico; mientras el líder se iba al dojo. Se encontró a su maestro esperándoles para el entrenamiento, de todos los días; se acercó firmemente a su padre y le preguntó:
-¿Sensei, quien es ese mutante que tiene una bandana roja?-; esa pregunta, hacía que su maestro le mirase confundido.
-¿Estás hablando de Raphael? Leonardo es tu hermano-, le respondió, mientras le miraba con una ceja levantada.
-Yo no recuerdo tenerle de hermano-, le contestó, luego para ganarse una confusa mirada.
-Leonardo, ¿cuántos hermanos tienes? Y ¿quién son?-, le preguntó.
-Tengo dos, a Donnie y Mickey. ¿Por qué la pregunta?-, le preguntó.
-Hijo, por favor, siéntate; hoy voy a hacer una meditación deferente contigo-, le ordenó, el maestro, obedientemente el líder se sentó en posición de loto; el maestro se puso detrás de él, y le miro fijamente.
-Leonardo, cierra los ojos-, y con esa orden y el gesto seguido a el, el Sensei se metió en la mente de su hijo.

La mente de su hijo, se veía diferente no tan luminoso y tranquilo como antes; empezó a andar por la nada, hasta el punto que empezó a oír una risa, una risa cual no le pertenecía a su hijo. Sombras empezaron aparecer, por todos lados, sombras llenos de oscuridad; y con ello, todo empezó a teñirse de rojo, de sangre. Las sombras no paraban de reír, y empezaban a atacar al maestro rata; y por cada uno que daba con su bastón, se desvanecía. Pero las risas seguían de fondo; pudo destruir la mayoría, antes de empezar a retroceder. Pero cuando creyó que iba a toparse con alguna pared, tan solo caño al vacío; no duró mucho ese vacío, antes que cayera a una superficie. Al instante de hacerlo, empezó a oír gritos; gritos, que esta vez, pertenecían a su hijo en azul. Empezó a correr, guiado por esos gritos; pero tan solo le llevó a una puerta, una puerta que nunca había estado allí. Estaba destrozada, lleno de rasguños; y en un trozo de madera, cuál se enganchaba a la puerta con una cuerda, se veía en rojo:
"No entréis si no queréis perder vuestra fe"
Pero él lo ignoro, para abrir la puerta, con un gran crujido; y ser tragado por ella. Al abrir de nuevo sus ojos, se vio en una sala oscura; pero los gritos se podían oír más cercas imposibles.
-Rata estúpida, no deberías haber entrado-, le dijo una voz, delante suya; una voz que nunca había oído antes, o eso creía él. Entonces delante suya apareció una sombra, pero no como los otros, este estaba lleno de oscuridad y maldad; este no era una ilusión.
-¿Qué has hecho con mi hijo?-, pregunto el Sensei.
-Le estoy haciendo un gran favor; y vos no me vais a detener-, y en la mano de la sombra, apareció una espada. El maestro fue forzado a luchar, teniendo la carga, de tener que oír esos horribles gritos; pero tejía bastante desventaja, parecía que la sombra, tenía más poder en esa mente, cual no le pertenecía. Todavía no.
La pelea, fue empeorando, cuando la somanta logró tirar al maestro; algo que le sorprendió a hasta a sí mismo.
-No eres tan fuerte y poderoso, como vi en los recuerdos de Leonardo-, le dijo, con una sonrisa maliciosa, la sombra; cual hizo desaparecer la espada, y los gritos desapareciesen. De la nada, el mutante en azul, fue tirado delante de su maestro; el Sensei, lo cogió lo más fuerte posible, estaba lleno de marcas negras, quemaduras y heridas.
-Te lo devolveré por un rato. Pero no durará mucho siendo él-, le dijo la sombra; y de allí, todo fue empezando a desaparecer.

El Sensei se vio de nuevo en el dojo; y sus hijos menores, se encontraban detrás suya. Miro a su hijo menor, cuál había abierto los ojos; pero ellos no eran tan brillantes como antes, su color había apagado.
-Leonardo, quiero que descanses-, le ordenó el mutante peludo; y ser recibir respuesta, el de azul se fue a su habitación.
-Sensei, ¿qué ocurre?-, pregunto el genio; el maestro les miro uno a uno, antes de suspirar y responder:
-Vuestro hermano está siendo controlado y a la vez torturado. Pero lo que no se es, ¿cómo empezó? Y el ¿por qué?-, y de allí, toda la guarida se quedó en silencio; sin saber cómo entre las sombras les observaba un ser lleno de maldad.

Corazón controlado (Yaoi) Where stories live. Discover now