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—Veo que posees un espíritu muy fuerte — la pálida mujer hablaba pausadamente — tu voluntad no puede ser doblegada. Eso es lo que te trajo hasta aquí, ¿cierto? Muy lejos de tu mansión en América.

Chris asintió y los murmullos asombrados de los nobles a su alrededor no se hicieron esperar.

—Escapas de algo... ¿un compromiso arreglado? — dijo sacando otra carta de tarot — oh sí... el amor nunca puede ser forzado.

—Lo que quiero saber — la voz firme del rubio provocó el silencio del resto — es si alguna vez seré libre...

—¿Libertad? — la mujer sacó otras cartas — eso depende.

—¿De qué?

—De cual cadena es de la que quieres liberarte — dijo sacando otra carta — la cadena que te obliga a volver a América... o la que vas a adquirir acá.

Chris frunció el ceño y acomodó su máscara. Aquel baile al que había acudido era uno de máscaras y disfraces, donde todo mundo podía pretender ser otro.

—¿Una cadena nueva? No he venido acá para eso.

—Las cartas no mienten — la mujer siguió sacando cartas del mazo — vas a hacerte de otra cadena... una demasiado fuerte... una...

De repente, sacó otra carta y la imagen de la muerte apareció. Todo el mundo lanzó un gemido asustado, pero Chris permaneció serio. La mujer se puso aún más pálida y se alejó un paso del rubio.

—¿Qué es? — Chris apoyó las manos sobre la mesa — ¿qué es lo que has visto?

La mujer simplemente negó y se alejó más, empujando a la gente que salía a su paso. Chris quiso seguirla, pero pronto comenzó a correr y se perdió entre la multitud que ya danzaba.

—Nunca la vi reaccionar así — dijo un joven alto y moreno, colocando una mano sobre el hombro del rubio — ni aún con los que decía que iban a morir... si yo fuera tú, me preocuparía.

—No — dijo safándose y restándole importancia — no creo en esas cosas de todas formas.

Sin embargo, la espina de la duda ya se había instalado en su interior. ¿Otra cadena? No, él ya no necesitaba más ataduras de ningún tipo. Había arriesgado todo con su huida de casa hasta el viejo mundo, al lugar donde estaba seguro que nunca le encontrarían. Todo, por escapar de un matrimonio por conveniencia donde jamás sería feliz. No podría... él no se enamoraría así como así. Cuando pasara, tenía que ser real.

Sólo esperaba que sucediera antes que cualquier oscuro suceso en su camino.

Be MineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora