Capítulo 3

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Habían pasado una semana desde aquel día en el que Daryl comenzó a actuar extraño, ahora no me hablaba, me ignoraba por completo, pensé que se le pasaría pero tal parecía comenzar a volverse peor...

Un día simplemente al levantarme ya no estaba Daryl en casa, tal parecía tenía un nuevo horario y ni siquiera una nota me había dejado. Mi teléfono no tenía línea así que no tenía forma de comunicarme con él.

Pensaba que todo eso pasaría pero no, las cosas solo comenzaban a empeorar. Un día al regresar tarde de casa ya no estaba mi almohada en la cama, entendí la indirecta de Daryl, no entendía que había hecho pero sabía que había sido algo muy malo como para que casi me corriera de la habitación de esa forma.

Desde entonces duermo en el sofá, Daryl me ignora y ahora solo prepara el desayuno para si mismo, por mi parte como fuera desde entonces así que no es demasiado problema... Pero me siento algo... Solo.

- Buenos días amor.- Lo salude a la par de sentarme en el comedor frente a él, como era de esperarse no había un plato en la mesa para mí...

Era fin de semana así que hoy ninguno de los dos trabajaría, confiaba en que pudiéramos arreglarlo...

Daryl después de un rato levanto la vista pero así como la levanto la bajo, suspire con pesadez y lo observé, estaba por hablarle cuando su celular sonó, Daryl dejo de comer su spaghetti para sacar su celular del bolsillo y después contestar.

Vi una pequeña sonrisa en su rostro al responder. Hacía varios días que no lo veía sonreír que no fuera de una forma apagada.

- No, no está bien...- Bufó.- No estoy haciendo nada de todas formas.- Prosiguió mientras se ponía de pie haciendo la silla para atrás...

Daryl se fue hablando por teléfono hasta la habitación pasándome por completo de largo.

¿Con quién hablaba? ¿Por qué esa sonrisa? No entendía la actitud de Daryl, no la entendía y no sabía si iba a cambiar. Yo amaba cada faceta de él: su forma de ser, actuar, reír, hablar, dormir, comer, sonreír, llorar... Todo en él, pero aveces, solo aveces me preguntaba si él amaba todas las mías, y si no era así... Y si había alguna que no le gustará, ¿me lo diría?

No entendía que había sucedido, todo parecía ir con normalidad pero desde aquel día algo había cambiado, algo en Daryl, tal vez había hecho algo, tal vez odiaba alguna faceta mía, y si era así... Si tan solo me lo dijera podría cambiarlo, podría ser lo que él quisiera.

Suspiré y recargue mi cabeza en la mesa, me sentía confundido, perdido, solo... perdido en un mar inmenso, perdió en ese mar azul de sus ojos que con frialdad me llegaban a ver, confundido en su frialdad, en su indiferencia, solo en esa casa donde viven dos personas, solo en nuestra casa.

Después de un rato estando así decidí ir a tomar un poco de aire. Me encaminé a nuestra habitación... A la habitación de Daryl y antes de tocar lo escuche hablar por teléfono, suspiré y toque cuatro veces la puerta, pude apreciar como Daryl dejaba de conversar por teléfono.

- Voy a salir amor...- Le indiqué. Después de eso me di media vuelta y me encaminé a la puerta principal.

Cerré la puerta detrás mío ya una vez fuera y comencé a caminar a lo largo del patio, era un lindo día, todo parecía ser tranquilo...

Pude ver a una pareja de adolescentes caminar frente a nuestra casa, ambos sonreían, se veían felices, se notaba el cariño que se sentían.

- ¡Dilo de nuevo! - Exclamó el chico sonriente poniendo una mano frente a su acompañante para hacer que está sé detuviese.

Frío | RickylDonde viven las historias. Descúbrelo ahora