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—Sr. Park, por acá.

Parpadeó un par de veces y metió sus manos dentro los bolsillos de su pantalón negro. Asintió sin siquiera estar consciente de hacerlo, aquella pequeña conversación con el doctor de Yoongi le dejó en su interior un hueco y una sensación amarga, ¿Era esta la manera más correcta de ayudarlo? ¿Por qué de todas tenía que ser exactamente esa? Él parecía perder los estribos de sólo pensarlo, una vida sin Yoongi, ¿Podría resistir? La respuesta era un vértigo de tristeza en su interior. 

La enfermera le señaló con su delgada y alargada mano a su esposo, nuevamente asintió y la mujer se retiró volviendo a su lugar de trabajo. Jimin se encontraba inerte en aquel sitio sin tener mucha confianza en lo que debía hacer, miraba a Yoongi y creía que era injusto que todo acabará así, era más que injusto que después de ser tan felices llegarán al punto de sentir una desdicha infernal ¿Qué pasaba allá arriba que no les permitían ser feliz con lo que les quedaba?.

Expulsó un poco de aire buscando relajación, se meció sobre sus talones y finalmente tomó la decisión de acercarse a su bello esposo.
El hombre se encontraba sentado en el pasto jugando con las hojas de un árbol, Jimin podía ver que hablaba y veía sin mucha atención las cosas, también observó el semblante opaco, las bolsas bajo sus felinos ojos y el color que carecía de pigmentación y brillo. Estaba más delgado. Un nudo se formó en su garganta y tan pronto como llegó a su lado se dejó caer sobre sus rodillas.

—Mi cielo, ¿Cómo estás?

Yoongi no respondió y continuó ensimismado en su hoja verdosa. Jimin cerró por unos segundos sus ojos.

—Sí, el color es muy lindo ¿Cierto? — alargó su mano tocando sutilmente la de su esposo y que para su suerte no hizo gesto de quitarla, al notarlo tomó la otra mano con seguridad y lo obligó a verlo. —Escucha, cielo. Es importante lo que te voy a decir.

Jimin había conseguido su atención y balbuceos de su parte, pero seguía absorto a lo que realmente pasaba. 

—Cariño, te quiero de vuelta en casa y para ello estuve haciendo todo lo posible, ¿Sabes que me dijo el doctor?— Jimin sentía que sus ojos comenzaban a reaccionar a sus sentimientos. — Él ha dicho que necesita lo mejor para ti y estoy de acuerdo. Parece que mi presencia no es buena para ti y eso resulta contraproducente.

Yoongi echó un vistazo al rostro de su esposo, Jimin entendió que por una milésima de segundo logró sacar a su pareja de aquella burbuja mental que él mismo creó por la pérdida de sus seres queridos.

— No te ayudo mucho y eso también me lastima. Lo único que quiero es que tú estés bien, te quiero de vuelta y si para ello tengo que irme yo, entonces estaré de acuerdo. — Sus lágrimas rodaban por sus mejillas y su voz flaqueaba entre cada palabra — Tal vez me odies, tal vez no quieras saber de mí después de que me vaya lejos, pero quiero verte bien y después haré lo posible para volver a tenerte.

—Ji... Jimin — los ojos de su esposo hicieron contacto con los suyos, estaba llorando y apretando sus manos. Algo le gritaban aquellos oscuros ojos, algo que creía que era producto de sus propias emociones porque lo único que quería era quedarse con Yoongi y no abandonarlo. 

— Siempre fuiste mi precioso Yoongi, siempre estuve sorprendido de tu belleza y tu pasión por la pintura, eres el mejor pintor. Te amo tanto que te dejaría ir para volver a tenerte porque lo que más me duele no es el estar contigo así, sino estar sin ti. — Jimin rompió en un llanto audible, sollozo permitiéndose expulsar un poco el sentimiento que lo estrangulaba. —Te perdono porque eres tan maravilloso que...

[...]

—¡Es una locura, no puedes hacerlo!— gritó su amigo buscando de manera desesperada que accediera a desistir de la idea. —¡De nada servirá!

Desde mi cielo ✎  y.m Donde viven las historias. Descúbrelo ahora