CAPÍTULO 3

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El agudo pitido de la alarma me despertó muy rápido y tenía el libro entre mis manos y apoyado contra mi pecho y lo deje encima de la mesita de noche. Esta vez si tendría que ir al "estrella" para encararme ante esta situación angustiante que no me deja en paz. Seguramente iría después de clase y así podré asegurarme de que el emisario es Leo. Los minutos se me pasaron super lentos y tenía ganas de levantarme e irme directa a decirle que es lo que estaba pasando. Salí la primera y ni me percate que Nicolás me estaba siguiendo así le dije que tenía prisa pero el me siguió con paso muy largos y apurados. Me alcanzó y me pregunto que a donde iba y yo le respondí que a resolver un problema. Me cogió de la muñeca y me pidió detalles.

- Alexandra ¿ qué esta pasando?

- Suéltame por favor- retirando mi mano de la suya.

- Perdón, dime ese problema que tienes.

- Es una historia larga, pero si lo resumimos ayer me encontré esto en mi buzón- pasándole el libro.

- !Oh¡ interesante ¿y sabes de quien puede habértelo enviado?

- Tengo sospechas y por eso quiero averiguarlo.

- Vale, te acompaño- poniendo la mano en mi hombro para que nos fuéramos.

Mi mano temblaba al ponerla en el pomo de la puerta. Sonaron unas campanillas y un olor a jazmín que pude detectar hizo que me pusiera más taquicardia. 

- Hola ¿puedo ayudarlos en algo?- me miró con cara de sorpresa y sonrió

- Emm... - Solo pude pronunciar eso y le mire a Nico para que me ayudara en esa situación.

- Si, mi amiga quiere saber si has sido tu el que le has enviado este libro- Poniéndolo encima del mostrador.

- Alex ¿ que te trae por aquí? no lo siento pero no es mi estilo literario, seguro que será de algún admirador que tienes.

- Es que el otro día te vi en la biblioteca comprando un libro verde y pensé que era tuyo- muriéndome de la vergüenza y poniéndome roja cual tomate.

- Alex, Alex no seas tontita si ni siquiera sabía que vivías aquí ademas no te vi, te habría saludado, me cogí un libro sobre la medicina natural, por eso era verde- poniéndose las gafas en su sitio. 

- Vale, siento la molestia nos vamos ahora mismo. 

- ¿No vais a dar un vistazo?

- No, no tenemos prisa- cogí del brazo a Nico y lo lleve conmigo a la salida.

Con el estomago encogido no pude hacer otra cosa que mirar hacia abajo mientras Nicolas no decía ni mu pero no pudo aguantarse y me lo soltó. 

- ¿Quien es ese tipo?

- Nadie, nadie...

- Vengaaa, cuéntamelo

- Lo siento pero no quiero, ahora tengo que averiguar quien fue el que me mando ese maldito libro.

- Vale borde, te ayudo a encontrarlo- esbozando una pequeña sonrisa

Le invité a comer y tras ello nos pusimos a investigar empezando por el papel en el que venia envuelto, no tenía dirección ni ningún nombre. Finalmente desistimos y me puse hacer las traducciones de latín. Alguien toco la puerta, era mi madre que venia con un una taza en la mano y me la dio. Tras decirle las gracias seguí con mis cosas pero no podía parar de pensar en Leo, no podía. Sentí las mismas sensaciones que el primer día que lo vi, con su melena negra y sus ojos grandes y verdes. Su sonrisa me estaba persiguiendo y no podía creerme que me se había acordado de mi. La pantalla de mi móvil se encendió y aparecía el mensaje escrito por Nico pidiéndome encarecidamente que le contara que demonios había entre el dependiente y yo. Le llamé ya que sabía que iba  a darme la tabarra hasta más no poder, además es mi mejor amigo puedo confiar en él.

- Escúchame atentamente ya que no voy a repetir nada, no hables hasta que termine.

- Vale jefa- soltando una carcajada ahogada.

 - Leo y yo nos conocimos en las fiestas de mi pueblo y estuvimos hablando y bailando durante toda la noche, incluso me invito a un cubata. Le di mi número y al día siguiente me propuso ir a la piscina junto con sus primos y yo accedí. Así estuvimos durante todo el mes de agosto, técnicamente no éramos pareja pero se veía que nos gustábamos y una noche me invito a cenar y antes de irme a mi casa me beso, fue muy romántico... 

- Puaag seguro que fue con lengua, tiene pinta de besar con lengua.

- ¡Que dices! fue muy dulce.

- Lo que digas bueno me voy a ayudar a mi hermano con unas cosillas, nos vemos- y me colgó sin decirme nada más.

No se que le pasaba a este chico, serán las hormonas. Me dispuse a leer las ultimas diez páginas del libro y al leer el final mis ojos se humedecieron y de ellas brotaron unas cuantas lagrimas porque estaba mal y sabía por qué. Mis llantos no podían ser escuchados por mis padres por lo que llore en silencio y abrazando la almohada, esa noche iba a ser larga. 

Ante el espejo del baño mis ojos se veían hinchados y rojos y mis labios agrietados como de siempre. Mi padre al ver mi mala cara me preguntó si me encontraba bien yo no tuve mas remedio que sonreír débilmente y seguir andando hasta la cocina. Después de beber el zumo me vestí lo más rápido que pude, llegaba tarde. Salí corriendo y supuse que Nico estaría ya en el instituto porque la esquina en la que me espera estaba vacía. Llegue a tiempo y Olivia me sonrió y me dio los buenos días. En el recreo fui a clase de Nicolas pero no estaba, quería hablar con él. Salí a la calle y lo encontré apoyado contra la barandilla y mirándome con cara de tristeza. Me acerqué y quise saber lo que le pasaba pero el seguía parado sin decir nada. 

- ¿Vas a decirme algo?-poniendo mi cara al frente de la suya para que me mirase.

- No lo se, no tengo el día bueno.

- ¿Y eso?

- No se Alexandra, no se- mirándome directamente a mis ojos.

Decidí irme porque no podía soportar esa tensión pero sabía que algo pasaba y pronto lo averiguaría. Mi cabeza daba tumbos, empecé a ver borroso y los sonidos se distorsionaban. Seguí pasando el paso de cebra pero no pude más y me derrumbé. Lo ultimo que recuerdo es la voz de Nico diciendo mi nombre. Abrí mis parpados y me sentía desorientada, pero vi que estaba en un hospital y que alguien estaba agarrando mi mano izquierda con mucha ternura, era mi amigo, el único que estaba ahí presente. Estaba durmiendo y mire su cara por unos momentos y moví un mechón de su pelo con mi dedo y sonreí. Unas tremendas ganas de dormir vinieron a mi, seguramente sería el efecto de los tranquilizantes por lo que decidí dormirme. Esa noche sería de las pocas noches en las que podría descansar del todo. 

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⏰ Last updated: Nov 15, 2018 ⏰

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