8. UNA SEMANA EXPULSADO

54 11 0
                                    


Sam P.O.V

El estúpido despertador sonó a la las siete de la mañana como de costumbre ya que a esa hora debía de empezará prepararme para ir al instituto, sin embargo hoy no tenía que ir, estaba expulsado por lo del idiota de Nick. Ayer se me olvidó por completo apagar el despertador.


Me levanté de la cama, quedando sentada en esta. Lo sé, estarán pensando el porque me levanto de la cama si podría volverme a dormir, el problema es que una vez que me despierto me cuesta mucho volver a dormir, es por eso que me he levantado.


Me pregunto si papá ya habrá vuelto a casa, iba a levantarme de la cama pero una insoportable presión en mis pantalones hizo que me estuviera. Mierda... se me había olvidado por completo la pequeña erección que había tenido por culpa del sueño húmedo que ya se estaba volviendo algo normal para mi. Por que será que solo puedo soñar con papá? Por que no con una tía buenorra? O una modelo? Al fin y al cabo es un sueño.


Dejé esos pensamientos a un lado y me levanté de la cama para irme al lavabo para aliviar a mi pequeño amigo.

•~•


Ya estaba en la cocina, tomando mi desayuno que consistía básicamente en una simple tostada con mantequilla y mermelada de fresa, además de un café descafeinado. 


A mi por lo general no me gusta ir al colegio, como a cualquier niño normal, pero es que aquí está mi padre. Ayer por suerte no lo vi, pero hoy se enfadará mucho por haberme hecho otro pircing sin su permiso. 


Estaba terminando la tostada cuando escucho unos pasos por las escaleras. Mierda... pensaba terminar de desayunar rápido para así poder irme a mi cuarto y encerrarme para así no ver a mi padre, pero la suerte no suele estar de mi lado. 


Papá bajó por las escaleras y se detuvo en la puerta de la cocina, observándome, o mejor dicho, observando mi labio inferior donde reposaba un fino aro negro metálico, me mordí el labio inferior rozando con mis dientes el pequeño trozo metálico que ahora adornaba mi labio. Estaba nervioso, probablemente empezaría a gritarme y me castigaría por todo un mes, pero para mis sorpresa simplemente apartó la mirada como si el mirarme le fuese doloroso, después pasó por mi lado sin decirme nada, yo abrí los ojos con cierta sorpresa. De entre todas las cosas que pensaba que me iba a hacer no me imaginaba que fuese esa.


Yo me giré observándolo mientras que este mismo solo se limitaba a sacar la leche de la nevera.


-E-esto... y-yo... -pero ahí se quedaron las palabras, no fui capaz de decir nada más, pensaba que si decía algo más la cagaría y le haría enfadar más o que me ignoraría de por vida. Quería decir algo, de veras que quería pero no podía, las palabras se perdían en mi garganta, trataba de abrir la boca para emitir aunque fuese un pequeño ruido, pero nada, no salía nada. Me sentía impotente ante el hecho de no poder emitir ni una palabra, ni un ruido, es como si de repente me hubiese quedado mudó. 


Papá se giró, mirándome a los ojos, como si tratase de no mirar mi labio, y al mismo tiempo su mirada me exigía que siguiese lo que iba a decir, pero no podía.


-Si no quieres decirme nada no me hagas perder el tiempo -sin saber porque esas palabras me taladraron el alma, mi corazon me dolía, como si alguien me lo hubiera estrujado, dolía demasiado, me dolía esa indiferencia, ese tono frío y sombrío que me había empezado a envolver, de repente mi cuerpo había perdido todo el calor, ahora estaba congelado como el de un muerto.

Porqué a mi? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora