Verdades ocultas (Serie Love 09)

Ojos verdes

Eric

El sueño es diferente esta vez.
No me causa miedo ni recuerdos horribles que desearía poder olvidar, sin embargo no descanso.

Los ojos más increíbles que vi en mi vida me persiguen incluso dormido.

No he vuelto a escuchar la voz, así que creo que me pareció oírla debido al estrés de empezar el curso.

Me remuevo de nuevo en la cama.
Hoy, la brisa no ayuda.
Me siento sofocado, perdido y angustiado.
Son sensaciones, que no sentía hace años.
Y todo por ella.
Valeria.

Mi cuerpo despierta ante su mero recuerdo.
Solo evocando su imagen en mi mente.
Y no son imágenes inocentes precisamente.

Así que me encuentro en serios problemas ahora mismo, porque no solo ella ha despertado una parte de mi dormida hasta ahora, sino que temo que esto no ha echo más que empezar.

Tengo que recordarme a mi mismo que no solo es una alumna, sino que es seis años menor que yo.

En vista de que no voy a pegar ojo, hago una cafetera y me siento en mi sillón a leer.

Ha llegado a mis manos un libro que me han recomendado hoy en la Universidad, indirectamente.
Oí a una alumna hablar de él y sentí verdadera curiosidad, así que lo compré.

Primer error... El nombre del autor.
Chris Harrison.
Irremediablemente me encuentro pensando en Valería de nuevo, pero lo dejo pasar y leo el argumento.

¿Un trio?
Curioso.
Pero entonces leo que es su historia, la del autor.
¡Joder!
Este tío se ha casado con una mujer y otro hombre.
Mi curiosidad crece y leo el prólogo.

Ahí estaba yo, a mi edad, loco por una chiquilla doce años menor pero que había trastocado mi mundo.
Quizá fue el destino, si creyese en él, pero por algún motivo, ella había aparecido en mi vida, derrumbando mis defensas.
Un terremoto rubio con ojos de un increíble color verde y una sonrisa que muy a mi pesar, podía ponerme de rodillas.
Una preciosidad dueña de un cuerpo en el que no podía dejar de pensar.
Esa chica, a la que no debería mirar. Mi chica tequila.

Asombrado por sentirme igual que el tal Chris, le di la vuelta a la pagina y seguí leyendo.

La historia me atrapó, me fascinó, y la devoré.
Para cuando me di cuenta, estaba en el epílogo y mi mayor sorpresa fue el nombre que le pusieron a su hija.
Valeria.

Sinceramente, esto no era una coincidencia.