Eres Tú Mi Sol (Staxxby)

Capítulo 47

Narra Frank:

Estaba caminando por la calle, sin rumbo, sólo quería caminar, estaba pensando en Alex, desde que ocurrió el incendio no puedo dejar de pensar en él, el instituto está en reparación, pero yo no pienso volver, no quiero hacerlo, sería masoquista de mi parte. Me senté en una de las bancas del parque en el cual crecí, quería pensar en otra cosa, sabía que pensar en Alex me hacía daño pero a la vez no quería olvidar a la única persona que pude amar.

?: ¿Frank? ¿Eres tú?

Levanté la cabeza, reconociendo de inmediato esa voz, le sonreí y él me sonrió mientras posicionaba su silla de ruedas a mi lado.

F: Hola David, tanto tiempo

G: Sí, ha pasado mucho tiempo ¿Cómo has estado?

F: Nada bien, desde que Alex murió no he dejado de pensar en él

G: Te entiendo, fue un golpe bastante duro para ambos, créeme que me arrepiento de todo lo que le hice, desearía que estuviera aquí para decirle eso

F: A veces me pregunto... ¿Por qué él? si... era tan tierno, tan bueno, no le deseaba el mal a nadie, lo extraño tanto – Mi voz comenzó a quebrarse y lágrimas a montones cayeron de mis ojos- Su sonrisa tan bella, su cabello, su aroma...

G: Sus ojos, su voz... -Agregó con los ojos cristalizados- También me pregunto lo mismo...

F: Oye... -Sollocé- aprovechando que estás aquí quería agradecerte por ayudar a sacar a Alex de ahí, aunque hayamos fracasado en el intento

G: Eso es algo que simplemente me nació, nunca me perdonaría si no hubiese intentado hacer algo por salvarlo

F: Aun así gracias, no cualquiera arriesga la vida por alguien

G: En realidad... no se arriesga la vida por cualquiera

F: Tienes razón... también quería pedirte disculpas por todos los conflictos que tuvimos, Alex nunca quiso que peleáramos, decía que no quería ver a los dos hombres que amaba con sangre en la cara –Sonreí con nostalgia al recordar sus palabras.

G: Tuvo que morir para que hiciéramos las pases... -Soltó una lágrima.

F: Eso parece...

G: ¿Sabes? No recuerdo por qué empezamos a odiarnos

F: La verdad, yo tampoco –Reímos levemente.

G: Quizás algún día nos haremos llamar amigos

F: Tal vez ya podemos y no nos queremos dar cuenta

G: Pues en ese caso, si algún día me ves, que sepas que tienes el privilegio de llamarme amigo cuando quieras

F: Gracias, tú también puedes... si tan solo estuviera él para ver esto

G: Él lo sabe

F: ¿Cómo estás tan seguro?

G: Confía en mí... bueno, ahora me tengo que ir –Dijo mientras comenzaba a mover las ruedas de su silla.

F: Espera, antes de que te vayas, me gustaría saber cómo saliste de ese lugar

G: Yo no salí Frank, nunca lo hice... y no quiero que te sientas culpable, de todos modos era lo que tenía que pasar –Guardé silencio-, oye, será mejor que despiertes, dile a Alex que lo amo mucho y que me perdone por todo lo que hice

F: ¿Qué?

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