Capítulo 13

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Me quedé parada mirando por donde se había ido mi hermano, un pequeño suspiro se escapo de mis labios y giré mi vista a Adila. Fui hacia ella y me quedé mirándola durante un rato mientras ella no dejaba de llorar.

-Adila deja de llorar -suspire retirando el pelo de mi cara- tienes que ser fuerte en esta vida, nuestras vidas no son fáciles así que no llores por esta tontería, lo único que demuestras es debilidad

Ella levantó la cabeza mirándome con los ojos aun llorosos

-el no tiene la culpa de que su padre sea quien es y haga lo que hace! -me grito levantándose y yo simplemente me cruce de brazos

-No me grites, yo no soy a la que tienes que enfrentar, sal y díselo a tu hermano -me giré y fui a la cocina y por primera vez en años me serví un vaso de zumo.

Me senté frente a la mesa, quitándome los zapatos y estirando las piernas, ya van dos días sin dormir y mi cuerpo no aguantará mucho más. El silencio inunda la casa mientras tomo el delicioso zumo que nos ha traído Axel, lentamente saboreandolo por si acaso es la ultima vez que lo pruebo. Miro hacia la ventana que hay encima del lavaplatos, tan pequeña y con los cristales tan viejos que casi ni entra luz, pero aun así algunos rayos se cuelan relajándome y creo que por primera vez no pienso en aquel fatídico día, sino que pienso en esta noche, en como las cosas cambian de un momento a otro, mi pequeña Adila con un chico... y no uno cualquiera uno de la gran ciudad, que puede darle comida y cuidarla como se merece, cierro los ojos relajandome, quiero lo mejor para ella pero no se si podemos fiarnos de Axel y menos conociendo a su hermano, no creo que sean iguales pero me da miedo que se aproveche de Adila. La puerta se abre y entra mi hermano seguido de mi pequeña, mucho mas tranquilo y eso me relaja un poco porque aun queda mucho día por delante y nunca sabes que puede pasar.

En tiempos de guerraOnde histórias criam vida. Descubra agora