Único.

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Silencio, eso se escuchaba en aquella sala de espera, ni los pasos de las enfermeras, absolutamente nada.

Miro aquel pasillo poco alumbrado, las luces colgaban demasiado cerca del suelo, tampoco alumbraban como debía; aquella luz opaca, solo hacia ver más tétrico aquel hospital de mala muerte al que había recurrido. Quizás no debió ir allí pero Yūri no soportaría mucho de ser un viaje más largo, pero:

¿Realmente estará bien en ese lugar?

Todo había sido su culpa, si él no hubiese hecho aquella escena de celos... Su cerdito estaría completamente bien.

Suspiró, no estaba consciente de cuanto había pasado desde que llegó con su amado en brazos.

Quizás estaba muy ansioso, pero es que no veía nada que le dijera que todo estaría bien.

—¡Maldicion!— exclamó levantándose y pateando con fuerza aquel asiento.

Se acercó a la cutre decoración del lugar y comenzó a romperlas sin pudor. La ira le había nublado todo rastro de juicio, la desperacion solo lo hacia empeorar, y para colmo todos parecían haberse esfumado.

Ni los pacientes, ni los enfermeros... estaba solo.

Sintió alguien tocar su hombro y zarandearlo un poco.

Plisetsky-san, despierte—.

Una voz a lo lejos le decía. Momento, ¿Esto era sólo un sueño.

Abrió sus ojos paulatinamente, y miró a la enfermera que le hablaba. Llevó su mano a sus ojos restregandolos suavemente, mirando un poco confuso el lugar.

¿Antes no era todo cutre y lúgubre? Menos mal...todo era un sueño.

Era lo que pensaba, pero estaba equivocado.

—Plisetsky-san, lamento despertarle..
Pero debemos hablar sobre..su esposo—.

Toda su atención se dirigió a la mujer vestida de rosa pastel.

—Prosiga—. Fue lo único que salió de los labios del rubio.

—Bueno... Esto no me es muy grato de decirlo, pero... Dudamos que su esposo logre pasar esta noche, hicimos lo que pudimos... Pero, es un milagro que haya sobrevivido tanto... Luego de saltar de una tercera. Lo lamento, señor... Puede ir a verle...— dicho esto se alejo.

Las lágrimas no esperaron para hacerse presente e inundar sus mejillas, las cuales adquirieron un tenue rosa junto con su pequeña nariz. Se levantó y caminó robóticamente hasta la habitación, a cada paso que daba, todo su yo se destrozaba.

No era justo, que aquel ser lleno de vida, alegre y vivaz... Este así, tan pálido, postrado en aquella cama conectado a todas esas máquinas. Y todo era por su culpa.

Se acerco al borde de la cama y acarició suavemente el rostro de su espeso con una sonrisa, musitando un "Te pondrás bien" mientras aquellas lágrimas no dejaban de correr.

Tomó su mano, sintiendo como su temperatura bajaba rápidamente, su respiración cesaba y...todo en el se apagaba.

—¡Yūri! Quedate conmigo...por favor.... No me dejes...amor... Yūri....— Sollozó, cuando la vida del moderno de sus manos se escapó.

Las lágrimas dejaron de correr.

Tomó un pequeño cable que había a su alrededor, lo ató a su cuello, hasta que su respiración cesó, musitando un último.

"Yūri, no me dejes... solo".

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⏰ Last updated: Apr 20, 2017 ⏰

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No Me Dejes... Yūri |Yurio x Yuuri|Where stories live. Discover now