Capitulo 5: Vuelve el deseo

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Amanda Bachmann

Estoy harta de este jodido encierro. No soporto el frío y mucho menos la gente extraña hablando ruso todo el tiempo. La comida es horrible y fría. ¡Quiero irme a Alemania ya! Es increíble que para salir de aquí tenga que acceder a lo que el idiota de Sergey quiere. Tocan la puerta y seguido entra Sergey, el gran idiota de todos los idiotas. Trae consigo unas compras y poniendolas sobre la mesa dice

— Dentro hay ropa seca y cálida, una manta y botas. Anda, quítate ese vestido duchate y ponte eso

— Tienes cinco minutos para decir la estupidez que quieras decir y no me voy a poner nada

— Obedece

— Dije que no

Acerca las compras y me mira con intimidación

— Que te pongas la jodida ropa y ya. Deja de pelear. Te espero afuera

Niego con la cabeza

— Dijiste sólo hablar. No me voy a ir de aquí contigo.

Da unos cuantos pasos hacia mi y me pone contra la pared y él. Siento su respiración sobre mi rostro y sus ojos se ciernen en los míos. Acaricia mi mejilla y esbozando una leve sonrisa replica

— No haré nada que tu no apruebes Amanda. Además no me hace mucha ilusión hablar en la detención de la delegación.

Sale de la sala y muero de la curiosidad por saber que hay dentro de las compras. Hay un lindo vestido rojo con estampado de líneas negras, unas mallas oscuras y unas botas a los tobillos de igual color. Me conoce bien, demasiado bien. Uso una de las duchas de la delegación y me pongo la ropa y mirándome en el espejo doy brinquitos, ¡Me encanta! Salgo de la sala de detención y Sergey me espera sentado. Doy unos pasos hacia él y le digo

— Tienes cinco minutos, ya te lo he dicho

— Retire los cargos en tu contra. Una vez me escuches puedes irte si te place

Tanto drama para nada, al salir veo otro coche último modelo acabado de comprar. Todo lo hizo a propósito. ¡Me bulle! Subo al coche y seguido lo hace el. Tengo el corazón que quiere salirse del pecho. En el estómago tengo una revolución de maripositas y odio sentir las jodidas maripositas. Se supone que lo odie, que lo odie mucho y aunque sigo enojada con el hay veces en las que siento que puedo flaquear.

— ¿Tienes hambre?

— No— Respondo seca

Se queda callado y sigue manejando. Yo, yo lo veo de reojo y su mirada es decaída y triste. Eso no me debe de importar en lo absoluto pero aunque sea un poco, me importa. Llegamos a su edificio donde vive y alterada hago que se detenga.

— A tu apartamento no voy, a otro lado.

— Sólo charlaremos, te lo prometo

Aparca el coche y camino tras de él hasta llegar a él penthouse. Desde adentro se escucha la voz de una pequeña y me extraño. Abre la puerta y al entrar hay una niña de cabellos dorados y ojos verdes con un lindo vestido lila sentada en el sofá coloreando y en la cocina hay una mujer sentada en el taburete escribiendo en una libreta. Sergey cierra la puerta y todo esto parece una burla

— ¿Que? ¿Antes era Carol y ahora resulta que hasta hija tienes?

Pone los ojos en blanco y con un gesto llama a la niña. Sonriente camina hacia nosotros y Sergey cargándola en brazos dice

— Ella es Victoria, mi hermana y la mujer de allá es su niñera. — Mira a la niña— Princesa ella es Amanda

— ¿Eres su novia? ¡Eres igualita a mi dibujo! ¡Eres mi tía!

En Jaque (PRIMEROS OCHO CAPÍTULOS DE MUESTRA)Where stories live. Discover now