Capítulo I.

1.1K 45 2
                                    

SAHAR

— Sonrían— Dije y capturé el momento en cuanto se besaron mientras el ramo era lanzado por los aires.

Era una de las fotos mas románticas que había hecho en toda mi carrera de fotógrafa. Las damas de honor junto a los amigos del novio, con una sonrisa sujetaban un marco de metal con diseñados en blanco mientras los novios estaban ''dentro de el''. La imagen se veía como si sujetaran una foto ya sacada, un efecto que me habían pedido mucho en esta última temporada. Unas cuantas fotos mas y ya di por terminado mi trabajo, la paga ya había sido depositada en mi cuenta bancaria, así que si es que no me invitan a beber algo o comer tarta no tenía mas nada que hacer aquí.

Guardé mis cosas en la maleta y bajé por las escaleras del jardín despidiéndome de todo aquel que se cruzaba en mi camino.

Las bodas me ponían de un muy buen humor y me dejaban con un cálido sentimiento en mi pecho. Era algo mágico y hermoso, ver a dos personas tan enamoradas y felices. Algunas me contaban sus historias de como nació su amor y a decir verdad, siempre sentía aquella envidia de la buena calándose dentro de mí. Añoraba algún día poder tener una relación como la de ellos.

El taxi me dejó en mi piso y luego de pagarle el viaje y subir unas cuantas escaleras que me venían excelente para el ejercicio de piernas, llegué a mi apartamento.

¡Tía Sa! — Oí gritar a mi sobrina en cuanto cerré la puerta.

Me volteé y dejé todo en el suelo para atrapar a la pequeña voladora que se había lanzado a mis brazos.

— Hola, cielo.

Mira — Alzó un peluche del elefante Dumbo que llevaba en sus manos— Papá lo compró para mí. Es lindo ¿a que sí?

— Es hermoso, Anna.

Caminé con la niña en brazos hasta la cocina para encontrarme con mi hermana. Era algo habitual que ella estuviera aquí siempre que llegaba de trabajar. Clarissa se encontraba de espaldas lavando los trastes sucios del día anterior, dejé a mi sobrina en la silla y caminé hasta mi hermana para besar su mejilla.

— ¿Cómo te fue?— Preguntó secándose las manos en el pantalón mientras se volteaba a verme.

— Bien, lo normal, ya sabes— Me elevé para sentarme sobre la encimera. Clarissa revoleó los ojos.

— ¿Ha sucedido de nuevo?

Sabía a lo que se refería. Con pereza bajé de la encimera y me encaminé hasta la sala.

— No empieces, Clar.

— No, si que empiezo. ¿Cuántas veces mas tienen que pasar para que al fin abras los ojos de una vez y te alejes de él?

Me dejé caer sobre el sofá seguido de mi sobrina que se lanzó arriba mío.

— Santo dios, Ann, ¿cuántos bollos de chocolate has comido? Pesas una buena cantidad — Comencé a hacerle cosquillas en la barriga a mi sobrina ignorando a mi hermana, que se había sentado frente a mí esperando una respuesta que no quería darle.

Tía Sa— Dijo Anna acomodándose a mi lado una vez terminó de reír. Su cara ya no lucía tan sonriente como antes, eso quiere decir que recordó algo malo o que le disgustó— Hoy teníamos que pintar en grupos y la profesora me dijo que fuera con Heather y Kendall y ellas no quisieron hacerlo conmigo porque dijeron que era diferente y que los niños como yo somos feos. ¿Por qué soy diferente a ellas?

Escucharla me partió el corazón en dos, mas aún al ver su cara de tristeza. Miré a Clarissa, ella al igual que yo tenía los ojos cristalizados.

La reserva ©Where stories live. Discover now