Cuando Me Olvides

4.

Oblivion - Bastille

Gaby's POV

Amaba la pizza, podría vivir de pizza bueno no tan así, pero ustedes entienden y aquella noche mientras les brindaba a los chicos que me ayudaron con mi auto un poco de limonada y un pedazo de pizza me sentía feliz. La razón: Paz.

Llevaba conociéndola apenas tres días, habíamos conversado por mensajes cada noche desde el momento en el que me dio su número y esta era nuestra primera salida a solas.

Con ella sentía ese tipo de conexión que muy poco sucede, aquella sensación de conocerla por años y es que me sentía muy cómoda con su presencia, además su personalidad era realmente cautivante. Todo en ella gritaba ¡Conóceme! Y quizás era tiempo de darle una oportunidad al destino caprichoso.

Mi día no había comenzado de lo mejor ya que tuve que pasar más horas de las que quería ordenando el programa de radio para el día siguiente ya que Esteban tendría cita médica y el programa quedaría a mi cargo.

Después cuando finalmente iba a ver a Paz mi auto tomo la decisión de dejar de funcionar. Debo decir que si, tenía el dinero para cambiar de auto, pero no quería hacerlo, aquel Volkswagen me había acompañado desde que tenía 16 años y no iba a dejarlo así porque si, además era un regalo de mi abuela y tenía un significado especial.

― ¿Y qué tal estuvo tu primer día en la universidad?

― Mejor de lo que esperaba, me la pase bien ― decía Paz mientras disfrutábamos de nuestra cena la misma que constaba de tres clases diferentes de pizzas.

― Eso es genial, yo aún añoro mis buenas épocas

― Lo dices como si fueras vieja ― sonreía ― y según tengo entendido tenemos la misma edad.

― Aun así, a veces el ayer parece muy lejano ― suspire.

...

¿Mi día? Cansador, tuve clases todo el día, a veces me pregunto si esto es lo que realmente quiero, mi vocación es ayudar, pero siento que estudiando esto no soy feliz.

...

Continúe con mi mirada fija sobre el plato mientras sentí la mano de Paz tomar la mía, de inmediato salí del trance en el que me encontraba y me enfoqué en su mirada, lucía un tanto preocupada y es que era la segunda vez que sucedía cuando ella estaba presente.

― No puedo pedirte que me cuentes, tampoco voy a decirte que simplemente lo dejes pasar, pero es notorio que algo siempre te perturba o algo desencadena una serie de recuerdos que te afectan, alguna vez una persona muy importante en mi vida me dijo que no hay peor martirio que ahogarse en los recuerdos ― susurraba Paz mientras acariciaba mis nudillos ― sea lo que sea, es pasado. Este es tu presente.

― Gracias por eso ― susurre perdiéndome en su mirada.

― Mejor disfrutemos de la pizza, te contare sobre el club al que me invitaron.

No conocía mucho de Paz, apenas sabia un par de cosas como que había llegado a la ciudad tres años atrás cuando había abandonado su país natal, sabía que junto a Matías su amigo y colaborador había comenzado su sueño de lograr exponer su arte.

Aun había muchas cosas por conocer sobre ella, pero la manera en la que me trataba derrumbaba barreras que no quería que nadie las tocara, ella inevitablemente lo hacía, con cada sonrisa, con cada mirada y con cada palabra.

― Bueno conocí a una chica, algo loca no lo voy a negar, pero me invito a unirme a un club...

― ¿Una chica? ― y algo en mi tono provoco una sonrisa en Paz.