Capítulo 3 {EDITADO}

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A las 7 de la mañana comienza a sonarme el despertador, un incesante "BIP-BIP" que yo llamo "la música del demonio", estoy unos minutos en la cama, no quiero levantarme, tengo mucho sueño, tras unos 5 minutos dando vueltas y desperezándome, decido ponerme en pie. Me dirijo al salón para desayunar, abro la despensa y cojo café y pan de sándwich, abro la nevera y cojo leche, mantequilla y mermelada, lo pongo todo encima de la encimera y comienzo a prepararme el desayuno; saco una taza y vierto la leche, con una cuchara pongo 3 cucharadas de café con cafeína y lo meto al microondas un minuto y medio, una vez hecho esto saco dos rebanadas de sándwich y las meto en la tostadora, me quedo unos segundos de pie, hasta que el microondas me indica que ha acabado con un "TIN", saco la taza y mezclo todo con la cuchara, saltan las tostadas; las cojo y las pongo encima de un plato y me siento en un taburete que hay junto a la isla de mi cocina y me dispongo a desayunar; unto la mantequilla y la mermelada en las tostadas y comienzo a comer. Una vez he terminado con la comida y dejado los platos sucios en el fregadero, me vuelvo a dirigir a mi habitación. Me visto, me lavo la cara y los dientes, cojo las llaves del mostrador y me dirijo al trabajo.

Al salir a la calle el aire es fresco, a penas ha amanecido hace unos minutos y media Konoha aún se está despertando y me dirijo hacia la torre Hokage. De camino me fijo en los establecimientos, algunos cerrados y algunos recién abiertos, miro a mi alrededor y admiro cuanto ha cambiado la ciudad donde me he criado en unos pocos años. A un par de calles de llegar a mi destino me cruzo con la mujer más hermosa que he visto.

"Hinata..."- Me quedo viéndola lo que parecen minutos, no quiero apartar mi vista de ella, es tan hermosa... Sin pensármelo dos veces la llamo:

-¡Buenos días Hinata-chan! ¿Dónde vas tan temprano?- La curiosidad me invade, de normal Hinata no suele ir por ahí tan pronto.

-¡Buenos días Naruto-Kun!- Me devuelve el saludo con esa típica sonrisa tierna suya.- Estoy yendo al mercado, quiero coger pescado y verduras frescas para la cena de esta noche. A Ko-kun y a mi nos apetece una gran sopa miso .- Sonríe tristemente y a mi se me encoge el corazón. Tengo que animarla como sea.

-Oh, me alegro mucho, ¡te saldrá deliciosa, como siempre!

-Sí, seguro...- Una expresión de tristeza recorre su rostro. ¡Rápido anímala!

-Oye Hinata-chan, ¿te apetecería comer conmigo mañana? ¡Invito yo! Podemos comer donde quieras, y luego te invito a unos rollitos de cinamomo...

-¡SÍ! - Apenas me deja acabar pero al escuchar su comida favorita ya no hay vuelta atrás. - Quiero decir... Me encantaría Naruto-kun, eres muy amable. - Una sonrisa encantadora teñía su rostro, era como un Ángel.

-¡Estupendo 'ttebayo!- Miro la hora, llego tarde- ¡No puede ser! Hinata, llego tarde, me voy ya, ¡mañana nos vemos!

-¡Oh! ¡Claro!

La abrazo sin pensármelo dos veces, aspiro un poco de su aroma a lavanda y me voy corriendo. Que bien huele...

Llego a la mansión, subo las escaleras hasta mi despacho donde entro, a mi derecha hay un perchero del que cuelgan mi capa y mi sombrero de Hokage, me los pongo y me siento en mi escritorio, el cual está llego de documentos, pergaminos y ramen instantáneo ya comido.

Cojo todos los boles usados de ramen y los tiro a la basura. Suspiro y me siento, arreglo un poco todos los documentos que están encima de mi escritorio y comienzo el trabajo de nuevo. Después de sellar todas las cartas y permisos comienzo a revisar los pergaminos, Sasuke encontró una sala oculta en la ciudad del remolino llena de pergaminos con jutsus antiquísimos,  me toca clasificarlos. Pasan los minutos, por suerte solo hay 5 pergaminos, cuando llego al último, comienzo a leer:


-PERGAMINO ESPACIO-TEMPORAL-

-...- ¿Un pergamino para viajar en el tiempo a voluntad? ¿Acaso me he vuelto loco? Releo.

-NO PUEDE SER. ¿CÓMO PUEDE SER ESTO POSIBLE? Cambiar las cosas... Arreglar mis errores...- Me guardo el pergamino, parece un sueño hecho realidad, debería pellizcarme para asegurarme de que no estoy soñando.

-Lo pensaré mejor en casa- Me dije y continué trabajando.


Tras una intensa jornada, pergamino en bolsillo,  con veinte mil cosas en la cabeza, reúno la fuerza necesaria como para levantarme de mi gran sillón e irme a casa. Por la calle, mi dolor de cabeza no cesa, la luz de la luna, a mi espalda, hace que se proyecte mi propia sombra delante de mi, por alguna razón me quedo embobado mirándola, y ya no se que pensar...

-"Hinata... ¿Aún me amas?"- Suspiro. - "Estúpido iluso".

Sayonara

Recuperando el amor de mi vidaWhere stories live. Discover now