13. Un ángel en el Infierno.

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"Más vale reinar en el infierno, que servir en el cielo" — John Milton

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"Más vale reinar en el infierno, que servir en el cielo" — John Milton. 

Tras las caída en el  abismo del infierno, algunos ángeles cayeron el poso de la predicción, del cual se dice que nadie puede escapar, porque se quedará vagando en el tiempo, se dice que solo algunos demonios tienen la capacidad de hacerlo y aún así, nadie se aventuraba a probarlo. Sin embargo, Jeno y otros ángeles tuvieron la desdicha de caer ahí, pasaron días y noches sin indicio alguno sobre su parado y los demás dieron por sentado que se perdieron en el tiempo.

Más la única que logró salir fue ella, Jeno, con la habilidad de ver el pasado, presente y futuro. Aarón hizo de ella la guardiana de las profecías y la falta de coloración en su iris se debía a aquello, eran completamente blancos con algunos matices más oscuros de la misma tonalidad. En realidad, eran bastante espeluznantes y la misma Jeno evitaba mirarse al espejo, decía que verse no hacía más que recordarle los millones de desgracias que estaba obligada a ver.

— Jeno —  saludó Adair, era una de las guardianas que más respetaba, no por el hecho de que ella sabía lo que le deparaba el futuro, sino porque se las había arreglado para escapar de aquel poso y nadie sabía cómo, ella se negaba a hablar de ello.  

Ella se adelantó, ladeando la cabeza como si una voz le susurra en el oído, lo cual bien podría ser cierto considerando que las predicciones no solo eran vistas, sino escuchadas también. Su mirada opaca se enfocó en Nina, el cuerpo inerte en los brazos de Adair y la única señal de que seguía con vida era la frágil respiración del ángel, su pecho elevándose casi imperceptiblemente. 

  — ¿A qué se debe esto? — preguntó ahora con seriedad — Sabes bien que Aarón la considerará una intrusa y eso nos causará innumerables problemas.  

Adair no podía negarlo, no obstante, no podía dejarla en el mundo terrenal. Estaba en indudable peligro, había una presencia que envolvía con fuerza su apartamento, deslizándose entre sus cosas y la esencia espiritual le había revelado que se debía aquella pieza metálica, que en un principio había tenido forma de ángel, cuyas alas estaban delicadamente talladas a juzgar por los fragmentos restantes. 

  — Acompáñame— pidió Adair mientras seguía caminando hacia el salón central, ahí podía depositar a Nina en uno de los cómodos sillones. Si había algo de lo que se habían asegurado los guardianes  era en mantener el castillo al día en el siglo XXI, aunque las paredes fueran de roca con intrincados trazos, los demás objetos eran dignos de apartamentos modernos, incluso tenían una mesa de billar.

Adair sacudió la cabeza. 

Siempre había sido reservado, incluso cuando era un ángel, después de la caída eso no había cambiado en absoluto por eso estaba agradecido de tener su propio espacio en el reino de las sombras, una sección bastante apartada en el infierno. 

En cuanto él y Jeno cruzaron el umbral hacía el salón central, se encontraron con otros tres guardianes. Laertes, guardián de los malignos, los demonios originales que regían en el infierno antes de la caída, fueron encerrados por Aarón en las criptas y sus dones fueron dados a Laertes para ser cuidados y encerrados, la mayoría de los días aquel hombre tenía una mirada escéptica y nada parecía perturbar su calma.

Medea, quien en sus tiempos en el cielo hacía parte de los ángeles guardianes, velaba por las vidas y almas humanas, ahora era la mano derecha de Aarón, no era una guardiana como tal pero si hacía parte de los caballeros del infierno por su carácter de hierro, determinación y devoción con El Rey Demonio.

Y por último, reclinándose contra el respaldar de una de las sillas de la estancia, estaba Theron, cuya estatura rebasaba fácilmente lo dos metros y además las horas que dedicaba a trabajar su cuerpo no eran en vano, el hombre era puro músculo. Adair debía admitir que le envidiaba un poco pero no envidiaba para nada su labor, él era el Cazador de Demonios, aquellos que eran invocados y lograban escapar en el mundo terrenal para causar estragos y eran demasiado peligrosos para dejarlos vagar. Theron iba a por ellos y los arrastraba de nuevo hasta el averno. 

Medea fue la primera en notarlos, sus ojos eran tan peculiares como el resto de ella, una combinación de varias tonalidades de amarillo y rojo que se unían en un remolino. Llevaba el cabello hasta la barbilla, originalmente era rubio cenizo pero ahora lo llevaba de un rojo profundo como el vino. 

Inmediatamente tras notar a la desvanecida Nina desenfundó una daga, solo ella sabría donde tenía guardada aquella arma porque Adair no la notó hasta que la empuñaba con fuerza. 

  — ¿A qué se debe esto? — exigió ella, su mirada amenazadora clavada sobre el ángel que Adair llevaba en brazos, como si fuera una carga preciada. Medea se acercó con intención de sacarle las respuestas al demonio pero Jeno, a quién no había notado, se interpuso en su camino.

Medea gruñó, no solo por la intromisión de  Jeno, sino porque aquella mujer le ponía los nervios de punta. Siempre estaba caminando de un lado para el otro en la fortaleza, con la escalofriante mirada blanquecina perdida en el vacío, sin generar sonido alguno, más aún porque la mayoría de las veces iba descalza. Eso y su innegable belleza, contrario a Medea quien era más alta y nada curvilínea, por no mencionar su brazo lleno de horribles y profundas cicatrices.

  —  ¡Adair! — vociferó Laertes mirando con crueldad la carga del guardián de las sombras. 

Era una mujer, de figura menuda y baja estatura, el cabello rubio podía pasar por blanco  gracias a la iluminada estancia. Sus ojos se movían como si estuviera en la etapa REM del sueño y la piel del rostro de veía tirante y seca. 

Más no fue su apariencia lo que perturbó a los demonios, era su esencia espiritual. 

Aquella mujer era un ángel.

No uno verdadero, como ellos sabían, pero al fin y al cabo hacía parte de la raza que había cultivado la inhibición emocional y se habían quedado con gran parte del poder del mundo. 

Theron gruñó.

Gracias por leer <3 ¿Qué te pareció el capítulo? ¿Qué te parecieron los nuevos personajes? Medea, Jeno, Laertes y Theron. :) Nos vemos en la próxima actualización. 

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El beso del DemonioWhere stories live. Discover now