Capítulo 17

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Zara

Dejé las coronas de flores que hacía con los niños y me levanté mirando al bosque, sentí la mano de Malia tomar la mía apretandola levemente. Ellos estaban aquí, podía sentir su sed de sangre desde mi lugar incluso con mis debiles sentidos.

- Niños, ¿Por qué no van adentro a jugar? - Fingí una sonrisa que ellos parecieron creer y corrieron dentro de la casa. - Es hora.

- Llamaré a los demás. - Negué levemente.

- No será necesario. - Cerré mis ojos escuchando el aullido de Jane.

- Quédate con los niños, debo ir.

- Iré contigo, para eso hemos dejado a Garret junto a algunos de la manada aquí, ellos no podrán ni salir ni entrar aquí hasta que Garret lo diga. - Me quité la chaqueta que llevaba ese día junto a mis pantalones dejando ver mis short deportivos.

- ¿Qué haces?

- Me pongo cómoda amor, no pienses que me quedaré aquí sentada. - Ella sólo negó con la cabeza. - Puedes estar tranquila, aún puedo correr por mi vida. - Bromee, pero aquello no le causo gracia.

- No es para nada chistoso, Zara. - Yo tomé su cintura atrayendola a mi cuerpo.

- Confía en mí, - Miré sus ojos directamente, podía sentir su propio miedo. - todo estará bien y saldremos de esta.

- ¿Cómo puedes estar segura?

- He logrado lo imposible, esto ya no es un reto para mi. - Ella iba a hablar cuando conecté mis labios en los suyos.

Ella se resistió al principio pero terminó cediendo ante el beso, podía sentir que el temblor en su cuerpo a causa del miedo se iba de este, ella estaba más tranquila cuando me separé de ella.

- Vamos. - Ella asintió levemente y entrelacé nuestras manos antes de empezar a correr al bosque pasando por los jardines vecinos.

Cuando llegamos al lugar pude observar como todos ya estaban listos para el combate que se desarrollará en el bosque, debíamos mantener a cualquier ser humano lejos de aquí por su protección y por la de nuestro mundo. Las diferentes manadas habían tenido tiempo para conocerse y trabajar juntas, espero que mis hermanos le hayan enseñado a trabajar en equipo a cada beta de las diferentes manadas.

- ¡Tomad sus posiciones! - Grité poniéndome en la posición que solía usar cuando corría en las pistas olímpicas. Esto iba a ser interesante, sabía que no habían alfas cerca, ellos esperaban enviando a sus manadas.

Un montón de betas aparecieron y sonreí antes de dar la señal para empezar a capturarlos o inmovilizarles. No estaba en mis mejores condiciones, pero era lo suficientemente fuerte para inmovilizar a los más débiles. Era como mis antiguos entrenamientos, y sobretodo con los antiguos miembros de mi manada a mi lado. Un olor a terror me detuvo de quebrarle el brazo a un beta musculoso, miré en su dirección y me sorprendí al ver a Jane frente a un alto hombre que la miraba fijamente, miré a Malia que estaba luchando con una mujer bastante fuerte.

Mi corazón empezó a latir rápidamente, y antes de elegir mi decisión solté un suspiro.

- ¡Chris ayuda a Malia! - Grité fuertemente antes de correr hacia Jane antes de que el hombre la golpeara detuve su puño sintiendo como mi mano se dormía.

- Muy valiente de tu parte. - El hombre se soltó de mi agarre fácilmente. Aquel hombre me parecía familiar, miré por el rabillo del ojo a mi amiga quien tenía su mirada abajo. - Eres muy débil para ser una alfa, con razón mi hija es tu beta.

- No le hables así. - La voz de Jane salió apenas en un susurro. Debí suponerlo.

Mi ira creció al verle, el sólo hecho de recordar el primer día que vi a Jane me hacía detestar a este hombre sin siquiera conocerlo. Aún más luego de que ella tuviera la confianza suficiente en mi como para contarme porque se había ido de casa, él era un mal padre.

- Tú no te meteras de nuevo con ella. - Cuando él intentó golpearme pude detenerle y evitar que se liberara de mi agarre. - No dejaré que nadie lastime a mi manada, ni a nadie si estoy presente. - Mi respiración era pesada.

- ¿Quién te crees que eres niña? - Él me miraba con odio.

- Yo soy Zara Quinn, soy una verdadera Alfa y tengo una manada pequeña pero sabemos sobrevivir entre nosotros. Y también soy la hija de la luna y honraré aquel puesto haciendo lo correcto, lo que significa que los detendré y los castigaré según las reglas de nuestro mundo.

Sentí una creciente seguridad en mi cuerpo al igual que en Jane, mi cuerpo se sentía más liviano como el de una pluma y cuando el con su mano libre me iba a golpear lo evité tomando su cuerpo y lanzandole lejos.

- Zara. - Yo asentí con una sonrisa.

Corrí y escalé un árbol al notar comos los betas enemigos caían, podía ver a lo lejos a aquellos hombres que me habían atrapado con Gwen, sonreí levemente antes de soltar un fuerte aullido. Quería hacerles saber que ahora era una batalla justa y estaba lista para enfrentarles. Cuando bajé el cuerpo de Malia saltó sobre el mío y después de tanto pude atraparle sin sentir ese cansancio que había sentido el último tiempo.

- Amor... - Ella besaba mi cara sin parar y mis mejillas se tiñeron de rojo al sentir la mirada de todos ahí. - Me estás avergonzando frente a todos. - Ella me miró seriamente mientras sus piernas seguían alrededor de mi cintura.

- ¿Te estoy avergonzando?

- No de esa manera. - Le di un beso de esquimal haciéndole sonreír. - Yo también estoy feliz por esto, amor. - Besé su mejilla. - Pero ahora debemos ocuparnos de los heridos. - La dejé bajar de mi cuerpo y miré mi alrededor.

Si bien habíamos manejado la situación bastante bien eso no quitaba el hecho de que algunos estaban heridos, sobretodo los betas rivales debíamos curarles antes de enviarles al consejo. Miré a mis hermanos que asintieron antes de empezar a tomar a los más heridos incluso si eran rivales, algunos los miraban de forma crítica, pero yo fui hacia el padre de Jane quien estaba inconciente y lo tomé sobre mi hombro.

- ¿Qué esperan? - Las mujeres del amazona fueron las primeras en tomar a los heridos y los demás las siguieron.

- Estoy orgulloso de ti, Zara. - Mi padre se acercó a mí y noté que llevaba a dos adolescente sobre sus hombros.

- Yo también estoy orgullosa de la persona que soy, papá. - Él sonrió y miré al hombre que llevaba, esperaba que con el tiempo que estaría en prisión tomara consciencia de lo había perdido al comportarse como un estúpido.

Hija de la lunaWhere stories live. Discover now