Herencias paternas

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¡Oh, chicos, estoy tan apenada! Ni siquiera puedo empezar a explicarles lo terriblemente avergonzada que estoy por haberlos abandonado de esta forma... ay, dioses, lo peor de todo es que este capítulo ha estado escrito por meses, pero la vida sencillamente me ha impedido acercarme fanfiction. Siento que una parte de mí me falta porque no he podido mantenerme en contacto con ustedes como hubiera querido. Casi he dejado de escribir debido a la escuela y eso es frustrante porque el fanfiction me relaja y me apasiona.

Les diré lo que pasó: en agosto entré a la preparatoria, lo que por supuesto significa menos tiempo para escribir, pero eso nos es todo. Además me metí a clases de karate, danza folclórica, creación literaria, japonés y latín. Esta es la verdadera razón de mis actualizaciones tardías y mi desaparición.

Para ser honesta esas clases extra me absorbieron mucha energía, además de dejarme casi sin tiempo para escribir. Por esto tuve que alejarme un poco de mi pasión, la escritura. Extraño publicar una historia de forma semanal y, más que nada, los extraño a ustedes, pero por el momento esto es lo mejor que puedo hacer. Sin embargo, no se preocupen, no sería capaz de dejar de hacer esto aunque lo intentara y (claramente) no estoy haciéndolo. Ninguna de mis historias será abandonada y tampoco lo será esta cuenta. Las actualizaciones sólo serán más lentas, cosa que lamento mucho.

En otras noticias, las vacaciones por fin están aquí, y eso significa que voy a estar por estos lares más a menudo. Prometo (esta vez, de verdad les prometo), el capítulo 13 estará aquí la próxima semana.

Por ahora... ¡de verdad espero que disfruten esto!

Herencias paternas

Ahora que los campamentos se habían unificado, las diferencias entre griegos y romanos, aunque trataran de ignorarse, seguían siendo notorias.

Atenea, por ejemplo, era mucho más apreciada, respetada e importante para los griegos que para los romanos, y entre otras cosas, el asunto de la doncellez eterna era un punto de tensión importante entre los semidioses de ambos campamentos, pues, a pesar de que Annabeth y sus hermanos griegos lo habían explicado, para los mestizos romanos seguía siendo un incómodo el hablar con los hijos de una diosa que supuestamente era virgen.

Y claro que los griegos les habían indicado que a pesar de sus descendientes mortales Atenea seguía siendo virgen cuando se hablaba de fines técnicos, pero... el tema continuaba siendo extraño para los mismos griegos, ¿cómo no iba a serlo para los romanos?

Por todo ello, los semidioses de ambos bandos no podían evitar preguntarse cuán profundas eran en verdad las diferencias entre los dos campamentos semidivinos.

También, claro, otra de las principales cosas que llamaban la atención, era el hecho de que en el Campamento Júpiter nadie se hubiera escandalizado por el nacimiento de Jason o por la aparición de Hazel, ambos hijos de los Tres Grandes, mientras que para los griegos eso habría significado el rompimiento de una promesa sagrada.

Y es que era cierto, si los Tres Grandes romanos no habían jurado no procrear más hijos con mortales para prevenir que la primera Gran Profecía se volviera realidad, ¿quería decir eso que ambas entidades eran lo suficientemente distintas como para que las promesas de una no se aplicaran a la otra faceta del mismo dios? ¿Sabía una parte lo que la contraria hacía, cuántos hijos tenía, con quién? ¿Tenía sentido siquiera preguntarlo?

A pesar de los muchos intentos de los semidioses por conseguir una respuesta concreta, lo cierto es que había cosas ―secretos, sobre todo― que los dioses querían mantener privados.

Además, nadie quería provocar que los Olímpicos mezclaran sus identidades nuevamente, y no debían olvidar que si seguían haciendo preguntas imprudentes Hera podía bajar de los cielos para borrarles la memoria, así que... quizás era mejor dejar ciertas cosas estar.

―*―*―

Ahora, justamente hablando de las decisiones y acciones de padres que afectaban a sus hijos, lo cierto es que los descendientes de Atenea no eran los únicos con nacimientos extraños, y para comprobar eso bastaba con preguntarle a Afrodita, quien había surgido del mar tras que la sangre derramada de la entrepierna de Urano se mezclara con la espuma del océano, y aunque nacer de la cabeza de alguien era muy sorprendente, la verdad es que surgir de las aguas no se quedaba atrás.

La pregunta era sencilla, casi estúpida de formular, pero la respuesta no tenía por qué ser así: si los hijos de Atenea venían al mundo como lo había hecho su madre, ¿los de Afrodita, por ejemplo, hacían lo mismo?

Es decir, había malas herencias en el mundo, las alergias, las enfermedades, la miopía... ¿pero nacimientos disparatados?

La buena noticia ―para la cabaña 10, al menos, que la 6 seguiría contestando preguntas incómodas por la eternidad― era que ese tipo de herencias, a los dioses gracias, no formaba parte del legado de su madre, pues afirmar algo así era como decir que los hijos de todos aquellos nacidos por cesárea indudablemente vendrían al mundo de la misma forma.

Por otro lado, eso sólo devolvía a los hijos de Atenea y sus legados extraños, quienes se veían obligados a explicar que la única razón por la cual les estaba vedado tener un parto normal era, de hecho, por el juramento de doncellez eterna de su madre.

Así que, a pesar de solucionar el problema de las cabañas 6 y 10, el hecho de que Atenea no fuera la única que había jurado permanecer siempre virgen, sino que Artemisa y Hestia la acompañaban en tal voto, aunque sólo la diosa de la sabiduría hubiera tenido hijos ―sin romper su voto de castidad, claro estaba― no dejaba de ser extraño.

Por tanto, la verdadera pregunta era si Artemisa y Hestia podían, al igual que Atenea, encontrar la forma de tener descendientes sin romper su promesa, mas nadie podía responder eso porque, simple y sencillamente, nadie había intentado preguntarlo.

―*―*―

Y bien, ya que se hablaba de la herencia divina, a veces ocurría que el mundo mortal se mezclaba con el de los semidioses en segundas generaciones.

Los magos y brujas, por ejemplo, se habían puesto de moda a últimas fechas en películas y series de libros de los mortales, pero lo cierto es que hacía mucho tiempo que ellos poblaban el mundo, y para cualquier semidiós con dos dedos de frente era fácil comprender que el origen de la magia era uno mismo, así que cuando se hablaba de magos y hechiceros, sencillamente se trataba de hijos perdidos de Hécate, quizás incluso de alguna otra deidad, pues no era desoído que, en ocasiones, la Niebla fallara, y el arrebato de un semidiós se filtrara al mundo de los mortales.

―*―*―

Pero, finalmente, lo cierto era que cuando se trataba de herencias paternas ni siqueira los semidioses se libraban de los problemas; es más, quizás ellos más que nadie sabían el significado de inconveniencias con su legado sanguíneo.

El poder que corría por sus venas acarreaba inconvenientes y, como todo lo bueno y lo malo que ocurría, sólo se trataba de aprender a manejar sus poderes y herencias divinas.

Bueno, el día de hoy los agradecimientos van para Misky_Lluipy, que preguntó acerca del valor de Atenea para los romanos y también sobre la promesa de los Tres Grandes. De igual forma, diva.goldsmith.3 hizo la preguntas sobre si el nacimiento de los padres se hereda a sus hijo. Y, finalmente, alisopsie preguntó sobre los hijos de Hécate y la magia.

Sé que esto no es suficiente para subsanar el hecho de que los dejé por casi seis mese, pero por eso prometo dar lo mejor de mí para que por lo menos durante las vacaciones tengan un capítulo semanal.

Como siempre, pero ahora más que nunca, quiero agradecerles por su paciencia y constante apoyo. ¡Los adoro! Si quieren mantenerse en contacto conmigo o simplemente gritarme por no actualizar a tiempo, por favor siéntanse libres de añadirme en Facebook. Mi nombre es Karen Hikari y mi foto de perfil es una chica con lentes leyendo.

¡Nos leemos pronto! ¡Los quiero!

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